QUE CADA QUIEN VOTE COMO QUIERA, ESO ES DEMOCRACIA, ESO ES SER LIBRES.



QUE CADA QUIEN  VOTE COMO QUIERA, ESO ES  DEMOCRACIA,
ESO ES SER LIBRES.


En esta tristemente célebre  campaña electoral,  se ha escuchado y leído con mucha frecuencia esta frase, o similares, aunque utilizando términos distintos; y quienes la han pronunciado, escrito, escuchado o leído, sin importar su nivel de formación académica, en muchos de los casos lo han hecho con total convicción de afirmar una verdad irrefutable, plenamente convencidos que aquello que dicen es verdad, eterna e inmutable.

Consecuentemente de la forma más respetuosa y objetiva posible, comedidamente os invito a reflexionar sobre el contenido explicito e implícito de estas “verdades irrefutables”, sobre la imagen mental básica que se ofrece a primera vista a quien la lee o escucha,  y el contenido ideológico, sociológico y filosófico que se oculta tras este aparente mensaje de libertad, de poder, de soberanía individual, de elegir aquello que quiero, porque así lo deseo, no porque nadie me lo dice, o me presiona para hacerlo.


En primer lugar, el mensaje, es el fundamento  filosófico, ideológico y económico del liberalismo, que a su vez es el sustento teórico del sistema capitalista, “que cada quien viva como quiera y como pueda, que coma lo que quiera y cuando pueda, que vista lo que desee y cuando se le ocurra hacerlo, que nadie le diga que hacer, como actuar, cuando protestar o cuando callar, porque todos somos libres capaces y autónomos” es el argumento preferido por publicistas que promocionan desde un shampoo, hasta la imagen de un candidato, y cala profundamente en los ciudadanos, porque le da sensación de libertad, poder y auto suficiencia;  pero, ¿qué pasa en la realidad cotidiana de nuestras vidas?, ¿realmente se ejerce ese poder? La respuesta inequívoca es ¡NO!; no,  porque vivimos en una sociedad con un complejo sistema organizativo, en el que se han creado estructuras de poder, tan antiguas como la sociedad misma, cuyo objetivo supremo es mantener el control total o parcial de los seres humanos,  de sus actos, de sus pensamientos, de sus gustos, aficiones y aún de sus necesidades;  lo cual nos ha trasformado en criaturas de los  intereses y empeños de las grandes corporaciones transnacionales, y de repente inconscientemente nuestros gustos intereses, y aún ciertas necesidades, coinciden plenamente con las de dichos poderes, quienes nos van presentando prototipos de todo, como ser, como actuar, que decir, que comer, como vestir, cuando callar y cuando hablar; entonces, sorprendentemente nuestra libertad es justamente la que les conviene a quienes detentan el poder económico , social e ideológico dominante, cuyo paradigma se impondrá a través de su inmensamente poderosa y múltiple red de difusión, que incluye cadenas de comunicación: televisión, prensa escrita, radio, internet, espectáculos, cine, y sistemas educativos clásicos en sus diferentes niveles.


Entonces aquello que se presentó inicialmente como el ejercicio soberano de nuestra libertad y autonomía, termina siendo paradójicamente el mayor instrumento de sometimiento y esclavización.

En segundo lugar, la frase motivo de este análisis, encierra un supuesto esencialmente individualista y egoísta, que anula toda conciencia de pertenencia a un grupo social determinado, de organización y solidaridad, que le da a la vida una noción simplista, “cada quien ve por sí mismo, basta que yo esté bien, los demás que me importan, no son mi problema” añadiendo perlas léxicas como “yo vivo de mi trabajo, no de la política”.

Es precisamente, esta visión distorsionada de la realidad,  la que alienta el poder y se trasmite a través del paradigma dominante, porque destruye la organización social del ciudadano,  su sentido de pertenencia a un grupo social dado, en el que lo ha ubicado las relaciones sociales de producción que se generan y desarrollan en un sistema económico específico, es decir, se nos impide reconocernos como obreros, proletarios, empleados, comerciantes, estudiantes, o jubilados, etc.

Al despojarnos de este sentido de pertenencia, olvidamos que la sociedad se estructura en clases sociales, de acuerdo al lugar que ocupamos en la organización productiva y peor aún perdemos identidad social, tornándonos excesivamente vulnerables, a nuestros dominadores, - recordemos la vieja lección de los juncos atados y sueltos -  convirtiéndonos en  traidores inconscientes de nuestro propio grupo,  clase social,  defendiendo los intereses de quien nos domina y continuará haciéndolo, porque parafraseando a Lenin, son contradicciones de clase, antagónicas, e irreconciliables.


