La Estrategia del Teatro Para inducir el Plan Ecuador

 La Estrategia del Teatro Para inducir el Plan Ecuador

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En estos días cuando desde la presidencia de la republica, sin el menor rubor se propone anular explícitamente los rasgos básicos de soberanía a que se incluyeron en el marco constitucional del 2008, declarando al Ecuador territorio de paz y en consecuencia, prohibiendo el establecimiento de bases militares extranjeras en territorio nacional. Para de la forma más servil y funcional al poder imperial solicitar a los EE.UU instale una base militar en el país, con el pretexto de controlar la inseguridad ciudadana. ¿Cómo si a la gran potencia le importara eso?

En este contexto es muy ilustrativo leer un artículo de Hugo Hidrovo con un excelente analisis sobre el intervencionismo estadounidense en el territorio latinoamericano, que pone al descubierto los verdaderos intereses de la potencia bélica en el contexto de la geopolítica y el dominio del mundo que es el verdadero interés; no la seguridad interna de ningún paisito en los que imponen su voluntad a sus anchas gracias a las elites dirigente pronorteamericanas por que con empresas de esa potencia se mezclan sus intereses.

Lo colgamos en su totalidad para que te informes.

Tambien lo pueden encontrar en el blog del autor: https://www.hugoidrovo.com/2023/03/01/la-estrategia-del-teatro/ 


La Estrategia del Teatro

Para inducir el Plan Ecuador

Hugo Idrovo

 


Lockheed P-3 AEW Orión del U.S. Customs and Border Protection. (Archivo Hugo Hidrovo)



El nazismo no murió en 1945, vive en los EEUU con un nombre falso: Democracy

 

Guayaquil, viernes 21 de octubre de 2022, 11 y 15 de la mañana. Voy caminando por calles del Barrio Orellana cuando, de pronto, un avión estadounidense de guerra electrónica Lockheed P-3 Orión pasa rugiendo a baja altura. Me detengo a cavilar:

Poco menos de un mes atrás, el 13 de septiembre, la general Laura Richardson, Jefe del Comando Sur de los EEUU, llegó a Quito, se reunió con el presidente Lasso en su despacho y por los dos días siguientes, dirigió la Conferencia Sudamericana de Defensa Southdec 2022, a fin de coordinar “mecanismos para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico”. Seguidamente, el 20 de octubre, una delegación de 5 senadores estadounidenses liderada por Robert “Bob” Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara Alta del Congreso de los EEUU, se reunió en Carondelet con Lasso y sus más íntimos colaboradores. Los senadores prometieron su apoyo para enfrentar “la ola de inseguridad que atraviesa el país” y al “narcotráfico transnacional”, incidencia que, según palabras del político republicano de raíces cubanas Bob Menéndez, “es un tema que Ecuador solo no puede contrarrestar” (El Debate, 2022).

Los solícitos emisarios norteños ofrecieron también “vigorizar las relaciones comerciales” y “la conservación del medio ambiente en Galápagos”, para lo cual luego se trasladaron al archipiélago. Pero las Islas Galápagos y sus aguas patrimoniales, territoriales y adyacentes desde 2018 están siendo objeto de escrutinio y uso por parte de los EEUU, tanto desde el aire como por mar. Igual que lo hicieran cuando el FOL de Manta. ¡Y no precisamente con fines ambientalistas! A más de los aviones, numerosos buques de guerra electrónica de la clase Legend pertenecientes a la Guardia Costera de los EEUU (USCG por sus siglas en inglés) se han visto en Galápagos a partir de ese año, navegando dentro de la Reserva Marina e incluso fondeando frente a Puerto Baquerizo Moreno, isla San Cristóbal, donde se encuentra la sede de la II Zona de la Armada del Ecuador. Estos aviones y buques, equipados con la más moderna gama de armamento y tecnología bélica, únicamente rinden cuentas de sus actos al Comando Sur y el Departamento de Defensa de los EEUU.

El Comando Sur de los Estados Unidos (U.S. Southern Command) es un destacamento unificado de sus fuerzas armadas (USAF, U.S. Army, U.S. Navy, U.S. Marines Y USCG) destinado al control político y militar de América Latina y el Caribe. Para el efecto, proyecta recursos militares para mantener apretada la yunta con sus sumisos aliados y ejecutar maniobras contra los regímenes antiestadounidenses que se presenten en la región. También trabaja en conjunto con instituciones federales como las Aduanas y Protección Fronteriza de los EEUU (U.S. Customs and Border Protection), el Departamento de Seguridad de la Patria (U.S. Department of Homeland Security), la

Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), la Administración de Control de Drogas (DEA), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

En el último lustro, en el Ecuador se ha venido repitiendo un libreto muy similar al impuesto por aquel convenio unilateral suscrito en 1999, durante la presidencia de Jamil Mahuad, que autorizaba a los EEUU la puesta en operaciones de la ingratamente recordada Base o FOL de Manta (FOL: Forward Operation Location). Así, el puerto de Manta, las Islas Galápagos, el espacio aéreo y mar territorial ecuatorianos estuvieron catalogados por Washington como “Áreas de Influencia del Comando Sur y la IV Flota Naval de los EEUU”. El vasallaje terminó en 2009, cuando el presidente Rafael Correa decidió no renovar el acuerdo.

