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Se los dije

 Se los dije



Tomado de la web



Nuestros ancestros en un tono de advertencia y tambien de reprimenda solían decir, cuando veían a sus hijos en riesgo de cometer o provocar un accidente, un incidente o realizar una acción peligrosa “te lo dije” y a partir de ello generalmente caía el castigo.

En este contexto es válida la frase que encabeza esta reflexión. 

Si, se los dije y no era, ni es, una aventurada premonición, solo es el resultado de la experiencia, de simple y pura lógica formal. Por una parte, la historia es, lamentablemente, muy rica en ejemplos. Por otra parte, cuando la derecha y su visión autoritaria, represiva y soberbia del mundo toman el poder político del Estado, buscan imponer su voluntad y visión del mundo a través una inmensa campaña publicitaria, las más finas argucias de la psicología social, la prensa asociada al poder a través de los distintos medios de difusión y control social, desde el sistema educativo, el cine, la tv, la iglesia, el discurso cotidiano empleando una visión superficial y coyuntural para distorsionar el análisis de la realidad social a fin de favorecer sus tesis fundamentales de la realidad y cuando esto no es suficiente o simplemente como apoyo a su proceso de sometimiento a la obediencia  se apoyan poderosamente en el poder represivo de las fuerzas armadas, policiales y cuerpos afines para demostrar quien tiene el poder y como lo usan.

En este marco se inscriben teorías violentas como la seguridad interna, el enemigo interno, la ley contra el terrorismo, la seguridad interna; entre otras, usadas para declarar enemigos públicos peligrosos a todo aquel que no se someta obedientemente a las disposiciones estatales y a partir de ello se convierte en objetivo militar. Estas doctrinas parten de la necesidad de ver al otro, al que no apoya al gobierno, al que desestabiliza la estructura social ideal que la derecha se forja en su mente como enemigo real o potencial, al cual debe destruirse, neutralizarse, según su vocabulario, sin considerar sus derechos, sino asumiendo que es el mal que debe exterminarse. Y entre esos enemigos, a parte de los adversarios políticos, están tambien aquellos que estructuralmente se convierten en una falla en el engranaje de la vida feliz del capitalismo, los pobres muy pobres, son siempre vistos como delincuentes o potenciales infractores del orden social, los grupos étnicos minoritarios, y todas aquellas personas que no encajan en el ideal tradicional de las personas de bien de las engominadas capas sociales que aún creen en papá Noel y la sacra organización social. 

Desde esta perspectiva capturar, torturar, maltratar a un pobre, un afroecuatoriano pobre, a un miembro de un genero sexual alternativo, en tanto sea pobre, y hasta neutralizarlos definitivamente no solo que no es problema, sino que hasta merece elogios y hasta premios en las estructuras represivas porque revela un buen trabajo.

Ejemplos como estos son innumerables cuando la derecha dura esta en el poder, aquí en el país y por supuesto en el mudo. A pretexto de combatir un enemigo real se expande el abanico que arrastra a inocentes, como el caso de los cuatro niños desaparecidos, que por otra parte, no es un caso aislado, es solo el que logró mayor difusión, a través de las redes sociales, posicionándolo como caso paradigmático, sin embargo, en este corto periodo de un año de la llamada guerra interna y la participación de los militares supuestamente en el control de la seguridad, son muchos los casos de desapariciones forzosas, torturas allanamientos no autorizados, y más barbaridades, que el orden judicial apoya y respalda. Avalados por una consulta que los exime de responsabilidades por graves violaciones de derechos humanos, en tanto procedan contra aquellos desvalidos que según la misma derecha “no merecen tener derechos humanos” 

Todo lo expuesto es entendible desde el enfoque del poder de las clases dominantes que controlan el Estado en los últimos tres gobiernos. Lo que siempre me cuestiono, porque las clases populares, estos mismos sectores empobrecidos que hoy lloran sus asesinados y desaparecidos, siendo a no dudarlo las principales víctimas de todas estas doctrinas de seguridad social y combate al enemigo interno apoyan masivamente estas iniciativas represivas y criminales. Acaso su memoria es tan corta y olvidan con demasiada rapidez.

Cuando propusieron desde el gobierno la salida a las calles de los militares la población más empobrecida del país no solo que aplaudió la decisión, la tomo como el mejor acierto y en su escuálida economía precisamente en estas ciudadelas hacían “vacas” colectas económicas para pagar la alimentación de los militares, se acondicionó centros escolares como bases de operación, etc. Luego a través de una onerosa consulta popular, se aprobó la intervención militar, ampliando su marco de acción y exonerándolos de ulteriores responsabilidades derivadas de su “cumplimiento del deber” 

¿Qué nos pasa como país, como sociedad, como clase social marginada?, ¿Por qué sin beneficio de inventarios las masa sociales se alinean siempre con el poder represivo?, ¿Por qué esa defensa incondicional de los interés del amo, del tirano, del patrón? Acaso no estamos viviendo la sociedad del conocimiento, el analfabetismo casi ha desaparecido y hoy los sectores populares cuentan con un amplísimo número de profesionales de tercer y cuarto nivel. ¿Dónde está la conciencia social? Y Ahora, seguimos diciendo que es cosa de unos cuatro malos elementos y que hay que rogar a Dios para que los niños aparezcan y que la brillante e impertérrita justicia ecuatoriana castigue a los culpables con todo el rigor de la ley, mientras un presidente desubicado propone declarar héroes a los niños desaparecidos por su gobierno. Héroes de que, sería mejor decir las cosas por su nombre, víctimas de la brutalidad, autoritarismo e incompetencia de un gobierno demencial y extremadamente burdo. 

Es necesario sacudir la gruesa carcaza de la indiferencia, la conformidad, pasividad y resignación, porque nadie va a venir a exigir justicia y salvar este país, para el bien de las grandes mayorías, eso tambien lo ha demostrado la historia. Si queremos cambios hay que luchar por ellos y pagar el precio, no existe otra opción.


Fredy Torres A.

Diciembre 26/2024.


Se los dije

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