En tercer lugar, la democracia, desde su clásica definición griega,  se concibe como “el gobierno del pueblo para el pueblo” no como el libre arbitrio, pues el concepto mismo de democracia, solo tiene cabida en una sociedad organizada, en la que dilatando el concepto griego, se puede entender como el gobierno electo por la mayoría, por lo tanto ha de concebirse que quien lo ejerza, será un miembro de la mayoría social, a la que representará, respetará y defenderá.


Sin embargo, entonces y ahora, tal es un enunciado vacío, sin valor práctico, primero porque el vocablo pueblo, solo es un eufemismo que encubre profundas diferencias sociales, lo cual beneficia a quienes controlan el poder, luego porque la democracia nominal, ejercida a través del voto, está viciada del mismo efecto obnubilante  que todos nuestros gustos deseos e intereses, nos venden la imagen de un candidato,  haciendo parecer a nuestros ojos y oídos, que su visión, intereses y necesidades son los nuestros, y que lo que es bueno para él y su grupo, lo es para todos, mágicamente se borran las diferencias sociales y todos somos uno.


Ese es el gran discurso que se impone a través de todos los medios, termina haciéndonos olvidar hasta de nuestros nombres no solo de la posición social, pues la mentada libertad se ha esfumado.


En conclusión el que cada uno vote como quiera, no es  expresión de libertad, lo es de supremo egoísmo e individualismo, que beneficia a quienes siempre nos han gobernado, haciendo prevalecer sus intereses ya de clase, ya de grupo, por sobre los de las mayorías, votar como se me antoje, no es libertad, es una irresponsabilidad que la pagaremos, conjuntamente con nuestras familias, vecinos, compañeros de trabajo, y clase social.


Ser libres implica analizar críticamente la multiplicidad infinita de formas en que el mensaje paradigmático del poder, el gran discurso del bien y del mal,  llega a nuestra mente, para dilucidar en qué lugar de la pirámide social nos encontramos, para quien trabajamos, quien se queda con  la mayor parte de la rentabilidad, que genera nuestro trabajo cotidiano,  y finalmente quien gana realmente, cuando hacemos lo que ese discurso nos hace ver como libertad, poder de decisión y autonomía.


Si usted es de los que afirma que vive de su trabajo y no de la política, piense que quien gobierna el país mediante su administración puede beneficiar el interés de los más pobres, puede ofrecerle mayores oportunidades de trabajo, de emprender en actividades productivas, facilitar su implementación, o puede gobernar para  la clase y grupo al que él pertenece y representa, entonces, disminuirán sus oportunidades de trabajo,  habrán más trabas para el emprendimiento de los grupos sociales oprimidos, porque definitivamente los intereses de los grupos sociales dominantes y los nuestros, no son los mismos,  son contrapuestos, lo que para ellos es ganancia, para nosotros es perdida, y eso no lo cambia el maquillaje de las palabras ni imágenes.


Respetable elector, por favor considere estas reflexiones antes de depositar su voto.


Fredy Torres A.

Piñas, marzo 31 del 2017.

ASESINATO DE ALFARO. 28/01/1912

ENERO 28

ASESINATO DE ELOY ALFARO, EN QUITO


Hoy 28 de enero, el calendario cívico de la memoria ecuatoriana, nos trae del arcano de nuestro pasado republicano, el recuerdo de un hecho fatídico, vergonzante y de muy ingrata recordación, el cruento, premeditado y orquestado asesinato del General Eloy Alfaro Delgado, y sus generales;  que luego de ser sacado de una celda del ex penal García Moreno, fue  arrastrado por las calles de Quito, para luego quemar sus nobles despojos corporales en una antorcha humana de la entonces plaza el Ejido de la ciudad capital, provocando lo que Alfredo Diezcanseco denominó la “Hoguera Bárbara”


El General Eloy Alfaro Delgado, es uno de los personajes más destacados de nuestra historia, y con mucha justicia.