¿Cómo pudo volver a suceder? Y, sobre todo, ¿por qué? Revisemos los hechos en retrospectiva.


INDUCIENDO UN GRAN PROBLEMA

Siendo presidente Lenin Moreno Garcés, el 6 de enero de 2020 Francisco Carrión hizo pública la renuncia a su cargo de Embajador del Ecuador en los Estados Unidos. Justificó su decisión por estar en desacuerdo con un programa de misiones de vigilancia electrónica sobre territorio ecuatoriano, establecido desde septiembre de 2018 con aviones militares estadounidenses. Recalcó que los vuelos se estaban efectuando sin que exista un marco normativo bilateral indispensable para preservar la soberanía del Ecuador (Imbaquingo, 2020). Destapada la olla, el 16 de enero de 2020, el diario El Comercio publicó una entrevista al entonces Comandante General de la Armada del Ecuador, contralmirante Darwin Jarrín Cisneros, respecto a la existencia de algún convenio establecido para operaciones semejantesJarrín Cisneros indicó que “el apoyo evidentemente está viniendo de los EEUU. Si alguien nos ayuda de buena fe para cumplir con el control de los espacios marítimos en temas de control al narcotráfico, de contrabando de combustibles, de armas y pesca ilegal, para nosotros es bienvenido. (…) Nosotros tenemos las reglas y directrices que nos emiten del Comando Conjunto de las FF.AA., que es nuestro órgano superior, y el Ministerio de Defensa”” (Puente y Tipanluisa, 2020).

Jarrín Cisneros no precisó la existencia de ningún acuerdo; tan solo reafirmó su respeto al orden jerárquico castrense y a ponderar una “ayuda de buena fe” por parte del bueno del Tío Sam. Con esa respuesta, la otrora máxima autoridad naval expuso su desconocimiento -o soslayo- respecto a que el espionaje norteamericano, como operación fundamental para la conquista, la guerra y el dominio, es una estrategia que ha provocado terribles secuelas para cualquier nación del planeta. Y no se diga al Ecuador, las sempiternas injerencias imperialistas a través de su historia republicana han provocado un profundo atraso en su desarrollo, corrosiva dependencia, deterioro de sus valores culturales e irreconciliables divisiones.

Mantener un estado de guerra perpetua es fundamental para la supervivencia de los EEUU, por ello desde principios del siglo XX no cesa en su empeño de inocular en la humanidad la existencia de un permanente “enemigo de la democracia” al que hay que combatir y destruir. Después de la caída de la Unión Soviética y el comunismo, los EEUU señalaron al narcotráfico, el terrorismo y la inmigración ilegal como los actuales enemigos de su seguridad nacional.

Actualmente, EEUU mantiene alrededor de 1000 bases militares en el territorio de 130 países en los 5 continentes (Dufour, 2010). La mayor concentración de tropas y personal de inteligencia estadounidenses se ubica en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico (Agencia AFP, 2020, donde están las segundas mayores fuentes de petróleo del mundo (Expansión Datosmacro.com, 2021). Y en Latinoamérica y el Caribe -sin contar a Puerto Rico-, el grueso de destacamentos militares yanquis se encuentra en la República de Colombia, vecino país en el que desde 1999 está implementado el tratado bilateral llamado Plan Colombia, supuestamente diseñado para hacer frente al narcotráfico y el crimen organizado. A raíz de ese año, EEUU instaló 7 bases para uso de sus fuerzas armadas: Cartagena, Malambo, Palanquero, Apiay, Bahía Málaga, Tolemaida y Tres Esquinas. Todo resultó ser una estratagema de los EEUU para instaurar el control geopolítico y geoeconómico en la región y tender un cerco contra la República Bolivariana de Venezuela (Cuba debate, 2016), nación poseedora de la mayor reserva de hidrocarburos del mundo (Expansión/Datosmacro.com, 2021).

El Plan Colombia se ha manifestado como un verdadero obstáculo para la erradicación real del narcotráfico. Al cabo de 23 años consecutivos de presencia militar estadounidense en Colombia, el narcotráfico no se ha neutralizado ni detenida la maquinaria de producción de cocaína y la distribución fuera de sus fronteras. Por el contrario, año a año aumenta la inseguridad, el crimen y la pobreza entre su población. Esta situación se explica por el poder de los millonarios narco rubros destinados a lubricar al engranaje judicial y político de una nación para garantizar su impunidad.

Ofrecido este corto y necesario preámbulo, entremos en materia. ¿Por qué es tanto el interés de los EEUU en efectuar operaciones –supuestamente- para la “lucha contra el narcotráfico” desde Galápagos y el territorio continental ecuatoriano? Veamos:


EL PODER Y LA EXPERIENCIA

A fines de los años 70 en Nicaragua, la CIA puso en práctica tácticas de “guerra sucia” que con el devenir de los tiempos fueron perfeccionándose (Guzmán, 2018). Entre 1975 y 1979, durante los años de lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional para liquidar a la dictadura de Anastasio Somoza, una porción del territorio nicaragüense era zona de tráfico y producción de cocaína y sus derivados, cuestión que estaba en la mira de la Agencia entonces dirigida por George Bush padre. Los agentes secretos estadounidenses, al comprobar el enorme poder económico del narcotráfico, se apartaron de su misión de combatirlo y, por el contrario, se involucraron con él (Vásquez, 2018).

