COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN

PRESENTACIÓN
Mediante este ensayo buscamos  realizar un análisis crítico de la función que ejerce la comunicación en el proceso de enseñanza aprendizaje, para ello nos apoyaremos de manera preferencial en el libro “La Comunicación en la Educación” del  especialista en comunicación educativa,  Dr. Daniel Prieto Castillo, no obstante  enriquecer  el presente trabajo con propuestas y reflexiones de otros  destacados tratadistas.
Para efectos de la aplicación práctica de este análisis, tomaremos como  punto de referencia  un colegio,  de  la provincia del Oro, elegido en función de la proximidad geográfica  de nuestra residencia, así como por la apertura y colaboración  mostrada por las autoridades, de la institución.
Este centro educativo  alberga una población estudiantil de 1008 estudiantes, laboran en ella 86 docentes, y cuenta con dos opciones de bachillerato técnico, Comercio y Administración y Bachillerato en Artes; En Comercio y Administración cuenta con las especialidades: Aplicaciones informáticas, contabilidad y administración, Información  y comercialización Turística; En  tanto que el bachillerato en artes se  realiza con la especialidad de Música.

En la primera parte de este estudio realizamos  una argumentada exposición sobre lo que significa el  proceso de educar, contrastando concepciones tradicionalistas, con propuestas alternativas, para llegar a definirla como el proceso de acompañamiento, facilitación y mediación pedagógica en la construcción del conocimiento;  seguidamente abordamos  cual es la concepción de hombre que subyace a toda  posición educativa, al currículo y al paradigma que la fundamenta, concluyendo que cada momento histórico tiene su propia concepción, determinando por tanto propósitos, principios, fines y objetivos de la educación de acuerdo a la corriente de pensamiento dominante en determinado momento evolutivo de la sociedad; más  adelante se realiza una reflexión sobre la incidencia de la tecnología educativa en el aula, y en especial de las posibilidades de cambio que presenta el uso  masivo de las tecnologías de información y comunicación es decir si estas se difundieran en forma masiva.
En el segundo apartado de este ensayo  resaltamos la función de la educación en campo educativo, analizando inicialmente la comunicación como  función constitutiva del ser humano, para luego reflexionar sobre el manejo que de la educación se hace en el sistema educativo y de manera especial en el aula, concluyendo  que  la manera como manejamos  este elemento maravilloso en el proceso educativo es  factor determinante en la calidad de la educación.
Al final ya del ensayo realizamos una reflexión sobre la realidad educativa que se da en la institución elegida para este análisis, determinando que persisten relaciones autoritarias y violentas que obstaculizan la consecución de los principios propuestos en el plan curricular institucional, afectando la calidad del proceso educativo  de este establecimiento. Cerramos el ensayo con las correspondientes conclusiones y recomendaciones.


