Ecuador. Más allá de lo aparente

                                        Ecuador. Más allá de lo aparente

                                                                                                                  Tomado de la web

 

El escenario político que vive Ecuador, inseguridad, violencia visceral y trastorno psicosocial que el gobierno de la derecha busca controlar mediante una respuesta militar armada a todo lo que se ha dado en llamar terrorismo y que muchos aplauden de pie, como si se tratara de un símbolo de valentía, reusando anacrónicos conceptos patriarcales para disciplinar a quienes no acatan dócilmente la norma impuesta desde arriba; según al sociólogo argentino Daniel Feierstein, La construcción del enano fascista: los usos del odio como estrategia política en Argentina  (2019). Es una estrategia de las derechas más fanáticas que busca llevar a la sociedad a una nueva práctica social del fascismo, una exacerbación de los conceptos y procedimientos fascistas orientados a instaurar el odio entre grupos sociales marginados, pobres y vulnerables, invisibilizando a los verdaderos causantes de la crisis económica, social ética y moral que vivimos, con este pensamiento coincide tambien el Dr. Ernesto Pazmiño, para quien la realidad que vive el país no es casual, sino producto de una bien planificada estrategia política para implantar sin resistencia las más duras reformas económicas y políticas que atentan contra el bienestar social de las mayorías y beneficia a la élite económica gobernante (De La cruz Jaime, 2024).

En este contexto se ha construido en Ecuador la cultura del odio visceral, del apoyo irrestricto a la respuesta violenta, contra quienes se ha definido como enemigos públicos principales. Se apoya la acción violenta destructiva, sin más ni más, basta que un señor con competencia de juez, verdugo, comunicador y hasta intermediario con la palabra divine determine quien es bueno y quien es malo, no importa si para ello utiliza criterios tan poco fiables como un tatuaje, la vestimenta, o el color de piel de los juzgados.

En resumen, son los mismos criterios que se han utilizados en los momentos más represivos y sangrientos de la historia de la humanidad, es decir atacar a los diferentes, a aquellos que se construye como enemigos del status social, de un orden establecido. Se victimiza a los sectores más vulnerables de la sociedad mientras se deja intacto las elites que organizan, dirigen y sostienen los negocios criminales y esos sectores no se tocan porque ahí están los intereses de quienes controlan el poder económico, político, social y hasta religioso. Porque son actividades enormemente lucrativas que históricamente han formado parte del acrecentamiento de las mayores fortunas del mundo.

En este contexto se castiga a quienes se recluta para realizar el trabajo sucio, criminal, pero se cuida la morada, la posición y se lava la cara de quienes deciden a quien, cuándo y dónde asesinar, en tanto una horda de ingenuos ciudadanos aplaude la violencia desplegada desde el Estado contra los muchachos descalzos, desarrapados de los barrios pobres, sin pensar siquiera en la posibilidad cierta de que en algún desafortunado momento y bajo una lamentable “confusión” el acribillado, detenido y acusado de terrorista sea uno de los hijos de quienes aplauden de pie la militarización a que se somete al país en tanto se invisibiliza el contexto socioeconómico que engendra estas expresiones de violencia.

 

Fredy Torres A.

Enero 24 del 2024.

 

 

Bibliografía.

 

De La cruz Jaime (Director). (2024, enero 23). LASSO se ENDEUDÓ con 35 mil MILLONES y no hizo una OBRA, ¿ALGUIEN dijo la CULPA es de LASSO? [MP$]. https://www.youtube.com/watch?v=0QmfP9mDLj8

Feierstein, D. (2019). La construcción del enano fascista: Los usos del odio como estrategia política en Argentina (1a). Capital Intelectual.

Los usos del odio como estrategia política

 Los usos del odio como estrategia política

 

El sociólogo argentino Daniel Feierstein, publicó en el 2019 su libro
La construcción del enano fascista: los usos del odio como estrategia política en Argentina
en esta obra destaca un análisis de las prácticas sociales de las nuevas derechas en el mundo basándose en la realidad Argentina, que se puede aplicar, respetando las necesarias especificidades, a los demás países latinoamericanos.

En la introducción de su libro destaca elementos que cabe discutirlos por la enorme proximidad que tienen con la realidad que estamos viviendo como país, una exacerbación de los conceptos y procedimientos fascistas orientados a instaurar el odio entre grupos sociales marginados, pobres y vulnerables, invisibilizando a los verdaderos causantes de la crisis económica, social y ética que vivimos.