Gary Webb, periodista estadounidense ganador de un Premio Pulitzer, en 1999 denunció este caso en su libro The Dark Alliance (La Alianza Oscura). Webb describió minuciosamente de qué manera la CIA había llegado a un acuerdo con el narco nicaragüense para proteger la producción de cocaína e inducir su transformación al crack, una droga mucho más potente y mortífera. El crack, bajo el amparo de la CIA y las fuerzas armadas estadounidenses, se transportó en secreto hacia los EEUU e introducido en grandes cantidades en barrios afroamericanos y latinos de Los Ángeles, Oakland y San Francisco, California. El negocio llegó a generar hasta 550 mil dólares diarios y sobre los 120 millones de dólares mensuales. La recaudación era lavada en Wall Street y una vez convertida en dinero legítimo volvía a Nicaragua para financiar la contrarrevolución comúnmente llamada La Contra (Webb, 1998). El libro causó tanta fama a su autor como asombro e interés en el mundo entero. Sin embargo y como era de esperarse, el poder contraatacó: Gary Webb fue víctima de una larga campaña de difamación que acabó con su reputación y capacidades laborales. Neutralizado tras implacable acecho, Webb salió de la vista pública y en 2004 se encontró muerto en su casa con dos balazos en la cabeza (Jones, 2005).

La experiencia ganada por la CIA en Nicaragua fue aplicada y refinada en Colombia entre 1981 y 1989, durante las dos administraciones presidenciales de Ronald Reagan y su vicepresidente George Bush padre, director de la Agencia en el periodo 1976-1977 (Encyclopaedia Britannica, 2018). De hecho, entre 1989 y 1993, Bush padre fue presidente de los EEUU, lo que indica que este agente secreto y estadista durante 18 años ininterrumpidos fue testigo de excepción en la época de mayor poderío e influjo de los carteles de la droga en Colombia (Escobar Moreno, 2020). Según reportes estadísticos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), entre 2018 y 2019 Colombia tuvo un notable incremento en los cultivos de hojas de coca (ONU: Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2019). En consecuencia, el año 2021 arrojó evidencias que Colombia producía más cocaína que nunca en su historia, superando al monto de exportaciones que tuvo en la era de esplendor de Pablo Escobar Gaviria (G. Long, 2021). Actualmente, nuestro país vecino tiene el primer lugar en el mundo como productor de alcaloides e índices que marcan la mayor desigualdad social en América Latina (Forbes, 2020). Gajes del Plan Colombia y el ingreso de Colombia en la OTAN en calidad de socio global (France 24, 2018).

Y también está el caso de Afganistán. Apenas un mes después de los polémicos ataques del 11S contra el Pentágono y la ciudad de Nueva York, en octubre de 2001 los EEUU lanzaron la Operación Libertad Duradera (Operation Enduring Freedom) contra Afganistán (UIB, 2021). Como resultado, lejos de haber capturado a Bin Laden u otros líderes de Al Qaeda, lo que los invasores sí consiguieron fue financiar una escalada de guerra, descomposición social, corrupción y miseria que desembocó en una gigantesca crisis que justificó y alargó la ocupación militar de esa nación. De esa manera, el gobierno de EEUU emprendió otro millonario negociado a través de los carteles de droga locales. Antes de la invasión, hacia el año 2000, el régimen talibán en concordancia con los jefes tribales había limitado las áreas de cultivo de opio a 8000 hectáreas, pero, con la presencia yanqui, en 2016 se habían disparado a más de 216000 hectáreas que arrojaron una producción de 9000 toneladas anuales del narcótico. En 2017 Afganistán pasó a liderar la producción mundial de opio y sus derivados, morfina y heroína (Peláez, 2017). Gajes de la “libertad duradera”.

Otras evidencias apuntan a que en la ciudad de Miami se encuentra el mayor mercado de drogas de occidente y que EEUU lidera el número de consumidores de clorhidrato de cocaína y víctimas por sobredosis de opiáceos que hay en el mundo, sumario que supera a las 50 000 muertes anuales (AFP, 2017). Además, en los EEUU se encuentran los bancos más importantes ligados al blanqueo de dinero producto del narcocomercio (ACFCS, 2016). La oligarquía financiera norteamericana ha desarrollado políticas muy sofisticadas para sostener el poder global de los EEUU, mediante la recepción de fondos ilícitos provenientes del extranjero -que fluctúan entre quinientos mil millones y un billón de dólares anuales- y su posterior lavado e inversión en negocios legítimos o en bonos del Estado (Estulin, 2011). Al mismo tiempo, el estado de Florida alberga a lo más granado del crimen organizado estadounidense y Miami es sempiterno refugio de mercenarios, asesinos, dictadores, conspiradores y delincuentes de cuello blanco vinculados a la política latinoamericana de filiación neoliberal y ultraderechista (Bernardo, 2021). Gajes de la democracia.