I.         EDUCACIÓN

1.1.        Que es educar

Hablar de educación, es empezar a reflexionar, sobre lo que hacemos, lo que somos, sobre aquello a lo que hemos dedicado en muchos casos la mayor parte de nuestra vida, primero como estudiantes, luego como profesionales y  en esa categoría muchos de nosotros  como educadores; es cavilar por los intrincados senderos intelectuales que nos presenta un mar de tinta derramada para  fundamentar, explicar y justificar  el que, el porqué y el para qué de la educación; es  caminar  con anteojos  nuestros  recuerdos de estudiantes, es  sobrevolar con la ternura y la razón  encendidas  sobre las cabecitas de nuestros pequeños en el hogar, en el aula, es acudir con presteza a contestar inagotables incógnitas, a desarmar reproches y  a defender espacios para la razón usando el corazón  y la batuta  de la comprensión.
Porque la  educación es un acto  esencialmente  humano, por y para la humanidad, educar  es  acompañar, facilitar, mediar; acompañar a nuestros hijos, en noble responsabilidad de padres, a nuestros niños, jóvenes y adultos como educadores, acompañar en el camino del descubrimiento, del aprendizaje, de la apropiación del saber, del conocimiento, de lo que  son ellos mismos,  de lo que les rodea, de qué y cómo se  construyen las relaciones entre ellos  y los demás, entre ellos y su entorno, es decir de cómo se integran e interactúan con  su ambiente, cuanto aportan y cuanto toman de él, como parte  activa de dicho  espacio ecológico;  acompañarlos  en ese crecimiento  permanente, continuo que significa  educarse, en la comprensión y en el cambio   de actitud frente a la vida, como parte de un proceso madurativo natural, pero también integral  en tanto  su estructura cognitiva  se desarrolle concomitantemente al primero, más no únicamente como  consecuencia espontanea del proceso madurativo, sino de un planificado, sistemático y sostenido proceso educativo, en el que el educador haya tenido una satisfactoria intervención.
Educar es facilitar al educando el camino de acceso al conocimiento, es  desarrollar competencias  en el uso  preciso, oportuno  y adecuado de  estrategias, métodos  y técnicas de aprendizaje, es desbrozar el camino hacia  el conocimiento, facilitando los instrumentos  y los recursos que  permitan desarrollar eficientemente  estrategias de aprendizaje, a caminar entre certezas e incertidumbres, construir escaño a escaño, bloque a bloque  una visión cada vez  más completa y compleja  de la realidad, interior y exterior, a armar  nuestra red sensorial, con mayor información, que de más precisión y seguridad a nuestras respuestas; educar es  dar mayor facilidad y celeridad al  fascinante viaje del saber, facilitar ese proceso es educar.
Educar es mediar  entre el deseo, la necesidad de conocer y el proceso del conocimiento, es ayudar  como dice Daniel Prieto  a tender  puentes entre el ser, el saber, el querer, el poder y el deber ser; “Se es, se sabe y se significa y lo que  se busca aprender” (PRIETO : 2004)
Es partir desde las experiencias y conocimientos de los estudiantes construir  conjuntamente con ellos  su propio ser, porque desde esta óptica educar es  básicamente transformar  y la transformación es un continuo  cambio, es la construcción y reconstrucción permanente, este proceso obviamente que no arranca  de la nada, parte desde lo que el estudiante es en el momento de empezar, se fundamenta en  las expectativas personales del discípulo, en las demandas sociales de desarrollo de capacidades y competencias, así como en las  posibilidades y prioridades personales del educando; por ello el papel fundamental del educador   de mediar para que el estudiante identifique con  claridad especialmente aquello  que le corresponde como protagonista  principal del proceso educativo, mediar  en la apropiación del conocimiento por parte del estudiante, poniendo a su disposición técnicas, bibliografía, direcciones web y más recursos que posibiliten el acceso  al campo investigativo, esto como parte de una propuesta educativa consensuada entre las necesidades colectivas e  individuales.
Si bien existen tantas respuestas, como argumentos, posiciones ideológicas, y enfoque científicos existan, pues así se ha evidenciado históricamente; sin embargo nosotros por los antecedentes señalados nos acogemos a la siguiente repuesta: “Educar es acompañar, el proceso de construcción individual y  colectivo que implica en sí mismo el aprendizaje, es facilitar, el acceso al conocimiento y mediar entre el ser, el querer ser  y el deber ser”
Ahora bien, si aceptamos como válida la respuesta precedente, es entonces importante reflexionar sobre “el Cómo”; se produce este proceso, pues tal como sucedía al momento de concretar una respuesta a la interrogante inicial, pueden presentarse también aquí diversas explicaciones, más buscando  condensarlas en un afán didáctico, podríamos quizá un tanto forzosamente  limitar las posibilidades a dos formas básicas de  entender, ejecutar y desarrollar  el acto pedagógico de educar; el uno desde una posición de violencia, maltrato, humillación o desde una posición de cooperación, el encuentro, el respeto  y la construcción mutua; tal como lo sostiene el Argentino, experto en comunicación Daniel Prieto, en su libro La Comunicación en la Educación.
En todo acto educativo hay seres humanos, sea en la interacción directa o a través de mediaciones discursivas e instrumentales y  en toda relación son posibles la violencia, la humillación, la burla, el maltrato en suma, o  bien el interaprendizaje, el reconocimiento de las diferencias, la cooperación, la amistad, el encuentro (…) [1]
Ante esta disyuntiva, estimo que habrá total acuerdo sobre la necesidad de efectuar  el proceso pedagógico eligiendo la segunda alternativa, esto es entendiendo al aprendizaje como interaprendizaje, en el que se involucra docente y estudiante  como partes  fundamentales de un mismo proceso, viviéndolo, sintiéndolo como una experiencia novedosa y maravillosa, a través de la que se va construyendo, enriqueciendo el ser de las personas involucradas, generando una relación de igualdad, de intercambio de experiencias, no de imposición, de verticalidad y autoritarismo; lograr este proceso en la práctica educativa que se desarrolla en el aula, es mucho más que buenos propósitos y buena voluntad, es vocación, sacrificio y  profesionalismo.
Un buen proceso educativo  debe centrarse en el ser humano, buscar su desarrollo integral y armónico, para ello es necesario rescatarlos de lo que el experto anteriormente citado denomina el sinsentido de la pedagogía, esto es, la violencia, el abandono y la etiquetación  que clasifica y desclasifica, violentando en derecho fundamental de todo ser humano a crecer, desarrollarse, producir y reproducirse como un ser activo e interactivo de una sociedad dada.
Es necesario cuidar de no caer en excesos  que terminan  desviándonos de los cometidos  y objetivos básicos y esenciales del proceso educativo, evitar sujetar  el proceso educativo a una visión  excesivamente idealista, caer en el ideologismo, el tecnicismo, el cientificismo o el empirismo; Evitar el paternalismos  y permisivismos que al final terminan haciendo el mismo daño que los males anteriores al acto pedagógico.
El abandono por que es una forma cruel de  negar al estudiante, el acompañamiento  en el proceso de acercamiento al aprendizaje, en su duro cometido de construirse así mismo mediante el aprendizaje; abandono que puede tener múltiples vertientes, causas  y consecuencias, porque puede darse a un nivel personal, entre estudiante y docente, entre la institución educativa y los otros dos actores señalados o entre  la institución y el Estado, o entre la institución y la comunidad; el abandono Entendido como ese desamparo  en que  caen muchas personas, en nuestro caso especialmente los estudiantes y docentes, desamparo al momento de caminar por los vericuetos del aprendizaje, el tener que aprender cómo se pueda y que generalmente se traduce en la soledad de ese aprendizaje  violento que se produce en el ensayo error, es decir aprender a golpes de la vida, como declaraba esa práctica pedagógica primitiva, el golpe enseña, si te equivocas tienes un alto precio que pagar y para la próxima ya habrás aprendido, sin embargo esta suerte de abandono al empirismo puro  puede desembocar en la crueldad de que no exista  otra oportunidad, esa es una forma de abandono que  no debe producirse en el acto pedagógico, ese desentendimiento por la forma en que el estudiante aprende, es decir sin importarnos su mucho, poco o ningún  nivel de aprendizaje, llegados a este punto estamos frente a una renunciación profesional, negándonos la posibilidad y el derecho de continuar  identificándonos como docentes; esta es también una terrible forma de violencia escolar.
La violencia, esa actitud social que frecuentemente se escurre por las puertas y paredes del aula, para instalarse en su interior, es violencia practicas educativas arbitrarias, que en su planificación y ejecución consideran muchos elementos, teorías de aprendizaje, requerimientos sociales, mercado laboral, recursos pedagógicos, capacitación técnica de los docentes, más ninguno de ellos  se fundamenta en la realidad del estudiante, en su ser, en su querer y en poder, es decir, proclaman retóricamente el protagonismo del educando, mas la practica pedagógica se realiza sobre él, no con él, se inicia la enseñanza desde dónde se considera  debe realizarse, mas no desde la experiencia de los chicos; se ejerce violencia cuando se impone  métodos, técnicas estandarizantes, que desconocen la individualidad de cada estudiante, su ritmo de aprendizaje, se violenta el derecho de los estudiantes a elegir cundo se les presenta  la realidad desde una sola visión, desde un solo enfoque ideológico, al que se lo presenta como único posible y verdadero, cuando se lo trata como a un objeto, al que debe formarse, moldearse y adecuarse a la visión del docente, creencias e incluso trasmitiéndole nuestros propios prejuicios, desesperanzas, fobias  y temores. Hay violencia cuando desautorizamos a nuestros estudiantes a manifestarse, a usar su legítimo derecho de disenso, con nuestras propuestas y con las proclamas curriculares a que se les somete, hay violencia cuando minimizamos sus razones, sus inconformidades y sus protestas por la incongruencia entre el discurso y la práctica.
Como vemos la violencia tiene una infinitud de caras y formas de presentarse, es una un fenómeno muy difícil de evitar, que sin embargo debe hacérselo por que  puede en determinadas circunstancias y dimensiones ocasionar daño irreparable.
Se ha mencionado la clasificación y descalificación como otro de los  horrores que pueden nulitar el acto pedagógico, en la obra anteriormente citada el Dr. Prieto nos habla de miradas clasificadoras y descalificadoras, que ubican al estudiante de una forma violenta y por demás agresiva en lugares que según  la omnímoda decisión del maestro debe estar, descalificándolo para tales o cuales  misiones, indudablemente esa es otra forma de violencia, y por cierto intolerable; al respecto y en un análisis similar otra especialista Argentina, la Dra. Carina Kaplan en su libro Buenos y Malos Alumnos, habla del efecto catastrófico que tiene para los estudiantes la etiquetación de los mismos entre “Buenos”  y “Malos” estudiantes, ya que esta clasificación, de una forma arbitraria, superficial  y absolutamente ajena al estudiante se lo está clasificándole, asignándole  de alguna manera una forma especial de ser, esto es unos buenos y otros malos, cerco externo que se impone al estudiante, precisamente en una de las etapas más importante de su formación, lo que puede llevarlo  a  dejarse marcar  psicológicamente con nefastas consecuencias para su desarrollo dado el  periodo de vulnerabilidad psicológica por el que atraviesa.
Recordemos en todo momento  que los chicos van formándose un concepto de sí mismos y una autovaloración a través, entre otras  cuestiones,  de las expectativas que les trasmiten o suponen que sus maestros tienen de ellos como grupo y en lo personal de cada uno. (…) el maestro será algo así como un cómplice  objetivo (en el rendimiento académico  efectivo de sus alumnos) esto será así a menos que comience a tomar conciencia de sus etiquetas.[2]
Cuando empezamos a explicar el cómo consideramos debe efectuarse positivamente el acto educativo conocido como educar, haciéndonos eco de lo indicado por el Dr. Prieto  se había señalado que es necesario evitar el idealismo, el ideologismo, el tecnicismo, el cientificismo y el empirismo; y en su exposición el mencionado autor se refiere al hecho que  estas posturas  actuando con preeminencia una sobre las otras conducen a una  desvitalización del hecho educativo, ya que causan desvíos en su plano teórico, olvidando que el centro del acto educativo es el alumno.
Se refiere a idealismo como aquella postura teórica que  mira la realidad de forma estática e inmutable, que de una forma arbitraria considera que las cosas están hechas  de una manera correcta y eterna, esto es que las cosas son así y nunca podrán ser de otra manera, percibe al mundo y a la realidad como algo acabado, inmutable y eterno, en el que se mantendrá siempre el dominio de unos pocos sobre las mayorías como hoy rige.
Presenta al ideologismo  como  aquella tendencia de muchos docentes que aprovechando su papel de educadores pretenden asegurarse adeptos a sus doctrinas políticas, religiosas o de otra índole; este tipo de actitudes de alguna manera lo mencionamos ya anteriormente cuando hablamos de la forma de violencia que representa presentar al estudiante solo una parte de la verdad, solo una cara de la realidad, que obviamente es aquella que está más acorde con lo que creemos como personas y como docentes, esto es engaño y sutil seducción ideológica.
El tecnicismo, es señalado como aquella predominancia al cómo, hacer las cosas, dar supra relevancia a la adquisición de competencias, descuidando  los otros aspectos, especialmente el para qué, lo que produce bien capacitados profesionales pero posiblemente deshumanizados, seudomaquinas de eficiencia pero de escasa conciencia, saben hacer bien las cosas, sin embargo no preguntan por los resultados, excelentes peones para el imperio y su modelo de sobre producción, fundamentada en la explotación, enajenados de su realidad, de sus objetivos como  individuos y como colectividad, imperceptible adiestramiento  de clones forjados en laboratorio.
Critica al cientificismo cuando en su afán de dar prevalencia a los principios teóricos determinados, desdeña otras fuentes del conocimiento como el empirismo, y a la vez cuestiona al empirismo cuando muchos docentes, dan prioridad a la experiencia menospreciando el aporte teórico de miles de años de investigación y desarrollo científico.
En síntesis estimamos que el único apasionamiento permitido en educación es  el propiciar en el alumno la construcción de sí mismo  como parte del proceso cognitivo que al mismo tiempo propicia la apropiación del conocimiento acumulado por la humanidad en sus aproximadamente cuarenta mil años de existencia.

