CINCO DE JUNIO: DÍA DEL AMBIENTE
AMBIENTE NATURAL SANO |
Como parte de la campaña de concienciación sobre la
necesidad de evitar o al menos disminuir
la destrucción de nuestro habitad, cada cinco de junio, se escuchan
miles de discursos, que persisten en comunicar el daño que el hombre ocasiona
en su medio vital, publicitando alarmantes estadísticas de destrucción y
muerte; otros, más pragmáticos, inauguran pequeños y medianos programas de
reciclaje y acciones similares.
Hay quienes, en éxtasis de cinismo, sabiéndose los artífices
ejecutores de depredación a gran escala, se declaran ecologistas y amantes de
la naturaleza, la gran industria de la minería, financiando programas para plantar árboles que protejan las fuentes
hídricas, las petroleras programas de salud para prevenir enfermedades
infecciosas, estomacales y otras provocadas por la contaminación que su acción
principal; tabacaleras y licoreras;
financiando programas de deportes que conserven a las personas
saludables en tanto les ofrecen como solución a sus afecciones emocionales
licor y cigarrillos; Suena insólito aún al más endeble de los intelectos, sin
embargo es cruelmente real, así funciona esta sociedad, de la que somos parte,
a la que servimos, y a cuyos pies nos rendimos.
Todo esto, que parece producto de la pérfida imaginación de
algún trasnochado escritor, de la otra orilla, no, por fatalidad, esta realidad
es parte de una agresión estructural y sistemática, a la vida, al entorno; agresión que subyace
en el fundamento mismo del modo de producción capitalista predominante en la
presente etapa histórica de la sociedad.
Las relaciones sociales de producción que se generan en el
presente sistema económico social, son de depredación, acumulación y
destrucción, donde la meta máxima, denominada “éxito”, es la acumulación infinita e innecesaria de bienes
materiales, y de poder, que se manifiesta en una estructura social piramidal,
cuya cúspide corresponde a quienes adquieren la mayor destreza en el desprecio por la vida, la equidad, la
honestidad y la justicia, acomodando con tal habilidad estos conceptos, con la
complicidad de sus fieles servidores, que a los ojos de las masas aparecen como
líderes, especies de pro hombres, cuyo ejemplo de “trabajo”, “honestidad”, “sabiduría” y “perseverancia”, que deben
imitarse, para ser “exitosos” como
ellos.
Esto, que con una breve mirada, parece una exageración de
algún resentido social “fracasado” o
“inadaptado” es una realidad que se encuentra cubierta por
una inmensa estructura ideológica que nos enseña a amar la vida “la propia” por
sobre la de todos los demás seres vivos, negando la interacción sistémica
universal, por la cual todo daño inferido a cualquiera de los componentes del
sistema, necesaria nos afectará a nosotros mismos.
Ideología draconiana, dónde el éxito es el ser, y el tener
más que él y los otros, donde los dirigentes, más progresistas, administran los
recursos de todos de tal forma que a cada quien le corresponda un mínimo
mendrugo para que poder utilizarlos como fuerza de trabajo y masa consumidora,
en tanto se garantiza sólidamente, a través de la armazón jurídica, política e
ideológica, la continuidad de este sistema económico insaciable, voraz, cruel y
exterminador.
La alternativa, amables lectores, está en levantar una
organización comunitaria, capaz de desarrollar un proceso cognitivo crítico,
que permita realizar una lectura profunda de la realidad en que nos movemos,
descomponer y someter a un minucioso análisis el mega discurso ideológico de
las transnacionales de difusión cultural, que es reproducida fielmente por los
medios de comunicación locales, que sin
beneficio de inventarios se allanan a la ideología de estas mega formadoras de
pensamiento que deciden que informar, que usar, que decir, que consumir, que es
justo, que es bueno, que es malo, cómo reaccionar ante ciertos estímulos, entre
otras muchas formas de controlar la vida de las masas.
Discurso meta cognitivo, que se inocula mediante la
multiplicidad de mensajes que constituyen nuestra red intelectual, emotiva y espiritual; a través de información convenientemente seleccionada,
entretenimiento: cine, telenovelas, fútbol, otros deportes; la religión y el
mismo sistema educativo, que a fin de cuentas es un proceso de trasmisión y
adaptación del individuo a una normativa previamente convenida por las élites
dirigenciales, y que inequívocamente conviene a sus intereses y necesidades,
más no a las de todos o al menos la mayoría de los educandos.
Solo cuando se haya desarrollado en los integrantes de los
grandes colectivos humanos, la destreza del pensamiento crítico, decodificando
correctamente el contenido
implícito de la infinitud de mensajes
que nos bombardean diariamente, estaremos en capacidad de construir una imagen intelectual asertiva de la
realidad que vivimos, y entonces como colectividad libre de estereotipos y
creencias interesadas, elegir el tipo de
organización social que deseamos construir, partiendo desde el interés,
necesidad y perspectiva colectiva, no desde la opción de quienes controlan nuestra
mente y voluntad, a través de su enmarañada manipulación ideológica, que
deforma nuestra visión del mundo hasta los niveles que la élite requiere para
garantizar la supervivencia del sistema.
¿Cómo generar esta destreza del pensamiento crítico?
Será motivo del próximo artículo…..
Fredy Torres A.
Junio 5 del 2013.
torresfrative@hotmail.com
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