Con estos antecedentes y datos armemos el silogismo: si el gobierno de los EEUU funge de protector de Colombia y benefactor de Afganistán (a pesar de la retirada de sus tropas en 2021), países líderes en producción y exportación de narcóticos y alcaloides; si a la vez el gobierno de los EEUU da curso a que en su propio suelo opere un sistema financiero corrupto e inmoral y, si este mismo gobierno desde 1945 ha generado un estado de guerra permanente a lo largo y ancho del planeta -escudado tras el sardónico eufemismo de “defensa de la libertad y la democracia”-, entonces: EEUU de América es un mega narcoestado terrorista, cínico por excelencia.

De ahí que nos preguntamos que, si so pretexto de “lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado”, ¿está EEUU calificado para efectuar misiones de inteligencia militar por cielo, mar y suelo ecuatorianos, en detrimento de nuestra soberanía, integridad territorial y vocación pacifista? Y, bajo la misma excusa, ¿es válido que fuerzas militares y federales estadounidenses hayan sido autorizadas por el expresidente Lenin Moreno y su sucesor Guillermo Lasso para operar sin restricciones desde aeropuertos ecuatorianos y las Islas Galápagos? La Constitución de la República del Ecuador vigente desde 2008 indica textualmente en su Artículo 5: “El Ecuador es un territorio de paz. No se permitirán los establecimientos de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares. Se prohíbe ceder bases militares nacionales a fuerzas armadas o de seguridad extranjera”. Letra muerta.

 

FELONÍA Y SUMISIÓN, 2017

A partir de junio de 2017 Lenin Moreno Garcés impulsó un proceso político que renegó de los compromisos que defendía en campaña e incumplió el Plan de Gobierno que lo llevó a la Presidencia de la República. Moreno repudió a sus millones de electores, ignoró los mandatos constitucionales, se declaró abiertamente afín a los intereses de los EEUU y pactó con el neoliberalismo defendido por las más virulentas fuerzas conservadoras y reaccionarias del Ecuador. Fue un acto de traición sin precedentes, que se sustentó en la corrupción judicial e institucional, la mentira sistemática respaldada por la prensa hegemónica y la persecución implacable a sus viejos compañeros de lucha. De esta manera, los acontecimientos se sucedieron con extraordinaria rapidez.

El 3 de enero de 2018, afectado por controvertidas acusaciones (lawfare), fue destituido y encarcelado el Vicepresidente de la República democráticamente electo, Jorge Glas Espinel; el 28 de enero se verificó un inédito “atentado terrorista” contra un cuartel de la Policía Nacional en la localidad de San Lorenzo, provincia de Esmeraldas (Redacción BBC Mundo, 2018); el 31 de enero se destacó la presencia de agentes del FBI en el lugar de los hechos para, según dijeron, contribuir en “hallar rastros” de los sospechosos (Torres, 2018). Otros “ataques terroristas” atribuidos a “guerrillas transnacionales” se repetirían entre el 17 y 26 de marzo en poblaciones de la provincia de Esmeraldas cercanas a la frontera con Colombia, causando docenas de heridos y pérdidas de vidas.

El 27 de febrero de 2018, al mes de iniciada aquella sorpresiva (léase inducida) escalada de violencia en la frontera norte, el Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de los EEUU en el Hemisferio Occidental, Thomas A. Shannon Jr., arribó a Quito para reunirse con Moreno y el entonces presidente de la Asamblea Nacional, José Serrano. Llegó con la finalidad de “fortalecer la relación bilateral y la colaboración en áreas de interés mutuo, asuntos comerciales y de inversión, la cooperación antinarcóticos y asuntos regionales e internacionales” (Redacción Elcomercio.com, 2018). ¿Quién es Shannon? Un sagaz diplomático que sirvió tanto a gobiernos republicanos como demócratas en su nación; tuvo participación en el golpe militar en Honduras que defenestró al presidente Zelaya (2009); organizó los “golpes parlamentarios” que destituyeron a los mandatarios Dilma Roussef en Brasil (2016) y Fernando Lugo en Paraguay (2012). También, en 2002, mientras se desempeñaba como Director de la Oficina de Asuntos Andinos del Departamento de Estado de EEUU, estuvo implicado en la fallida asonada contra el presidente constitucional de Venezuela Hugo Chávez (Weisbrot, 2018)Todo un “gambler”.

Parece que los chicos del FBI y la CIA pusieron inmediatamente en acción las instrucciones dejadas por Shannon, pues entre el 16 y 20 de marzo se desató una serie de quirúrgicos bombazos, atribuidos a “grupos irregulares” en las localidades fronterizas de Borbón, Alto Tambo, El Pan y Mataje, este último con la muerte de tres soldados del Ejército (Agencia EFE, 2018). Acto continuo, el 26 de marzo se efectuó un encuentro oficial entre el ex ministro de Defensa Patricio Zambrano Restrepo con una delegación estadounidense conformada por el teniente general Joseph DiSalvo, subcomandante del Comando Sur y la embajadora Liliana Ayalde, Subcomandante Civil y asesora de Política Exterior del Comando Sur (PLAN V, 2018). A raíz de esta reunión, a Washington se le otorgarían facilidades para intervenir en estrategias de seguridad interna del Ecuador y realizar “actividades aéreas antinarcóticos” desde instalaciones aeroportuarias civiles y militares ecuatorianas.