1.2.        Educación y concepto de hombre

Todo  proyecto educativo es  un constructo ideológico intelectual que lleva implícito una posición filosófica definida, un concepto básico de hombre, es decir que entendemos por hombre, y desde esa opción se establecerá cuales son los propósitos esenciales del hombre y  en consecuencia  hacia donde debe conducir la educación al hombre, por ello planteamos este  breve análisis.
En las páginas que anteceden  nos hemos referido directamente a lo que es la educación, especialmente concebida como  el proceso de  construcción de sí mismos como producto de un crecimiento cognitivo  y apropiación del conocimiento, entendido este ultimo como producto histórico social, en vertiginoso avance.
Ahora bien analicemos brevemente la relación existente entre educación y concepto de hombre; desde las primeras líneas de esta reflexión hemos expuesto nuestro pensamiento reconociendo que la educación  y su acción y contenidos son procesos eminentemente humanos y trascendentalmente sociales, asumiendo como nuestra  intrínsecamente la posición de que el centro  protagónico de la educación y toda la acción pedagógica esta en el ser humano, en el hombre, la educación surge desde el hombre y para el hombre, obviamente al decir hombre estamos refiriéndonos  a la especie humana en su conjunto, no al género; sin embargo no siempre, pensando históricamente, ha existido acuerdo sobre esta expresión, y menos aún  en el área epistemológica, han surgido propuestas disimiles acordes con tendencias filosóficas e ideológicas diversas, que  en su momento  y en determinados círculos se impusieron como parte de la  amplia  riqueza ideológica de que goza el debate educativa. Es precisamente sobre esta realidad que queremos pronunciarnos en estas breves líneas, como aporte para  fundamentar  la necesidad de  asumir  la comunicación como instrumento intrínseco de todo proceso educativo, intencionalmente propuesto y ejecutado.
La educación surge en la historia de la humanidad como una acción espontanea, e integral, espontanea en tanto no existía ninguna institución o programa que la orientara o enrumbara,  integral, ya que se dirige a la vida  en su conjunto y contexto, al menos así se presenta cuando la sociedad se encuentra en su primera fase de evolución,
(…) diríamos que en las comunidades primitivas, la enseñanza era para la vida por medio de la vida: para aprender a manejar el arco, el niño cazaba, para prender a guiar una piragua, navegaba. Los niños se educaban participando en las funciones de la colectividad, y por que participaban en las funciones  sociales se mantenían, no obstante las diferencias a un mismo nivel que los adultos.[3]

 es decir en el periodo de la sociedad primitiva, de la propiedad comunitaria, en este periodo el ideal educativo puede concebírselo como  la preparación de todos los hombres para poder sobrevivir, este aprendizaje se produce en una concepción de hombre, totalmente comunitaria, colectiva, ya que no se puede ni siquiera imaginar al hombre anti natura, es decir fuera de su contexto social e histórico, es decir el hombre es producto de  su entorno inmediato, del cual tomara los elementos necesarios para sobrevivir, no solo en el aspecto fisiológico, sino también en el campo intelectual y espiritual, que está en directa interacción con la vida  socio económica de la comunidad.
De esta concepción de  hombre social, con un ideal único, cuya expresión final es la supervivencia de la colectividad, que caracteriza a la educación  en sus albores, dentro de un sistema económico comunitario, pasamos a un ideal distinto de la educación  y a la concepción de hombre que se tiene cuando ya la sociedad avanza a un peldaño superior, y en el que asistimos  a una sociedad dividida en clases sociales, producto del aparecimiento de la propiedad privada, y por supuesto de la acumulación  de bienes y riquezas de una clase social en desmedro de otra, es decir el afianzamiento de la clase dominante sobre la dominada, y que en la historia social corresponde al periodo del esclavismo.
“La educación en la comunidad primitiva, era una función espontanea de la sociedad, en su conjunto, a igual título que el lenguaje o la moral” (Ponce: 1934)
El concepto de hombre, tanto como el ideal de la educación, en este periodo, está supeditado a la división de la sociedad en clases sociales, así, se lo observa en Esparta y Atenas en sus inicios, cuando ya no existe un criterio unificado sobre  el objetivo de la educación  y sobre la concepción de hombre, pues la clase dominante plantea su propio concepto de educación y de hombre, se habla en el caso de Esparta de un hombre cuyo ideal supremo es el Gobierno de la sociedad fundamentado en el dominio de la clase dirigente sobre una inmensa mayoría constituida por esclavos producto de la conquista de pueblos más pequeños, entonces la educación pasaba forzosamente por la preparación de los jóvenes tanto hombres como mujeres para la guerra, tanto así que las primeras instituciones escolares que aparecen son los gimnasios, proyecto de educación que se restringe a los jóvenes de la clase dominante, en tanto que para la clase dominada se estimaba a lo sumo un adiestramiento para los trabajos manuales, castigando  fuertemente cualquier atrevimiento de la clase dominada de querer acceder a la educación reservada para la clase privilegiada.
Con ligeras variantes se produce igual situación en Atenas y luego en Roma, lo que nos permite concluir que la educación se torna de alguna manera en estos sistemas, persistiendo incluso hasta la actualidad, - claro que con profundas  y complejas diferencias -  como parte del sistema de ideas que se pertenecen a una estructura socioeconómica determinada, ya que en ningún caso  podemos pensar en una educación  descontextualizada, aislada del conjunto social dado.
Hemos interpuesto la reflexión precedente para dejar  establecido que en atención a lo indicado no puede existir  una concepción única sobre lo que es la educación, sus ideales, objetivos, así como tampoco una concepción única de hombre ya que cada visión de educación corresponde a una posición sociocultural económica  determinada, en última  instancia por la ubicación estructural que naturalmente el sistema asigna a cada clase social; sin embargo ello no impide que exista una ideología predominante  en la que se mueven  un  conjunto de concepciones y constructos ideológicos e intelectuales predominantes, que de alguna manera reflejan  la producción intelectual de las distintas vertientes  socioculturales e ideológicas que se  mueven en el espacio supra estructural de la sociedad.
En el momento  de la historia humana en que se efectúa  la transformación de la sociedad comunista primitiva en sociedad dividida en clases, la educación tiene por problema propio: luchar contra las tradiciones  del comunismo de tribu;  inculcar que las nuevas clases dominantes no tienen otra finalidad que asegurar la vida de las clases dominadas y vigilar atentamente el menor asomo de protesta para extirparlo o corregirlo.
El ideal  pedagógico, naturalmente  no puede ya ser el mismo para todos: no solo la clase dominante cultiva uno muy distinto al de las clases dominadas, sino que procuran además  que la masa laboriosa acepte esa desigualdad de educación, como una desigualdad impuesta por la naturaleza de las cosas y contra la cual sería locura revelarse.[4]

Dentro del espacio señalado y con las excepciones citadas, vale mencionar que  en la Grecia  esclavista, en transición al feudalismo, o edad media  - según la  otra concepción histórica – los Sofistas  concebían al hombre como ser  supremo de la creación por tanto  medida de todas las cosas, en consecuencia  la educación ha de reflejar la voluntad del hombre por perfeccionarse para el gobierno y dirección de la sociedad.
Posteriormente ya entrado el siglo  XVI, aparece un gran pedagogo que se lo reconoce como  uno de los primeros que reconoce  y  proclama la necesidad de la educación para todos los hombres, concibiendo al hombre con el dualismo propio de la edad media, es decir  constituido por cuerpo y alma, aseverando, que este, debe dominar al mundo y por tanto la ha educación ha de proveerle de  erudición, virtud y piedad.   Esta concepción de hombre y de ideal de educación nos remite a la aceptación  pasiva de una sociedad dividida en clases sociales, dónde la una manda sobre la o las otras, pues de otra forma no puede hablarse de caridad, si no es una sociedad inequitativa, dónde existan personas que poseen lo que a otros les falta.
Juan Jacobo Roseau, representante intelectual de la Francia post revolucionaria concibe al hombre como unidad bidimensional, con origen divino, y proclama una educación natural, con la extraña postura de aislar al niño de la sociedad para brindarle una buena educación, ya que el hombre es naturalmente bueno, mas es la sociedad la que lo corrompe, por tanto el objetivo de la educación debe ser enseñar al hombre a respetar la libertad, concibiendo a esta a su vez como la obediencia absoluta a la ley; este concepto igual nos da una visión de educación desde arriba. Posteriormente aparece en el campo pedagógico, Don Federico Froebel, quien se especializa  como educador infantil, y parte desde  una concepción dualista del hombre, y califica a la educación como una evolución social, aporta con  so teoría del juego como instrumento de aprendizaje, luego  ya entrado el siglo XX, Olive Decroly, con una concepción similar del hombre constituido por cuerpo y alma, declara que la educación   ha de fundamentarse en la necesidad humana de satisfacer su alimentación, morada, seguridad y acción, para cada persona, pasa por una visión bastante empirista  de la pedagogía.
En conclusión diremos que la educación tradicional se caracteriza por que en considera al hombre  como entidad bidimensional, y  otorga a la educación el papel de formar hombres o bien para gobernar y hombres para trabajar y producir lo que los gobernantes administren y consuman; ya bien entrado el s. XX empiezan a desarrollarse una serie de teorías que con distintas variantes refuerzan o contradicen estas posturas ideológicas anteriores, de entre ellas y por considerarla la más avanzada estimamos que conviene mencionar la posición del Psicólogo  ruso  Lev Vigostky quien plantea que el hombre es ante todo producto de su entorno, es decir responde a los lineamientos contextuales generales en que crece y se desarrolla, no puede entendérselo fuera de ese contexto, pues la interacción con su entorno lo produce, luego el ideal de la educación será formar hombres que respondan a sus necesidades, que sean capaces de solucionar los problemas que la vida cotidiana le plantea; en este análisis vale considerar las propuestas de importantes pedagogos  de nuestro tiempo que junto a Vigostky  y   Ausubel, hacen importantes aportes a la teoría constructivista del aprendizaje que se presenta como la alternativa en estos momentos.