Los cambios que su pensamiento y lucha implementó fueron de gran trascendencia para su época, y constituyen un hitó histórico en la historia republicana, tanto afecto sus discurso y los cambios que a partir del mismo se generaron, a los sectores pudientes de la oligarquía terrateniente de finales del siglo XIX, que a través de sus voceros oficiales, defensores del orden constituido, como fueron los medios de comunicación de entonces entre ellos el Comercio de quito, difamaron, descalificaron y perversalizaron, la figura de Alfaro, hasta convertirlo en un monstruoso enemigo, que atentaba contra los intereses económicos, la moral, la religión, la ética, educación, el bienestar, no precisamente de los sectores terratenientes que ostentaban el poder político y económico en ese momento histórico, sino de toda la sociedad, hábilmente  los discursos terratenientes desde sus medios de comunicación, y desde el púlpito, ya que la cúpula eclesial era aliada estratégica de dicho poder, convencieron a la comunidad de que los intereses y afanes terratenientes, lo eran de toda la sociedad, aun cuando los huasipungueros, conciertos de la hacienda serrana,  el cholo peón de las plantaciones costeñas, servicias domésticas,  artesanos, prostitutas  y otros grupos sociales subyugados solo recibía la dureza del injusto, excluyente, inequitativo y perverso dominio terrateniente.


Vale esta reflexión, porque fueron precisamente miembros de estos grupos subyugados, quienes ejecutaron tan horrorosa masacre, eso sí asesorados, guiados, ordenados, implícita y explícitamente por quienes siempre dieron las órdenes, la oligarquía terrateniente, y por supuesto con la eficiente colaboración de la cúpula eclesial, que no solo era aliada estratégica de estos grupos de poder, sino beneficiaria directa de la estructura de poder que Alfaro combatía.


Señalo, este fenómeno de generalización e inducción psicosocial que constituye el discurso oficial de la gran prensa orgánicamente articulada al poder económico,   para que los grupos subyugados se apropien de los intereses y afanes de sus verdugos, ya que es el instrumento de manipulación que con mayor frecuencia se ha utilizado para perpetuarse en el poder, y que se evidencia con más fuerza en tiempo de elecciones, donde los representantes de los grupos de poder, hacen aparecer como generales sus intereses y visiones socioeconómicas, para convencer al elector,  convenciéndolos que defienden sus intereses y necesidades,  cuando en realidad esos intereses y visiones no solo contrapuestas, sino irreconciliables.

Si bien no puede ubicarse a Alfaro como un defensor estructural de la clase proletaria, ecuatoriana, debe reconocerse que sus acciones y las convulsiones socioeconómicas que se provocaron con el advenimiento de la Revolución Liberal, de finales del siglo XIX, se concretaron en un ordenamiento jurídico que si bien favorecía ex profesamente a un nuevo ciclo evolutivo del capitalismo, y la burguesía agrocomercial, como su más conspicua representante, también facilitó el aparecimiento, organización y presencia de actores sociales del proletariado, especialmente, al romper la infraestructura socioeconómica, política, jurídica, cultural y religiosa en que se fundamentaba el dominio terrateniente, como forma de producción predominante en el periodo pre alfarista.
Consecuentemente, por más que se enfoquen ciertas acciones y decisiones económico político, sociales y jurídicas en beneficio directo de ciertos grupos económicos, dichas acciones y decisiones,  necesariamente tienen incidencia, bien negativa o positiva respecto a otros grupos socioeconómicos, en función de la interacción social que se genera entre  los actores colectivos de una comunidad determinada.

De ahí que, aun cuando muchas decisiones políticas no se enfoquen directamente al servicio de las mayorías sociales, o sus objetivos ulteriores busquen reforzar estructuralmente el sistema socioeconómico dominante, no es menos cierto que en muchos aspectos dichas decisiones coadyuvan al mejoramiento de la calidad de vida, también de los sectores socioeconómicos más deprimidos de la sociedad.

El mejoramiento del sistema educativo, Reforzamiento del esquema de derechos, la regulación de las relaciones económicas, de oferta, demanda e intercambio, el equilibrio en el salario como forma de control redistributivo de la riqueza;  el mejoramiento de la infraestructura productiva, (Energía, vías de comunicación, medios de comunicación)  el cambio de la matriz productiva, fortalecimiento y ampliación del sistema de protección social, infraestructura sanitaria, etc. Indiscutiblemente favorecen el desarrollo humano de los grupos sociales más deprimidos, aun cuando se inscriban en la lógica de mejorar el mercado y el talento humano que el sistema necesita.