Coincidentemente, aquel mismo 26 de marzo en un área fronteriza con Colombia, se cometió el secuestro y posterior asesinato de tres reporteros del diario capitalino El Comercio. La tragedia aceleró a Moreno para anunciar su retiro como garante de los procesos de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (DW, 2018).

A renglón seguido, el 28 de abril, Lenin Moreno designó como nuevo Ministro de Defensa a Oswaldo Jarrín Román.


CONVITE CON EL COMANDO SUR

El ex ministro de Defensa Oswaldo Jarrín Román, General de División del Ejército en servicio pasivo, tuvo experiencia previa en esa misma Cartera de Estado entre 2005 y 2006, en tiempos de la accidental presidencia de Alfredo Palacio. Durante su carrera militar, Jarrín asistió a cursos en el Colegio Interamericano de Defensa en Washington D.C. y el Instituto Internacional de Contra-Terrorismo de la Universidad Herzliya en Israel (Ministerio de Defensa, 2019). Es autor del Libro Blanco de la Defensa Nacional, un tratado que propone políticas de Defensa desde la óptica de las Fuerzas Armadas ecuatorianas en total concomitancia con los objetivos estratégicos y lineamientos del militarismo estadounidense para la región (Ministerio de Defensa Nacional, 2019).

Ni bien Jarrín se familiarizaba con su despacho cuando, el 3 de mayo de 2018, el Ecuador recibió equipamiento tecnológico por parte del Programa de Asistencia Antiterrorismo del Departamento de Estado de los EEUU (U.S. Mission Ecuador, 2018). Los insumos se proveyeron con la intención de “intercambiar información y experiencias para la lucha contra el tráfico ilícito de estupefacientes y combatir la delincuencia organizada transnacional” (El Universo, 2018). Seguidamente, el 21 de mayo, Jarrín mantuvo reuniones con el Subsecretario Adjunto de Defensa de los EEUU para Asuntos del Hemisferio Occidental, coronel (SP) Sergio de la Peña, funcionario a cargo de la aplicación de las políticas estadounidenses de seguridad para la región y supervisor de la asignación de recursos económicos para programas de cooperación del Comando Sur (El Universo, 2018).

Con la alfombra roja bien lavada, el 27 de junio entró a Carondelet el vicepresidente de los EEUU Mike Pence en visita oficial. Durante su estadía formalizó un acuerdo de Cooperación en Materia de Seguridad, con carácter militar bilateral, para reforzar “la capacidad del Ecuador en su combate contra las amenazas compartidas del crimen organizado transnacional y los desastres humanitarios” (El Universo, 2018). Y como nada es gratis, se procedió la reapertura de la Oficina de Cooperación en Seguridad de la Embajada de los EEUU, que se había clausurado en 2014 durante la administración presidencial de Rafael Correa (El Comercio, 2019). Así quedó expedito el arribo de aviones militares y federales estadounidenses para que, en teoría, sirvan de apoyo a la Armada ecuatoriana en las susodichas “actividades aéreas antinarcóticos” (El Universo, 2018).

El 3 de septiembre de 2018, María Paula Romo se posesionó como Ministra del Interior. A ella correspondió, el 5 de septiembre de 2018, en compañía del ex embajador de los EEUU, Todd Chapman, y el exministro Jarrín, dar la bienvenida a los primeros Orión en la Base Aérea Simón Bolívar en Guayaquil. En rueda de prensa celebrada en dicho reparto militar, Jarrín puntualizó que estos “van a sobrevolar espacios que son restringidos y aún prohibidos, pero que están autorizados por el Estado ecuatoriano, el Ministerio de Defensa y la Cancillería en particular” (Ministerio de Defensa Ecuador, 2018). Inmediatamente después de este acto Jarrín viajó a los EEUU, a fin de mantener reuniones de trabajo con el jefe del Comando Sur almirante Kurt W. Tidd y “coordinar misiones” para los Orión (El Universo, 2018).

Los aviones yanquis actualmente operativos en el Ecuador pertenecen a inventarios de las agencias federales U.S. Customs and Border Protection (Aduanas y Protección de Fronteras) y el U.S. Department of Homeland Security (Departamento de Seguridad de la Patria). Esta última institución se creó después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York para prevenir futuros ataques contra el territorio de los EEUU y reforzar la seguridad interna de la nación. La Doctrina de Seguridad emitida por los EEUU en 2001, promueve anticiparse a las intenciones de sus adversarios y justificar cualquier acto bélico que resulte de ello como “legítima defensa preventiva”.

Tras siete meses continuos de operaciones de los Orión desde Guayaquil, Salinas o Manta, el jueves 25 de abril de 2019, en dependencias del Ministerio de Defensa Nacional Oswaldo Jarrín se reunió con el nuevo jefe del Comando Sur de los EEUU, almirante Craig Faller. Su antecesor, el almirante Tidd, en su discurso de cambio de mando instó a potenciar la continuidad de su misión en Latinoamérica, región que es considerada como “crítica” para la seguridad de los EEUU y a la vez proteger su “soberanía” ante la penetración china, pues, “cada vez que les das una pulgada ellos se toman una milla” (EFEUSA, 2018). Una vez terminada la reunión con Faller, Jarrín manifestó a la prensa su complacencia por estrechar la cooperación con los EEUU en la lucha contra el narcotráfico mediante “un monitoreo continuo en el país” a cargo de los Orión. (El Comercio, 2019).