1.3.        Aprendizaje potenciado por la tecnología

En la década de los 80 y 90s  en el debate pedagógico toma  gran fuerza la idea del uso de la tecnología como  practica salvadora de la crisis, en que  se encontraba  inmersa la  actividad educativa, muchos docentes afirmaban de forme a priori  que el uso de audio visuales en el aula era lo que faltaba para empezar a utilizar técnicas activas que provoquen un cambio en la interacción educativa en el aula, que ello facilitará un aprendizaje significativo inequívocamente; nada más alejado de la verdad, pues si bien la tecnología es un valioso instrumento para mejorar  la labor del docente, no es menos cierto que la tecnología es únicamente un recurso, no bueno, ni malo en sí mismo, su uso adecuado, preciso y oportuno será lo que determine su efecto final, no por utilizar un televisor vamos a cambiar una actitud pasiva, imponente o autoritaria del docente, o por el uso del internet va a dejar de ser una clase verticalista, con una posición tradicional, donde el docente dicta las reglas de juego, impone sus criterios y determina qué y cómo aprender, es necesario tener una actitud diferente, es imprescindible  generar en el docente  un cambio de actitud que  lo ubique en una visión y practica constructivista de la educación, que satisfaga  los postulados de acompañar, construir y mediar, en el amplio concepto de los términos que se han planteado en la primera parte de este ensayo.

“(…) que esos recursos – audiovisuales, computadora -  tocaron de manera superficial el hecho educativo, fueron un barniz o un limitado intento de transformación”  (Prieto: 1999).
Sin embargo el uso adecuado de las TICs, en el campo educativo ha llamado fuertemente la atención en este momento  del hecho educativo, ya que la incorporación de la multimedia  al aula, y especialmente  de las redes de comunicación  a través de las cuales  circula cada vez  mayor cantidad de información, y que  dada la fuerza con la que ha penetrado en la sociedad el uso de estas tecnología, en algún momento se van a imponer en el contexto de la educación formal; es más existen muchos especialistas que prevén un cambio profundo en la forma como se conceptúa la educación actualmente, al menos en su forma física, ya que el desarrollo de la tecnología de la información y la comunicación llega a eliminar barreras  de distancia geográfica, y de tiempo, facilitando incluso la intercomunicación en tiempo real, características que diferencian profundamente a los audiovisuales que se mencionaban en el párrafo anterior, hablamos de un sistema de comunicación  o mejor dicho de intercomunicación que  pone en contacto a personas que físicamente se pueden encontrar muy distantes, pero que comparten intereses y necesidades, así mismo puede desarrollarse técnicas de enseñanza y aprendizaje muy variadas; por ello es necesario desde  la óptica indicada propiciar el ingreso de la escuela, de la enseñanza formal al uso de esta tecnología, ya que inexorablemente este tipo de comunicación terminara imponiéndose en nuestro convivir, produciendo notables cambios en el camino de la enseñanza aprendizaje, por lo que frente a esta realidad es menester que los docentes y estudiantes desarrollen capacidades y competencias que les permita insertarse eficientemente en esta nueva corriente tecnológica, que a  criterio de muchos especialistas, entre ellos  la Dra. Ana García-Valcárcel Muñoz-Repiso, Profesora Titular de la Universidad de Salamanca, merece se considere a partir del Estado la capacitación de docentes y estudiantes  para enfrentar este nuevo reto tecnológico – educativo, mediante un programa que básicamente deberá contemplar tres etapas:
1.    La primera etapa se describe como la exploración de las nuevas posibilidades que ofrecen las tecnologías para el aprendizaje, desarrollo de nuevas habilidades y la comprensión del papel que pueden jugar las TIC en el aula.
2.    La segunda etapa se dirige a perfeccionar las habilidades personales, la incorporación de las TIC en la enseñanza y el desarrollo de prácticas de clase que integran las tecnologías del aprendizaje.
3.    La tercera etapa supone el desarrollo de habilidades avanzadas, exploración de las posibilidades innovadoras para la clase del uso de la tecnología y la posibilidad de compartir el conocimiento y las habilidades con otros.[5]
Pues ante los cambios es necesario generar las competencias requeridas para enfrentarlos exitosamente, todo ello en el marco  de la búsqueda de mecanismos y procesos acordes con esta nueva forma de acceder a los conocimientos. Por supuesto que lo aquí señalado requiere un análisis mucho más detenido, especialmente en la confrontación con la práctica, ya que si bien es notable el adelanto tecnológico existente, no es menos cierto que la inmensa mayoría de la sociedad aún no tiene acceso al ciberespacio, ni aún en los países denominados desarrollados, que decir de nuestros países y sectores rurales donde la inmensa mayoría de  niños y jóvenes carecen de conocimientos básicos sobre el manejo de medios electrónicos, e incluso el número de docentes capacitados en esta área es sumamente escaso, por lo que deberá pasar algún tiempo todavía para que mucho de lo antes señalado pueda  concretarse exitosamente entre nuestros estudiantes.
De ahí la resistencia que estos temas generan en muchos docentes y la incertidumbre con que es  comentada por  la gran masa estudiantil.
Como docentes  consideramos necesario un proceso  urgente de capacitación y adaptación al uso adecuado de estos recursos, especialmente en lo que hace relación a la educación a distancia, de la que somos usuarias, ya  que   es precisamente en este campo que se abren enormes expectativas, para la educación del futuro, que sin duda alguna sufrirá  importantes  cambios.


