LIBERTAD, DERECHOS HUMANOS,
PRIVACIDAD Y AUTODETERMINACIÓN
Son categorías conceptuales que el capitalismo exhibe como principios fundamentales de su estructura ideológica, jurídica y social, supuesto axiológico que surge históricamente, con el arsenal ideológico que fundamenta el predominio del capitalismo sobre el feudalismo, que se simboliza con la Revolución Francesa de fines del siglo XVIII.
Sin embargo son precisamente, estos conceptos, los más manipulados por la élite capitalista, ya que como decía Marx, en una sociedad de clases antagónicas, el
lenguaje y consecuentemente los conceptos, también, son antagónicos, con
significantes bipolares, ya que lo que la élite llama libertad, para las masas
significa opresión, lo que en lenguaje de las potencias se denomina autonomía,
para el resto de países significa dependencia, lo que significa privacidad y
respeto para la forma de actuar y pensar de las élites, implica vigilancia
sobre lo que hacen y piensan los demás.
Cualquier razonamiento, que no esté en la línea del
poder será peligroso para ellos y por lo tanto digno de ser calificado como
delito, con epítetos aún más expresivos como traidor, criminal, delincuente. Si
no, preguntémosle a quienes se han atrevido históricamente a desafiar al imperio
o simplemente al poder ya sea a escala local, internacional o global.
Recientemente Edward Snowden, Julian Asange, Martin
Luter King, Mandela, Gandhi, Spartaco; entre los nuestros Chávez, Eloy Alfaro,
Ernesto Cardenal, Emiliano Zapata, Comandante Marcos, Monseñor Leónidas Proaño,
Alberto Luna Tobar, entre otros.
De esta maniquea conceptualización, se desprende que
con tanta naturalidad las definiciones de estos términos respondan
estrictamente a los intereses de la cúpula que los maneja y no a la objetividad
universal, ya que los intereses, necesidades y perspectivas no son universales.
Por ello cuando se lee o escucha argumentos sobre
esta temática vale considerar quien los sostiene, en qué contexto y cual es su
historia. Y créanme los imperios y más
aún los EE. UU de América del Norte, no
tienen ninguna autoridad moral para hablar de libertad, derechos humanos,
autodeterminación, o respeto al libre pensamiento.
Cómo pequeña
muestra de la afirmado, agrego el siguiente fragmento de un artículo de Tomado
de la Pupila Insomne, del 24 de junio del 2013, escrito por Juan Alfonso
Fernández González
INTERNET,
ESPIONAJE Y EXTRATERRITORIALIDAD
Juan Alfonso
Fernández González
Tomado de la
Pupila Insomne, del 24 de junio del 2013
Las recientes
revelaciones sobre el programa PRISM [1] de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) de los Estados Unidos, y la operación Tempora [2] de la Dirección de
Comunicaciones del Gobierno (GCHQ) del Reino Unido para realizar espionaje a
las comunicaciones internacionales con la colaboración de las empresas que
brindan los servicios más populares de internet han sido recibidas con
preocupación por millones de personas en todo el mundo que utilizan estos
servicios.
Sin embargo,
para muchos esta noticia no es más que una confirmación de algo ya ampliamente
conocido, por lo que su importancia no radica en su novedad sino en que ha
traído a la luz pública el debate sobre el endeble marco legal en el que se
basa la operación y los servicios de internet.
Pero antes de
adentrarnos en las posibles consecuencias de estas revelaciones comencemos
repasando lo que ya es sabido:
El gobierno
de los Estados Unidos espía las comunicaciones mundiales.
En 1960 fueron
develadas por primera vez las actividades de espionaje a las comunicaciones
mundiales que realizaba la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), creada 8 años
antes mediante una orden ejecutiva secreta del Presidente de los Estados
Unidos.
Posteriormente,
en 1977, surgió la red global de espionaje ECHELON operada por la NSA de
conjunto con entidades de otros 4 países angloparlantes: Canadá, Reino Unido,
Australia y Nueva Zelanda.
Este sistema
cuenta con estaciones de intercepción electrónica y una flota de satélites para
capturar, a escala mundial, todas las señales de comunicaciones que se
transmitan por cualquier vía: por radio, satélite, microondas, red de telefonía
celular, líneas telefónicas y fibras ópticas.
En el año 2001
el Parlamento Europeo “descubrió” la existencia de este sistema y expresó
preocupación por su alcance, no sólo con relación a la intromisión en la vida
privada de las personas, sino también por su uso con fines de espionaje
industrial para brindarle una ventaja competitiva a las empresas de Estados
Unidos con respecto a sus rivales europeas.
En el año 2003
se reveló una operación de espionaje a miembros del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas que se encontraban en esos momentos debatiendo la legitimidad
de la invasión a Irak. Esta operación, conducida por la NSA de los Estados
Unidos contó con la participación de la GCHQ del Reino Unido.
Y desde hace 5
años la GCHQ ha venido desarrollando su propio programa, que en la actualidad
intercepta más de 200 cables de fibra óptica que tocan tierra en las islas
británicas, de donde extrae y procesa cada día 600 millones de llamadas
telefónicas, todo esto realizado bajo acuerdos secretos con empresas
comerciales a las que denominan “socios de intercepción”.
Las grandes
empresas de telecomunicaciones e internet espían a sus usuarios.
Estas empresas
almacenan los llamados “metadatos” de todo aquel que utilice sus servicios.
Se denomina
metadato a aquella información sobre el “dato” y no al “dato” en sí. Por
ejemplo, el contenido de una llamada telefónica o de un correo electrónico es
el dato, mientras que los números telefónicos o direcciones electrónicas de su
origen y destino, su localización física, la cantidad de segundos de la llamada
o de palabras del e-mail, etc. son los “metadatos”.
Los metadatos
permiten conformar los patrones del comportamiento de los usuarios de estas
empresas, por lo que se tornan en un conocimiento valioso que es vendido a
terceros que lo utilizan para colocar publicidad comercial, realizar análisis
de mercados y otros usos.
De hecho los
metadatos son el activo más importante de muchas grandes empresas de internet,
como Google, Yahoo y Facebook, entre otras, que obtienen de la venta de éstos
la mayor parte de sus ingresos.
En ese sentido
se ha señalado que la base de datos que posee Facebook con los perfiles de sus
usuarios tenía hace un año un valor de mercado de más de 100 mil millones de
USD. Por otro lado, se estima que la venta de este tipo de datos alcanzó en el
2012 los 6 mil millones de USD.
Esto es lo que
les permite a estas grandes empresas de internet ofrecer sus servicios de forma
“gratuita” a sus usuarios, los cuales deben ceder su privacidad y consentir con
que se recopile información sobre su persona.
Esta pauta
generalizada abre una serie de interrogantes. Por ejemplo: ¿Tiene el mismo
valor los metadatos de un internauta habitual de un país desarrollado que los
de un ciudadano de un país subdesarrollado que ocasionalmente visita a
internet? ¿Será ese el motivo por lo que las inversiones para brindar los
servicios de internet tienen en cuenta a los consumidores y no a los
ciudadanos? Estas preguntas definitivamente requieren un análisis que va más
allá del contenido del presente artículo.
Finalmente:
¿Alguien puede asegurar que los “datos” de los usuarios no son también
almacenados por estas empresas?
Este es el mundo
de libertades en que nos hacen creer que vivimos.
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