El compromiso con el jefe del Comando Sur fue ratificado por Jarrín el 26 de septiembre de 2019, en un acto formal que se celebró en Puerto Baquerizo Moreno, isla San Cristóbal, Galápagos. Ese día la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), con anuencia de la Armada del Ecuador, hizo entrega oficial al Ministerio de Defensa Nacional de un terreno de 10.000 m2, en predios del Aeropuerto de San Cristóbal, para dar facilidades de hangares, mantenimiento y repostaje a los Orión, así como espacio para la potencial construcción de instalaciones aptas para alojamiento de tripulantes y personal de tierra. En su discurso, Jarrín calificó a la isla San Cristóbal como vértice de un “triángulo de seguridad” que vigilará rutas que utiliza el narcotráfico (Rosero, 2019). Recalcó, además, que “Galápagos es para Ecuador como nuestro portaviones, es nuestro portaviones natural, porque nos asegura permanencia, reabastecimiento, facilidades de interceptación y está a mil kilómetros de nuestras costas” (Robalino, 2019).

Lo expuesto por Jarrín no fue nada original. Tampoco el mentado “triángulo de seguridad” simultáneamente anunciado por el Alto Mando de la Armada, y que estaría conformado por San Cristóbal como vértice principal y los puertos de Esmeraldas, Guayaquil o Manta, con proyecciones a Posorja y Puerto Bolívar-. En realidad, ambos vocablos provienen de tiempos de la Segunda Guerra Mundial, durante la ocupación estadounidense de Salinas y las Islas Galápagos. En 1942, el teniente general Frank M. Andrews, jefe del Comando de Defensa del Caribe, declaró que “Seymour Island is our giant rocky flat top” (Idrovo, 2013). La Armada de los EEUU apoda “flat top” a sus portaviones; traducido: “la isla Seymour (Baltra) es nuestro gigantesco portaviones de roca”. El “Triángulo de Seguridad” o “Security Triangle”, así llamado desde 1942 por la 6th Air Force para la defensa del Canal de Panamá por el lado del Océano Pacífico, estaba conformado por Corinto, Nicaragua – Base Alfa, Isla Baltra – Base Beta y Salinas -Base Gamma (Idrovo, 2013). El exministro Jarrín, al repetir textualmente lo dicho por los yanquis hace 80 años en su afán por posesionarse del archipiélago ecuatoriano, nos regresó a una era de entreguismo y vergüenza.

 

EL LOCKHEED P-3 ORIÓN

Es un cuatrimotor turbohélice de fabricación estadounidense diseñado para el reconocimiento y patrullaje oceánico, guerra antisubmarina y vigilancia electrónica. Lleva una tripulación de 11 hombres, 3 de ellos al mando y 8 especialistas en armamento, sistemas de radar multimodo y electroóptico, aerofotografía, detectores infrarrojos y sensores de anomalías magnéticas. Detectan y rastrean embarcaciones de superficie o sumergidas y aviones que se encuentren volando a cualquier nivel de altura sobre el mar o tierra firme. También interceptan comunicaciones que se realicen en cualquiera de las áreas geográficas que estén dentro de su radio de acción. Como corresponde a una aeronave militar de combate, aparte de su tripulación de vuelo dispone de personal de tierra civil y militar -exclusivamente estadounidense- para su operatividad. Se trata de un apreciable número de personas y soldados con responsabilidades diversas: contingencia y protección de incendios, seguridad de vuelo, seguridad en pista, seguridad aeroportuaria, seguridad en tierra (unidades capacitadas para acción militar y respuesta bélica en pista, plataforma y línea de vuelo), mantenimiento (planta motriz, aviónica, radares, armamento, estructura, neumáticos, etc.), repostaje y abastecimiento, alimentación y alojamiento de tripulaciones. Esta aeronave exige el concurso de no menos de 30 almas para entrar en acción.

 