II.            LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA EN LA INSTITUCIÓN

2.1.        La Comunicación

La comunicación, es ante todo un proceso, un proceso interactivo, que se da entre dos o más seres, mediante el cual se intercambia sensaciones, percepciones, emociones, sentimientos y todo tipo de información, que permite  conocernos a nosotros mismos, al otro, a los otros y al  entorno, en sus mas disimiles  expresiones.
Este primer esfuerzo por definir la comunicación, representa  la expresión espontanea de aquello que comúnmente entendemos por comunicación, y que obviamente en el transcurso de estas líneas deberemos corregir, ampliar, restringir, etc. Ya con la luz que nos brinde el análisis de definiciones dadas por expertos en este campo como por nuestra propia reflexión. 
La comunicación, podemos apreciarla como ese elemento, capacidad, facultad animal, que permite intercambiar información, esto es emitir y recibir; señalamos lo de capacidad animal, ya que si bien la comunicación más compleja se da entre personas,  también los animales menos desarrollados  que el hombre pueden comunicarse entre sí y muchos de ellos  con el hombre utilizando distintos sistemas de comunicación.
El ser humano  a pocas semanas de su concepción  como parte de su desarrollo biológico, va adquiriendo la capacidad de comunicarse, de percibir, de sentir, luego poco  a poco  su evolución normal le otorgará la posibilidad de emitir  mensajes, que serán captados por sus padres, familiares íntimos o aquellos que están a su cuidado, posteriormente esta acción será interactiva, mediante la cual a medida que crecemos somos capaces de insertarnos en procesos de comunicación cada vez más complejos  y amplios, tanto por la cantidad de datos a intercambiar, como por  los detalles de los mismos, símbolos, signos, medios;  que  se incorporan al proceso.
Su presencia  interactiva, está dada, en que  si por una parte el crecimiento psicosocial y biológico nos dota de estas facultades, pues la misma comunicación es  causa  fundamental de este desarrollo.
Lo anteriormente indicado busca destacar a grandes rasgos la importancia vital que la comunicación tiene en la especie humana, que es la que nos interesa tratar en este apartado, evidenciar, que la comunicación, no es una opción entre las personas es parte  de nuestro  ser, ya que como lo han demostrado varios estudios contemporáneos, es imposible concebir al hombre fuera de su contexto social, este, es producto interactivo de ese contexto, y esa interacción es  posible  mediante aquello que denominamos comunicación.
Históricamente el término comunicación proviene del latín communicare, que a nuestra lengua se traduce como: compartir, poner en común, participar, esto nos permite apreciar que  el sentido semiótico de la palabra comunicación hace relación a comunidad, a varias personas, compartir conocimientos, información entre dos o más personas, pero no limitado a entregar y recibir, sino a establecer nexos de ida y vuelta de información, esa  es la esencia misma de la comunicación, entregar y recibir es solo parte del proceso, las acciones y reacciones psíquicas conductuales que se generan, el conjunto de signos y significantes, medios, instrumentos, procedimientos y técnicas también hacen parte de ese proceso.
Un destacado educador cubano, Fernando González Rey, en su libro Personalidad y Educación, define a la comunicación como:
“La comunicación es un proceso de interacción social a través de signos y sistemas de signos que surgen como producto de la actividad humana. Los hombres en el proceso de comunicación expresan sus necesidades, aspiraciones, criterios, emociones”[6]
Como se desprende de la definición precedente, el autor  nos señala que la comunicación es producto de la actividad humana, en consecuencia profundamente unida a cada persona, por ello no podemos pensar en  un hombre o una mujer que exista al margen de la comunicación;  al respecto avala con creces, el especialista Argentino, que hemos venido mencionando anteriormente, en su ya citada obra, cuando expone de una manera exuberante su  percepción de la educación  en estas ricas y cálidas afirmaciones:
(…) Comunicarse es ejercer la calidad de ser humano, cuando interactuamos con otros seres humano estamos insertos en ese mundo y ponemos en acto nuestra condición; comunicar es expresarse, (…) por el rostro, por el cuerpo, es lo más maravilloso que puede suceder a un ser humano. Comunicar es interactuar, (…) el otro es la condición de cualquier acto de comunicación; comunicar es relacionarse, no puedo vivir en un mundo humano sin relacionarle; comunicarse es gozar, (…) hay goce en la comunicación cuando nos reunimos con los amigos a contar chistes, simplemente a jugar con las palabras, hay goce en el lenguaje, con los gestos, con las miradas, con la danza, la música, el teatro, es parte esencial de nuestra vida y del hecho de comunicar. Comunicar es proyectarse, ir mas allá de nosotros mismos; (…) nos proyectan las palabras dichas en grupo, los caminos abiertos por Internet, lo que escribimos para hablar con un ser querido a la distancia, todos nuestros actos en suma, cargados de intencionalidad. Comunicar es afirmarse en el propio ser, es sentirse y sentir a los demás, es abrirse al mundo, es apropiarse de uno mismo, significa ser dueño de las propias posibilidades, sean ellas físicas o intelectuales (…)[7]

La citado últimamente ilustra  con bastante elocuencia el papel vital que la comunicación tiene en la construcción del ser humano, de lo cual podemos inferir que  todo acto humano, de alguna manera esta trascendido por la comunicación, y uno de esos actos, es la educación, hecho que por su característica de colectivo e interactivo tiene una profunda y estrecha  relación con la comunicación, ya que todo acto educativo se produce a través de la comunicación, ya sea desde el otro mediante algún tipo y o forma de lenguaje o desde nuestro entorno no humano mediante diferentes estímulos.
Con esta premisa abordaremos a continuación  con mayor detenimiento el estrecho vínculo mencionado entre educación y comunicación.

2.2.        La comunicación educativa.

Como hemos mencionado ya, no podemos imaginarnos un evento educativo en el que no participe la comunicación, pues cuando aprendemos de los demás es a través de una interacción que se establece vía sensorial, ya sea mediante  lenguaje corporal, simbólico  y más aún si ya intervienen las palabras, el aprendizaje empírico de nuestros primeros años de vida, sensaciones de calor, frio, hambre, sed, compañía, soledad, etc. Son de cierta forma tipos de comunicación que se establecen entre nuestro organismo y el exterior; por ello cuando hablamos de educación necesariamente incluimos  el proceso de comunicación.
Un educador es alguien que eligió como medio imprescindible de su actividad a la comunicación, educar consiste en establecer contacto interactivo con  otras personas, para acompañar, mediar o facilitar en la apropiación del conocimiento y a través de esta construirse a sí mismo.
Tal es la simbiosis existente entre comunicación y educación, que en la última mitad del siglo XX, se ha venido hablando de forma insistente de una educomunicación, esta aseveración parte de la afirmación de que el hombre aprende de y entre los otros;  así lo hace notar el gran pedagogo francés Celestín Freinet, en su filosofía de la educación, que  entiende al aprendizaje especialmente como un hecho social, posición que por otra parte ha sido demostrada y defendida ardorosamente por Lev Vigostky, en diferentes referencias de su teoría del aprendizaje socio histórica, una de sus afirmaciones es:
(...) en el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: a nivel social, y más tarde, a nivel individual. Primero (entre) personas (ínterpsicológica) y, después, en el (interior) del niño (intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos. Todas las funciones psicológicas se originan como relaciones entre seres humanos. [8]
En nuestra América Latina Paulo Freire, pedagogo brasilero, es quien incorpora en su análisis pedagógico el papel  fundamental que cumple la educación, especialmente en su obra “La Educación como Practica de la Libertad” en la cual entiende a la educación con dos posibilidades, como domesticadora  o como libertaria, para caminar por la segunda  es necesario repensar el papel de la comunicación como elemento fundamental de la educación, especialmente en lo  atinente  a el uso que hacemos de la misma.
Otro teórico latinoamericano de amplio reconocimiento es  el Argentino Mario Kaplún, quien entiende a la educomunicación como una acción que debe reunir condiciones sociales y éticas, capaces de propiciar el aprendizaje  mediante actividades creativas, que por tanto  es un proceso de toda la vida, Kaplún  destaca la necesidad de no confundir educomunicación con eduentretenimiento que es lo que nos viene desde los medios masivos de información, que son los que diariamente penetran a  nuestros hogares, ya que  aquellos tienen otras finalidades muy diferentes a la educación, su función es imponer  una forma de pensamiento determinada, coherente y satisfactoria para y con quienes ejercen el dominio sobre el resto de la humanidad.
Una Comunicación Educativa concebida desde esta matriz pedagógica (múltiples flujos comunicativos) tendría como una de sus funciones capitales la provisión de estrategias, medios y métodos encaminados a promover el desarrollo de la competencia comunicativa de los sujetos educandos; desarrollo que supone la generación de vías horizontales de interlocución e intercomunicación.[9]