Desde esta perspectiva apoyar una propuesta de gobierno orientada a introducir, desarrollar y fortalecer decisiones políticas como las descritas en el párrafo anterior, es ser consecuentes con los más caros anhelos de los sectores económicos menos favorecidos y que constituyen numéricamente la mayoría de la población ecuatoriana.


Fredy Torres A.

Piñas, enero 28 del 2017.

ECOS DE III ELAP ECUADOR 2016



ECOS DE  III ELAP ECUADOR  2016

Los días 28, 29 y 30 de septiembre, del presente año se realizó en Ecuador el 3º Encuentro Latinoamericano Progresista, en el cual se produjeron importantes participaciones de figuras de elevada estatura intelectual y política de nuestra América y del mundo entero, en sus intervenciones se destacó las distintas manifestaciones de la arremetida de la recalcitrante derecha, contra todos los regímenes considerados progresistas en nuestro subcontinente, la velada ruptura de la democracia en el Paraguay, con el golpe de Estado Parlamentario, contra  a Fernando Lugo, ante el cual la derecha institucionalizada en las grandes cadenas de difusión masiva guardaron sepulcral silencio, y loa que es peor lo deformaron, haciéndolo aparecer como un triunfo democrático, igual actitud ante el atentado a la democracia con Dilma Rousseff, y la guerra abierta que contra estos regímenes desarrollan todos los medios de difusión masiva, sectores de derecha que ven afectados sus supremos intereses, y grupos de izquierda, o bien por su extremismo o su miopía niegan los progresos de estos sistemas de gobierno, acomodándose curiosamente en las faldas de la derecha, a quien dicen combatir.

En esta suerte de cambalache ideológico que alimenta la derecha porque conviene a sus intereses y se sumen los izquierdosos inconsistentes, porque sienten perder piso ante el derrumbe de sus anquilosadas plataformas de lucha, con anacrónicas propuestas reivindicativas, incapaces  de construir un análisis, actual, propositivo y factible de concretarse en realidades, que superen sus líricos sueños de grandeza aislados de la realidad.

En este contexto y sin  excluir en  claridad e importancia a los otros destacados participantes, vale reflexionar brevemente sobre los conceptos vertidos por el Expresidente de Uruguay, Sr. Don José Mujica, quien destacó cuestiones básicas que debe considerar la lucha política en américa Latina:

La integración y Unidad Latinoamericana, que debe rebasar los discursos y tratados, concretándose en la integración del conocimiento, la investigación científica, estableciendo un  bagaje científico y tecnológico común latinoamericano.
Infraestructura productiva integral, Vías, energía eléctrica, rutas marinas, etc., regulando el enorme mercado potencial de L.A.

Que en las luchas internas, no puede alimentarse el odio, sino dar prioridad a las alianzas, ya que la unidad no es de ahora y para siempre, sino en cuestiones puntuales y concretas; puesto que cada adhesión tiene mérito doble, uno menos para el adversario, uno más que fortalece nuestras filas.

La ética del compromiso político, que debe obligarnos a actuar de acuerdo a lo que pensamos y expresamos, consecuencia entre pensamiento y acción, fundamentándose esencialmente en la solidaridad como valor prominente de la lucha y la acción política, de la izquierda latinoamericana.

Y una de sus más brillantes reflexiones fue la imposibilidad de crear un sistema socialista sobre una sociedad con elevados niveles de pobreza e indigencia, señalando que el fundamento socialista es el desarrollo de las fuerzas productivas, con todo lo que ello implica, el desarrollo cultural y educativo de la sociedad, pues no puede hablarse de socialismo en un pueblo con escasa formación cultural, “en masas atrofiadas intelectualmente por la televisión de las clases dominantes”;  a través de la confluencia de una acción política latinoamericana, puesto que el socialismo no puede construirse en la dimensión de una sola república latinoamericana, en este contexto pueden funcionar regímenes progresistas que procuren un mejor reparto de la producción nacional, mas no un sistema socialista.

Otra de sus reflexiones refiere que el mayor enemigo de la democracia, es la desigualdad económica, que se manifiesta en una elevada concentración de la riqueza en pocas familias y la pauperización económica de las grandes mayorías.


Lecciones políticas que deberían ser analizadas y debatidas por gobernantes, por nuestras juventudes y votantes conscientes que se aprestan a un próximo proceso electoral.

A continuación, adjunto segmentos del discurso de este gran personaje de la política  latinoamericana.





Fredy Torres A.


La Estrategia del Teatro Para inducir el Plan Ecuador

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