Adicionalmente, y tal como fue en tiempos del FOL de Manta, al personal de tierra se suma un grupo de controladores de tráfico aéreo -también estadounidense- cuya tarea radica en establecer contacto, desde la torre de control del Aeropuerto José Joaquín de Olmedo (Guayaquil Torre, GT), Manta o Galápagos-San Cristóbal, con la tripulación de cada Orión que salga o ingrese a suelo ecuatoriano. Es una condición ineludible. Los controladores o “torristas” ecuatorianos acreditados por la DGAC no están autorizados a hacerlo. La comunicación se efectúa en inglés codificado y los códigos varían en cada misión. De esta manera, EEUU mantiene sigilo y secreto en todo momento, tanto de los nombres de las tripulaciones, como de la ruta a seguir y el resultado de datos recibidos a bordo, destino final o procedencia de cada vuelo. No hay variante con lo que sucedió en el FOL de Manta. Las tripulaciones, de acuerdo -o no- a lo que presenten a la DGAC en su plan de vuelo, únicamente se comunicarán con GT al alcanzar precisos puntos de chequeo obligatorios (MIBAR) que se encuentran al límite de las 12 millas del mar territorial ecuatoriano. Sobrevolado este punto, de ahí en adelante el contacto con el Ecuador se perderá, pues el Orión cambiará su frecuencia radial al ingresar en el mar adyacente, la zona económica exclusiva y aguas internacionales. Igual a la inversa, si su ruta es hacia el Ecuador, tan solo se notificará con Guayaquil Torre desde aquel MIBAR. A lo largo de su misión se comunicará y recibirá órdenes directamente desde los EEUU o cualquiera de las bases en Centro y Sudamérica que están bajo control del Comando Sur. Los Orión no están obligados a retornar a su punto de partida en el Ecuador; obedecen tan solo a las directrices del Comando Sur. De ese modo, pueden despegar y volar directa y libremente hacia cualquiera de sus bases en Colombia, Centroamérica o Panamá. Y viceversa. Si es ese el caso, otros aviones asignados a esas bases podrán salir y aterrizar a discreción en Guayaquil en reemplazo o apoyo del aparato que partió horas o días antes a patrullar.

Abramos un paréntesis histórico: antes de la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial (1937-1941), en el Ecuador volaba la aerolínea SEDTA, filial de la Deutsche Luft Hansa, enlazando exitosamente a las principales ciudades del país. Obviamente, con tripulaciones y equipos alemanes. La Casa Blanca se alarmó, reclamó airadamente y consiguió liquidar a la aerolínea en diciembre de 1941, aludiendo que los aviadores europeos, so pretexto de dar un servicio de transporte de pasajeros, en realidad estaban realizando misiones de espionaje y reconocimiento que pondrían en riesgo la seguridad del Hemisferio (Idrovo, 2013). Todo ladrón juzga por su condición.

Continuemos. Ahora bien, si un oficial ecuatoriano aborda un avión federal o militar estadounidense para alguna misión, ésta será de carácter nacional, como un vuelo de patrulla de ida y vuelta a Galápagos. La tripulación a bordo se someterá a las delimitaciones que establece la CONVEMAR, pues EEUU nunca reconoció la soberanía ecuatoriana sobre las 200 millas marinas establecidas en el Tratado de Santiago de 1952. De ese modo, durante el vuelo, el compatriota podrá participar de las operaciones únicamente sobre las 12 millas del Mar Territorial y las 12 millas adicionales del Mar Adyacente; más allá de esos límites quedará sin opción a recibir información en caso de alguna eventualidad o detección sospechosa (Idrovo, 2013). Mientras el Orión vuele sobre aguas ajenas al Ecuador (como la Zona Económica Exclusiva o aguas internacionales), la sección donde trabajan los especialistas estará vedada para él. Será un pasajero sin voz ni voto y ocupará un asiento destinado al observador en misiones de búsqueda y rescate. Así hasta que el avión reingrese a mar territorial ecuatoriano, sea en la región insular o continental.

 

ECUADOR, EL PLAN COLOMBIA Y LA FTC-BRAVO, HONDURAS

La verdadera y oculta intención de los EEUU para estos vuelos radica en un proceso de fortalecimiento de su supremacía militar y económica en áreas marítimas del Pacífico Sur y Centroamericano. Los Orión que operan desde la Base Aérea Simón Bolívar de Guayaquil están diseñados para efectuar vuelos directos desde esa estación, Galápagos (Baltra o San Cristóbal), Salinas o Manta, hacia bases estadounidenses del Plan Colombia como Palanquero (distante a 1.796 kms.), Bahía Málaga (1.483 kms.) y Apiay (1.858 kms.) o a la Base Aérea José Enrique Soto Cano, en Honduras (1.705 kms.). La base Soto Cano está ubicada en la localidad de Palmerola, Departamento de Camayagua, a 97 kilómetros al norte de Tegucigalpa. Es sede de la Academia Militar de Aviación de la Fuerza Aérea Hondureña y centro de operaciones de la Joint Task Force-Bravo, JTF-Bravo (Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, FTC-Bravo), un enclave fundamental para el Comando Sur de los EEUU, pues desde allí coordina todas las misiones militares y ejercicios multilaterales que se llevan a cabo en Centroamérica, Panamá y Colombia (Downey, 2020).

La presencia militar estadounidense en Honduras se remonta a 1983, en pleno auge de la política exterior de la administración Reagan centrada en “apoyar el interés militar y político de los EEUU en América Central amenazada por la expansión comunista”. En enero de 1986 el vicepresidente en funciones de los EEUU, George Bush padre, visitó Honduras a fin de estimular a sus aliados y compatriotas para enfrentar la “amenaza sandinista” que se cernía en la frontera. En esa año la CIA llevaba casi una década de señorío en la región y hacía cuentas de sus utilidades: casi el 100% de la cocaína y el 75% de la marihuana que se consumía en los EEUU provenían de América Central y Colombia (Downey, 2020).