El hecho educativo tendrá un desarrollo exitoso, siempre que exista un armónico y rico proceso comunicativo entre los distintos componentes de la comunidad educativa, esto es entre la institución, docentes y padres de familia y por supuesto que este planteamiento abarca también la intercomunicación, es decir aquella que se produce entre autoridades, personal administrativo y docente de la institución,  aquella que se da entre docentes, así como entre estudiantes, considerando obviamente la que se da  pedagógicamente en la cadena Institución, admistrativos, docentes, estudiantes, padres de familia.
Esta relación comunicativa tiene diferentes formas de presentarse, desde aquella que bien podría definirse como una anti comunicación, dado su característica intrínseca, hasta la que es apreciada como el flujo libre, democrático y amplio de información entre interlocutores. Hacemos referencia a esa pretendida forma de comunicación que se basa en el autoritarismo, mediante la cual desde la altura que se ubica la autoridad, y/o el docente  expide una serie de órdenes  e instrucciones que se asemeja con bastante fidelidad a las escuelas militares, griterío e imposición que coarta toda  vía y/o posibilidad de establecer comunicación, puesto que conciben la labor educativa como algo hecho, dado, terminado, en el que la participación  de los actores debe limitarse a seguir ordenes al pie de la letra de los genios sabelotodo que ejercen o bien la dirección o la docencia, cierran el espacio al dialogo, a la interacción; identificando erradamente  comunicación con información, es decir una sola vía, la de ida, bloqueando la posibilidad del retorno, suprimiendo la interacción natural, y por supuesto a esta malhadada practica no puede denominarse comunicación, porque es un proceso interrumpido; lo lamentable es que por desgracia esta es una realidad frecuente en nuestros centros educativos.
El autoritarismo en la comunicación, no es el único mal endémico, pues existen muchos otros problemas que la afectan severamente, como la actitud de quienes enfocan a la educación como una función de ataque y defensa, que siempre actúan de manera agresiva, respondiendo siempre a la defensiva, sin dar el menor espacio a una comunicación sostenida en la que haya intercambio de información, en el caso educativo es una actitud tensa que se genera en el aula, donde el educador habla calculando cada palabra, para no equivocarse y originar la burla o reacciones peores de los educandos, o cuando estos últimos prefieren no intervenir para evitar equivocaciones, o demostrar  escasa capacidad de respuesta ante sus compañeros y educador, esta actitud termina  limitando todo esfuerzo comunicativo a un verdadero sufrimiento, convirtiendo al aula en un campo minado, donde todos están atentos  a la defensa de su propia autoestima, un espacio en el que los errores se castigan con  crueldad  y hasta saña.
Otra frecuente desviación es entender a la comunicación  como una simple trasmisión de conocimientos, que los educandos deben memorizar y repetir la información dada, “comunicación especular, vacía de vida y de sentido” (Prieto: 2009)
Suele observarse también aquellos docentes  que en un afán de ganar popularidad entre sus estudiantes, simplemente olvidan el cometido pedagógico y se dedican a ser amables, graciosos, complacientes con los estudiantes, pero que al final no desarrollan ningún conocimiento en sus estudiante, generando como señala Prieto Castillo una falsa ilusión de aprendizaje, que conduce a un cruel engaño al estudiante, quien cuando se dan las evaluaciones debe presentarse a exponer conocimientos que nunca adquirió, no al menos en las clases que se suponía debía haberlos  construido, junto a esta clase encontramos también aquellos que conservando  la tradición de actor convierte la clase en una función de teatro donde él es el único actor, que monta escena para captar la atención completa de los alumnos, pero no da cabida a la comunicación, ya que cierra la vía de retorno, discusión y debate, esta actitud generalmente se observa e docentes muy tradicionalistas que conservan estas técnicas por más de 20, 30 o más años, si a este tipo de docente se le interrumpe y desequilibra en su discurso que después muy difícilmente puede empatar con lo planificado o acostumbrado a  dar en clase, consideramos que el propósito fundamental  de la comunicación en educación es llegar a lo que el Dr. Prieto, denomina la “comunicabilidad” es decir aquella posibilidad de intercambio franco de sentimientos, emociones, información, propuestas y propósitos, en que logremos que los demás capten aquello que realmente quiero expresar, donde yo pueda captar aquello que efectivamente los demás desean comunicarme, con una comunicación  establecida entre iguales a pesar de las diferencias, donde no haya necesidad de fingir, conocimiento ni desconocimiento, donde no haya necesidad de rodear a nuestras expresiones  de matices que le restan claridad y pureza al mensaje, donde no haya necesidad de “inyectar prudencia, a las opiniones por temor a la reacción, por tratarse de alguien con poder “ una comunicación sin antifaz, limpia, de mensajes ocultos, rica en sentimientos, deseos y emociones, pues como lo señala Wittgesteing (1953) “El sentimiento da significado a las palabras, haciéndolas verdaderas” (Tratado de Lógica y Filosofía, traducido en 1953), aseveración que por lo demás es recogida en la actualidad por el planteamiento del aprendizaje a través de las emociones, con Goleman a la cabeza.  

Entiendo comunicabilidad como la máxima intensidad de relación lograda en las instancias  de aprendizaje: La institución con sus docentes, estudiantes y el contexto, de los docentes entre sí y con los estudiantes, los estudiantes entre sí y con los medios, los materiales y el contexto; en fin, cada uno (docente o estudiante, encargado de la gestión del establecimiento) consigo mismo[10]

En definitiva en este apartado la idea central es  destacar la necesidad de lograr una acrisolada claridad en nuestra interrelación como educadores, sea cual sea  el nivel educativo en que estemos desarrollando nuestra actividad, pues de esto depende en gran parte  la calidad del proceso educativo, generar un interaprendizaje fundamentado en el poder de la intercomunicación, mediante la negociación de significantes y significados  que  posibiliten un acompañamiento en la construcción y apropiación del conocimiento.

2.3.        Que obstáculos o dificultades institucionales se pueden encontrar para aplicar la comunicación en la institución

Este análisis lo desarrollamos en el Colegio Nacional Técnico Leovigildo Loayza Loayza,  de la ciudad de Piñas, cantón del mismo  nombre, en la provincia del Oro, elegido en función de la proximidad geográfica  de nuestra residencia, así como por la apertura y colaboración  mostrada por las autoridades, de la institución.
Esta institución educativa  alberga una población estudiantil de 1008 estudiantes, laboran en ella 86 docentes, y cuenta con dos opciones de bachillerato técnico, Comercio y Administración y Bachillerato en Artes; En Comercio y Administración cuenta con las especialidades: Aplicaciones informáticas, contabilidad y administración, Información  y comercialización Turística; En  tanto que el bachillerato en artes se  realiza con la especialidad de Música.
Para la ejecución del presente trabajo se realizaron entrevistas a varios docentes de la institución (8), mediante las que buscamos recabar su apreciación de la realidad de la comunicación en el establecimiento, para ello se pregunto a los docentes sobre:

a.    Comunicación entre docentes y padres de familia,
b.    Disciplina en el aula y comunicación
c.    Comunicación interinstitucional.
d.    Comunicación entre docentes y estudiantes.
e.    Característica de la comunicación entre docentes.
f.     Característica de la comunicación entre y dentro de los otros estamentos educativos.
La información recogida mediante estos instrumentos nos permite deducir lo siguiente:
1.    Que la comunicación existente al interior del establecimiento, es bastante deficiente, se encuentra alterada por varios de los vicios señalados en el subtitulo inmediatamente anterior, existe una pobre relación comunicativa tanto entre los estamentos educativos de la institución, como dentro de cada uno de ellos.

2.    Que la comunicación entre docentes y padres de familia es mínima, limitándose a esporádicas consultas sobre rendimiento, especialmente en momentos cuando se entregan los boletines informativos; a excepción de aquellos casos específicos en que surgen problemas  disciplinarios importantes  y/o perdidas de año, en que se convoca a los padres para informar del problema, mas no para establecer espacios de comunicación significativos que contribuyan a la búsqueda de una solución conjunta entre padres de familia, estudiantes, docentes y autoridades.

3.    Que a la comunicación se la entiende mas como un establecimiento de reglas y compromisos a cumplir, antes que un proceso vivificante, dinámico  y profundamente interactivo, como es planteado por los especialistas en comunicación educativa, así se desprende de respuestas como:

“(…) La práctica de la comunicación es el camino que favorece a mantener el orden, respetar  las normas, logrando que  la relación docente alumno sea creadora (…);  La comunicación parte de la empatía entre  docentes y estudiantes, planteando reglas claras de lo que se quiere lograr, durante el proceso de enseñanza aprendizaje;   (…) La comunicación permite mantener el orden en el aula, evitando interrupciones de la clase, por falta de interés, porque  se cansan o por que asisten obligados a clase”[11]

4.    Que la comunicación  intrainstitucional, es altamente deficiente, se nota falta de coordinación, y de organización, entre las autoridades y en el cuerpo administrativo;  provocando  inseguridad y desconfianza en el los demás estamentos institucionales las resoluciones no son acatadas en su plenitud, y de serlo se lo hace más como una obligación que como un objetivo sentido, y un propósito de la institución como tal, de lo que se desprende que la comunicabilidad de que habla el Dr. Prieto aquí no existe.

5.    Se infiere de las respuestas obtenidas  que la comunicación en el aula  entre docentes y estudiantes muy posiblemente presenten patrones similares a los observados en los otros sectores, a pesar que la información dada habla de una comunicación totalmente franca, honesta  y abierta, tal como se develará más adelante.
Pues consideramos que dichas respuestas quizá no reflejen  la totalidad de la realidad, quedando pendiente por tanto un estudio con mayor profundidad, que abarque una mayor población y diferentes sectores educativos dentro de la misma institución.