El autor empieza por caracterizar al fascismo en tanto práctica social, señalando que su objetivo es producir y habilitar formas de violencia específicas que logran redirigir nuestras frustraciones hacia determinadas fracciones sociales —inmigrantes de países limítrofes o de países africanos, jóvenes de los barrios populares, miembros de agrupaciones políticas contestatarias, sindicalistas, piqueteros, árabes, judíos, gitanos— que son construidos como los “responsables” de lo que nos pasa, generando su persecución, hostigamiento, maltrato, discriminación, todo ello ejercido de forma directa o a través de las fuerzas de seguridad, y/o descargando sobre ellos el odio que proviene, por lo general, de las consecuencias que produce en nuestras vidas un sistema opresor cuyos verdaderos responsables resultan cada vez más invisibles e inasibles (Feierstein, 2019).

Más adelante el autor expresa que nuestras prácticas son producto de procesos sociohistóricos que tienden a habilitar, facilitar o bloquear distintos modos de relación social, además, la crueldad, el sadismo, el odio, no constituyen solo conductas observables en otros, sino que se encuentran, como potencialidad, como latencia, en cada ser humano y en cada relación social. Que es una posibilidad innegable en cada uno de nosotros.

Las nuevas derechas se han propuesto incentivar nuestros odios, transformar nuestras frustraciones en agresión frente al familiar, frente al par, frente al vecino. Nos propone desatar la violencia contenida contra el inmigrante, el desocupado, el piquetero, el negro, el vendedor ambulante, el ratero, el manifestante urbano, la abortera, el árabe, el gitano o el judío. Insultarlos, molerlos a palos, atacarlos en banda, lincharlos, atropellarlos, acuchillarlos. Exactamente de eso se trata el fascismo en tanto práctica social.

Hoy quieren llevarnos a una violencia social colectivizada, como parte de una estrategia de opresión. Tarea en la que la gran prensa contribuye llamando a la población a indignarse, a ejercer una violencia en banda, cobarde, la de los muchos moliendo a patadas a una persona en el suelo, la de quienes se envalentonan quemando a quienes se ven obligados a dormir en la calle, la de quienes atacan a golpes a alguien porque es negro, porque parece boliviano o paraguayo porque usa una kipá, intentando al mismo tiempo convencernos de que una vida vale mucho menos que un celular o una bicicleta, que el “cumplimiento de la ley” (aunque sea la ley de circular sin inconvenientes de casa al trabajo) justifica la más dura represión, el encarcelamiento e incluso el asesinato de aquellos que osen ocupar el espacio público con la protesta. Quieren que seamos nosotros quienes salgamos a insultar, a golpear, a agredir, a escupir. Incluso a matar. Nos incitan a ello desde los medios de comunicación e incluso desde algunos cargos públicos. Nos reiteran una y otra vez que hemos sido muy dóciles. Pero parece que insubordinarnos y dejar de ser dóciles no sería enfrentarnos al poder concentrado, a la injusticia sino, como buenos cobardes, desquitarnos con aquellos que sufren más que nosotros, con los que reclaman dignidad cortando una calle o una ruta, organizando una huelga o reclamando por sus derechos. Buscan obligarnos a encontrar un enemigo sobre el cual descargar la violencia contenida como consecuencia de un nuevo orden que nos expulsa de la posibilidad de ganarnos el sustento con nuestro trabajo, de acceder a un sistema de salud, de contar con una educación pública de calidad o con una vivienda propia. Parece que no merecemos nada de esto y que la culpa es del que tiene menos que nosotros, de las mujeres embarazadas de los barrios populares, de los miserables que con la misérrima ayuda que reciben del Estado se estarían robando nuestro bienestar.

El discurso sobre la inseguridad, de la estigmatización del piquetero, del huelguista o simplemente de los más pobres, y de la mano de un nuevo periodismo soez y descalificatorio y una nueva política que han hecho del insulto, la burla, la chicana, la denigración y las operaciones de Inteligencia o los “carpetazos” sus herramientas más efectivas. La preocupación es que hay quienes comienzan a pensar seriamente en desplegar la posibilidad de una salida fascista contra las consecuencias de una profunda crisis económica, sociopolítica e incluso generacional que pone en jaque las funciones masculinas y femeninas, paternas y maternas, y que solo una detección temprana, la comprensión de sus lógicas (viejas y nuevas) y la creación de un frente antifascista sólido y plural para contenerla podrá conjurar dicho peligro (Feierstein, 2019).

Espero que esta lectura les motive a la reflexión sobre la realidad que vivimos como país y América Latina en estos tiempos oscuros en que se presenta como alternativa social única el capitalismo libertario de ultraderecha.

 

Fredy Torres A.

Enero 24 del 2024.

 

 

Bibliografía.

Feierstein, D. (2019). La construcción del enano fascista: Los usos del odio como estrategia política en Argentina (1a). Capital Intelectual.

Ecuador. Más allá de lo aparente

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