De las respuestas presentadas  queda claro que la comunicación en esta institución tiene muchas falencias, empezando por aquella que denota un penoso autoritarismo por parte de las autoridades, que según el sentir de los maestros entrevistados, se busca imponer  ordenes y decisiones que no son consultadas a los docentes, muchas de esas decisiones incluso se las toma sin que aún entre las mismas autoridades exista  el  consenso necesario, lo que termina provocando una cadena de contraordenes que  por una parte confunden a los docentes y por otra desautorizan a quien las toma, ya que se permea entre los docentes la sensación desconocimiento, desorganización e inseguridad en las resoluciones tomadas, resultando de esta realidad  un caos administrativo, similar a lo que en La Comunicación en la educación el Dr. Prieto denomina entropía comunicacional, pues este desorden nulita la comunicación intrainstitucional.
Efectivamente todo cambio en la educación, necesariamente pasa por el cambia en las instituciones enquistadas en un burocratismo, que con posiciones antidemocráticas buscan  establecer modelos únicos a los que presionan a someterse a todas las demás instancias educativas, se requiere que las instituciones se abran para  realizar una verdadera transformación  orientada a lograr la coincidencia de intereses de los sectores en ella involucrada, ya que el tipo de comunicación que refleja la institución, la mayoría de las veces se replica en todas sus instancias interiores.
Y quienes se educan bajo estas condiciones indudablemente verán restringidas sus posibilidades de optar por un aprendizaje centrado en el acompañamiento y en la mediación pedagógica.
Un elemento que ilustra esta aseveración es el hecho detectado de que gran parte de docentes aún consideran a la comunicación como un instrumento de sometimiento a órdenes, reglas y mas decisiones, tomadas de antemano, y seguramente, sin la activa participación del estudiante; esto  nos demuestra que aún en los actuales momentos existe una concepción preeminente represiva de la educación en su conjunto, pues aún se da una gran importancia  a lo que se denomina disciplina en el aula, que se traduce en silencio, atención y obediencia, en valores de aprendizaje esto se refleja como memorismo, repetición, recepción, es decir sometimiento incondicional a un orden establecido, aún continuamos pensando en la adaptación como sinónimo de educación, y lo que es peor como aprendizaje.
Pues con estas realidades estamos muy lejos de la comunicabilidad de que se ha hablado en el capitulo anterior, pues esta solo es posible en un ambiente  enriquecido por  la pasión de dar todo cuanto poseo en busca de los objetivos prefijados, esto es logran que el estudiante me entienda y entenderlo, para juntos construir  accesos a la apropiación del conocimiento, como producto de un esfuerzo conjunto, en el que no tengamos que pasarnos gran parte de nuestra jornada pedagógica controlando  el intento de escape de los estudiantes, pues si esto se produce es  precisamente porque no hemos logrado establecer la indicada comunicabilidad, porque aún no logra atender y entender los intereses necesidades de los estudiantes y menos conciliar, negociar procesos de aprendizaje, es decir continuamos bastante lejos de una práctica educativa sana, si por que adolece de tradicionalismo, imposición y autoritarismo.
Si nos remitimos a las razones que aducen los docentes para explicar las falencias de la comunicación entre ellos y los padres de familia, responden  con la misma visión que afecta a la comunicación en toda la institución, diciendo, son ellos, quienes no se interesan en  producir esta comunicación, es decir siempre estamos  descargando la responsabilidad al otro, esto es, “ellos son los culpables, no yo” esto porque visto con  mentalidad autoritaria, siempre estamos considerando que son los otros quienes tienen y deben adaptarse a nosotros, no consideramos otras variantes y posibilidades, intereses, necesidades, perspectivas, de los distintos actores que participan en el proceso.
En definitiva y contestando al interrogante planteado inicialmente consideramos que el principal obstáculo para una buena comunicación en la institución es la actitud autoritaria, impositiva que se continua  ejercitando en este centro educativo; este cambio  pasa forzosamente por un proceso que permita una percepción diferente del proceso educativo, visto como un espacio de interaprendizaje, de concertación y de construcción mutua, no más violencia, en el desarrollo del proceso educativo.  


2.4.        Para que principios existen mayores dificultades

En el P.C.I. de la institución se formula como uno de los principios  la “Integración de la comunidad educativa
Otro de los principios mencionados es “buscar la solidaridad entre las instancias educativas” (Fuente: Currículo Institucional)

El cumplimiento de cualquiera de estos principios pasa necesariamente por el cambio institucional que señalamos en el apartado anterior, pues no es posible pensar  en integración institucional cuando existe  antagonismo entre las diversas instancias de la misma, cuando existe una actitud autoritaria que genera inexorablemente  una resistencia a la socialización de objetivos, una institución dónde sus  diferentes  estamentos caminan andariveles distintos muy difícilmente podrá  lograr integración; la comunicación es factor decisivo en este proceso, ya que solo a través de ella se pueden construir  objetivos comunes, compartir reflexiones, y optar por soluciones pensadas  por todos y que sea el resultado de una construcción colectiva que conlleva  la voluntad y compromiso de respetar e impulsar, en un clima de certezas, confianza  y sobre todo de sentirlas como propias, es decir fruto de un esfuerzo colectivo, no producto genial de autoridades o expertos, es decir que no descalifica, no abandona, clasifica, subordina o subyuga a los restantes estamentos, es decir empezamos a caminar hacia la posibilidad de sentirnos parte integrante y activa de un cuerpo profesional determinado, interactivo, no únicamente sumado a él.
Este tipo de comunicación como lo sostiene el Dr. Prieto  permite  el aparecimiento de valores  humanos  y democráticos necesarios para llegar a cumplir los principios mencionados,  uno de esos valores es la capacidad de expresión como ejercicio de la más rica  opción humana que nos brinda la comunicación, la de expresar aquello que sentimos, en lo que creemos y lo que necesitamos.
Solo este tipo de comunicación nos conduce a lograr aquello que se ha citado párrafos anteriores, que es la posibilidad de lograr a través de la comunicación, calidad humana, interacción, relación enriquecedora, proyección de si mismo mediante la comunicación, y saberse dueño de multitud  de opciones de comunicación tanto verbales, como corporales, gestuales, artísticas, etc.
La solidaridad se puede encontrar entre grupos y personas que desarrollan la capacidad de comunicarse libremente, lo que a su vez permite un conocimiento transparente del otro, de lo cual podemos inferir las necesidades, intereses, fortalezas y debilidades del otro, para sobre ello construir un espíritu solidario que pueda dar paso al ideal supremo del interaprendizaje, expresado por Simón Rodríguez y citado por el Dr. Prieto en la obra citada, estamos aquí para entre ayudarnos, no para entredestruirnos; a esa solidaridad a la que seguramente apunta el principio proclamado por la institución solo puede llegarse a través de consensos democráticos, de respeto de diferencias y aceptación de los puntos de vista de los otros.
Es difícil poder señalar cuál de los principios indicados tienen mayor dificultad para concretarse, estimamos que  el uno no puede concretarse plenamente si el otro no se realiza; partiendo desde una concepción dialéctica es necesario reconocer la interacción entre ambos, puesto que la realidad de una institución no podemos encontrarla segmentada en partes aisladas  o independientes unas de otras, todo lo contrario, tal como se ha venido sosteniendo en esta reflexión absolutamente todo aquello  que constituye un  cuerpo, sea este cual sea tiene una profunda interdependencia, que hace que todos los elementos ejerzan acción el uno sobre el otro, por tanto la consecución de los principios planteados  se encontraran con lo que el educomunicador argentino llama muros de la comunicación.

“El muro de la violencia
El muro del autoritarismo
El muro de la fatiga,
El muro del desaliento
El muro del discurso institucional”[12]

Violencia, porque las decisiones y resoluciones vienen desde arriba, no son producto del consenso, violencia porque se excluye a los demás actores, violencia porque no se respeta el saber, los intereses, y perspectivas de los otros, violencia porque se obliga, por tanto se vigila, se presiona y se castiga, en otras palabras se reproduce al interior de la institución el modelo socioeconómico vigente.
Autoritarismo porque se aborda las cosas desde la perspectiva de la autoridad  omnipotente, capaz de ordenar y exigir el cumplimiento de sus disposiciones sin más  recursos que la investidura que posee, esto es parte de la violencia que rompe la comunicación. La fatiga y el desaliento son productos añadidos a un ejercicio administrativo montado sobre bases deleznables que carecen  de cohesión  y argumentos de unidad, y ni que decir de un discurso institucional vació, que solo existe como mascara artificial de un  deber ser, ya que no existe el sustento social que se convertiría en el sustrato institucional.
En conclusión las mayores dificultades son los muros analizados, hay que desarrollar propuestas que permitan su eliminación para construir  una nueva concepción de institución educativa, forjada sobre consensos y objetivos claros, viables y colectivos.


CONCLUSIONES 

1.    Educar es acompañar, facilitar, mediar; acompañar al estudiante a construirse así mismo mediante la construcción de conocimientos, a través de la apropiación de los mismos, es facilitar al educando, métodos, procesos técnicas, recursos e instrumentos que le permitan acceder a la labor de la construcción de los conocimientos; es mediar, entre aquello que el estudiante es  y lo que desea ser, ayudar a enlazar sus conocimientos actuales con aquellos que va adquiriendo, tender puentes entre sus intereses y necesidades y las respuestas a los mismos.


2.    Existen vicios que pueden llegar a destruir el proceso educativo, estos son la violencia, el abandono y las clasificaciones. La  violencia, porque genera resistencia, maltrato  y desvirtúa el objetivo educativo, el abandono por que es dejar al educando solo, negar el objetivo básico de la educación que es acompañar a construir el conocimiento.

3.    El único apasionamiento permitido en educación es generar un interaprendizaje activo fundamentado  en la construcción transformadora del conocimiento, mediante un acercamiento al aprendizaje. Es necesario cuidar no dejarnos arrastrar por un exagerado ideologismo, tratando de imponer  nuestros propios puntos de vista, por el tecnicismo que se resume en empirismo  o  el cientificismo, todos ellos vicios que pueden terminar sacrificando el objetivo central de la educación.

4.    Todo proyecto educativo lleva implícita  una concepción  filosófica de hombre, que establece cuáles son sus propósitos, hacia donde debe orientarse, que debe hacer para alcanzar tales objetivos, y como ha de proceder, elementos que constituyen la base filosófica  del curriculum educativo, el paradigma predominante.

5.    El concepto de hombre está dada por la evolución histórica dialéctica de la sociedad, que en su base es determinada  por el modo de producción dominante.

6.    La educación pertenece a la esfera  superestructural  de la sociedad, en consecuencia se encuentra determinada por la estructura económica de cada sociedad históricamente dada.

7.    El ser humano aprende de y entre  los otros; esto es que todo aprendizaje tiene  fundamentalmente un origen social, parte de la experiencia colectiva, para luego interiorizarse, ningún aprendizaje proviene de la nada, este es siempre parte de una experiencia comunicativa.


8.    El aprendizaje va de lo simple a lo complejo, de lo cercano a lo lejano, es decir parte de nuestra realidad hacia una realidad más distante.

9.    La tecnología es ante todo un recurso, de cuya buena o mala aplicación depende el aporte  que pueda hacer a la práctica educativa.

10. La implementación de las TICs, en el campo educativo provocará importantes cambios en la forma como  se ha desarrollado la educación, especialmente la formal hasta ahora.

11. El uso de las TICs abre un campo nuevo e interesante para la educación, que la proyecta a nuevas dimensiones, tanto por la multiplicidad y magnitud de los conocimientos a los que se puede acceder, en la versatilidad de la multimedia, como por las posibilidades de intercomunicación que se ponen a disposición.

12. El acceso a las TICs aún es muy limitado, y para su implementación habrá que vencer barreras económicas,  culturales y de  capacitación en el sector educativo para  poder usarlas adecuadamente.

13.  La calidad de la comunicación  es factor determinante en la calidad de la educación.


14. La comunicación en la educación es un proceso  que partiendo desde la realidad individual  se proyecta hacia el o los otros, con el objetivo de compartir conocimientos, experiencias, emociones o sentimientos que actuando sobre el otro provocaran una reacción que a su vez retornará a quien originó el proceso, por ello se afirma que la comunicación posee doble vía.

15. Que la comunicación existente al interior del establecimiento, es bastante deficiente, se encuentra alterada por barreras de autoritarismo, violencia, fatiga, desdén y falta de coordinación.

16. Que la comunicación entre docentes y padres de familia es mínima, limitándose a esporádicas consultas sobre rendimiento, especialmente en momentos cuando se entregan los boletines informativos; a excepción de aquellos casos específicos en que surgen problemas  disciplinarios importantes  y/o perdidas de año, en que se convoca a los padres para informar del problema, mas no para establecer espacios de comunicación significativos que contribuyan a la búsqueda de una solución conjunta entre padres de familia, estudiantes, docentes y autoridades.

17. Que a la comunicación se la entiende mas como un instrumento coercitivo para el cumplimiento de reglas y compromisos, antes que un proceso vivificante, dinámico  y profundamente interactivo, como es planteado por los especialistas en comunicación educativa.

18. Que la comunicación  intrainstitucional, es altamente deficiente, se nota falta de coordinación, y de organización, entre las autoridades y en el cuerpo administrativo;  provocando  inseguridad y desconfianza en el los demás estamentos institucionales las resoluciones no son acatadas en su plenitud, y de serlo se lo hace más como una obligación que como un objetivo sentido

19. El proceso comunicativo entre docentes y estudiantes posiblemente presenta los mismos patrones que el que se da entre las demás instancias de la institución.

20. Que el proceso educativo vigente  es en alto grado tradicionalista, represivo y violento.

21. El principal obstáculo para una buena comunicación en la institución es la actitud autoritaria, impositiva que se  ejercitando en este centro educativo; este cambio  pasa forzosamente por un proceso que permita una percepción diferente de la educación y la comunicación, visto como un espacio de interaprendizaje, de concertación y de construcción mutua.

22.  El cumplimiento de cualquiera de estos principios pasa necesariamente por el cambio de la interrelación institucional, pues no es posible pensar  en integración institucional cuando existe  antagonismo entre las diversas instancias de la misma, cuando existe una actitud autoritaria que genera inexorablemente  una resistencia a la socialización de objetivos

RECOMENDACIONES

1.    Dar prioridad, al propósito central de la educación, que es acompañar, mediar y facilitar la construcción del conocimiento, evitando caer en actitudes violentas, de abandono, detracción, o exageraciones ideologistas, empiristas o cientificistas.

2.    Identificar con precisión el concepto de hombre que subyace a  cada curriculum educativo, así como al paradigma predominante que   respalda  al proyecto educativo.

3.    Considerar en toda planificación educativa que la comunicación es un elemento indisoluble de la educación, y que el aprendizaje es eminentemente social.

4.    Capacitarse en el uso adecuado de la tecnología y en especial de las TICs.

5.    Desarrollar campañas permanentes que permitan capacitar a docentes y educadores en el  manejo de la TICs.

6.    Que el Estado propicie el ingreso de la educación formal al uso intensivo de las tecnologías de la Información y la Comunicación.

7.    Realizar  talleres de capacitación sobre el uso adecuado de la comunicación en el aula y en las instituciones escolares.

8.    Que en la institución  en que se realizo este estudio se realicen procesos de capacitación para disminuir niveles de autoritarismo y violencia en las relaciones intrainstitucionales.

9.    Replantear los principios  tácitos y expresos del plan curricular institucional a fin de hacerlos inclusivos y participativos, con el concurso de todos los involucrados.

10. Realizar un estudio más detallado sobre el nivel de comunicación que se da en esta institución entre docentes y estudiantes, que permita elaborar un diagnostico más cercano sobre la realidad del proceso didáctico en la institución.


Fredy Torres A. 

Piñas, Junio/2010.


BIBLIOGRAFÍA

KAPLAN Carina, Buenos y Malos Alumnos, Edt. Aique, Buenos Aires, 2002. Pág. 30.

GARCÍA-Valcárcel Ana, Nuevas Tecnologías Aplicadas a Educación, Salamanca  2009, Pág. 21.

GONZÁLEZ, Rey Luis Fernando y Mitjans Martínez Albertina, La Personalidad, su Educación y  Desarrollo, Edit. Pueblo y Desarrollo, La Habana, 1999.  Pág. 26

PRIETO, Castillo, Daniel, “La Comunicación En La  Educación”, 2ª edición, Edt. La Crujía, Buenos Aires,  2004. Pág. 22.

PONCE Aníbal, Educación y Lucha de Clases, Edit. El Pentágono Editores, Bogotá  1985. Pág. 39

RAZÓN Y PALABRA, Revista electrónica, www. Razónypalabra.org.mx. Nº 37, febrero – Marzo del  2004.  Licda. Luz  Zareth Moreno Basurto, Universidad Latina de América e ITES,  Campus Morelia, Mich, México.





[1] PRIETO, Castillo, Daniel, “La Comunicación En La  Educación”, 2ª edición, Edt. La Crujía, Buenos Aires, 
                                              2004. Pág. 22.
[2] KAPLAN Carina, Buenos y Malos Alumnos, Edt. Aique, Buenos Aires, 2002. Pág. 30.
[3]  PONCE Aníbal, Educación y Lucha de Clases, Edit. El Pentágono Editores, Bogotá  1985. Pág. 39
[4] IBID. Pág. 57
[5] Ana García-Valcárcel, Nuevas Tecnologías Aplicadas a Educación, Salamanca  2009, Pág. 21.
[6] GONZÁLEZ, Rey Luis Fernando y Mitjans Martínez Albertina, La Personalidad, su Educación y 
                        Desarrollo, Edit. Pueblo y Desarrollo, La Habana, 1999.  Pág. 26
[7] PRIETO, Castillo, Daniel, Ob. Citada, Pág. 54
[9] RAZÓN Y PALABRA, Revista electrónica, www. Razónypalabra.org.mx. Nº 37, febrero – Marzo del 
                                     2004.  Licda. Luz  Zareth Moreno Basurto, Universidad Latina de América e ITESM
                                     Campus Morelia, Mich, México.
[10] PRIETO, Castillo, Daniel, Ob. Citada, Pág. 61
[11]  Compendio de respuestas de las entrevistas realizadas; por las autoras.
[12] PRIETO, Castillo, Daniel, Ob. Citada, Pág. 64

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