A partir de 2009, después del golpe de Estado apoyado por Washington que destituyó a Manuel Zelaya, presidente constitucional de Honduras, la FTC-Bravo fue repotenciada y amplió su influencia a Belice, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, donde supervisa los intereses estadounidenses en la Zona del Canal (Downey, 2020). La caída de Zelaya condujo a Honduras a una vertiginosa crisis política y social que en 2014 desembocó en la discutida elección de Juan Orlando Hernández a la Presidencia de la República. Cuánta satisfacción habrá generado esta situación al expresidente Donald Trump, que en 2019 felicitó a Juan Orlando por su “excelente labor” y calificó a Honduras como “país amigo en la región” (BBC News Mundo, 2019). Sin embargo, el 30 de marzo de 2021, Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano menor del mandatario hondureño fue capturado en Miami y sentenciado a purgar cadena perpetua en EEUU por tráfico de cocaína. El juez federal que sentenció a Tony recalcó que «Honduras es uno de los principales lugares de trasbordo de drogas en el mundo y uno de los lugares más violentos del planeta» (Agencia Reuters, 2021). Y para embellecer más al anecdotario de este edén centroamericano, en abril de 2022 el expresidente Juan Orlando Hernández, imputado por narcotráfico y enriquecimiento ilícito, fue extraditado a los EEUU y arriesga purgar una condena igual a la de su ñaño Tony. Gajes de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo.

 

CUESTIÓN DE SUPREMACÍA Y SUPERVIVENCIA

El 12 de febrero de 2020, Lenin Moreno viajó a Washington para reunirse con Donald Trump. En un marco de jovial sumisión, el exvicecanciller Cristian Espinoza declaró que “la relación que actualmente Ecuador tiene con Estados Unidos lo coloca en una mejor posición ante el mundo «. Precisó también la reorientación de su política exterior, ya que «había un deterioro en ciertas áreas”, y que esta «se viene solucionando, pero lleva tiempo» (Redacción Web El Telégrafo, 2020). En realidad, no les llevó mucho tiempo. Aquella reunión en la Casa Blanca cerró un círculo que empezó con el “primer atentado terrorista de la historia del Ecuador”, suscitado en San Lorenzo aquel 28 de enero de 2018.

Y como se examinará más adelante, a partir de esa fecha fue creado el clima adecuado -con la consiguiente tramoya mediática y judicial- para que, después de una década (2007-2017) de ejercicio del poder republicano sustentado en la soberanía y progreso, el Ecuador vuelva a caer bajo el yugo servil del FMI, el Comando Sur y el Departamento de Estado de los EEUU.

Involucrarse con los EEUU en una supuesta lucha contra el narcotráfico o el terrorismo significa involucrarse de lleno con el Pentágono y las agencias de seguridad interna estadounidenses. Significa la inminente implantación de un plan de dominio cuyas consecuencias serán siniestras. En primer lugar, la CIA, entidad que solo rinde cuentas (si son exigidas) al Presidente de los EEUU, daría mayor fortaleza a sus millonarias transacciones con el narcotráfico a nivel regional al tener al Ecuador como un puntal más para el cometimiento de sus saqueos. De hecho, un alto porcentaje de los recursos monetarios que la Agencia obtiene de sus latrocinios son utilizados en Latinoamérica para financiar                                         golpes de Estado y            operaciones clandestinas, financiamiento a ONGs, fundaciones transnacionales y grupos paramilitares, compra de conciencias a jueces, periodistas y caricaturistas, sobornos a políticos de izquierda y dirigentes indígenas o sindicales, reclutamiento, estipendio y sustento de informantes, financiamiento de sabotajes, eliminación de detractores, etc. Más claro: “guerra sucia”.

Un segundo elemento es que el Ecuador pasaría de cómplice a víctima del espionaje de ciencia satelital desplegado por los servicios de inteligencia estadounidenses. El ex agente de la CIA Edward Snowden -exiliado por denunciar el ilegal sistema global de vigilancia masiva emprendido por los EEUU- en su libro Vigilancia Permanente enfatiza que “más allá de toda justificación, en realidad, esta guerra no es contra el narcotráfico o el terrorismo. Esa es la excusa. Esto se trata de control económico y social, y lo único que se persigue es mantener la supremacía del gobierno de los Estados Unidos” (Snowden, 2019). Ciertamente, todos los datos detectados actualmente a diario en el Ecuador por la U.S. Embassy, los buques de la USCG y los aviones espías, son simultáneamente enlazados con el Centro Espacial de Guerra de la Base Schriever de la Fuerza Aérea de EEUU en Colorado Springs; con el Cuartel General de la CIA, en Langley, Virginia; con la sede del Comando Sur en Miami, Florida, y muy especialmente, con la oficina central de la NSA en Fort Meade, Maryland.

La National Security Agency, NSA, se encarga de controlar comunicaciones de toda índole consideradas tanto ofensivas como defensivas. Para ello dispone de una red de satélites orbitales y de geoposicionamiento que hacen de esta Agencia el sistema de seguridad más sigiloso, sofisticado y poderoso a la escucha de todo lo que sucede en el mundo. Cualquier conversación o notificación efectuada a través de correos electrónicos, redes sociales, telefonía celular o fibra óptica es captada por estos satélites y cotejada en tiempo real por computación paralela de alta velocidad ubicada en Fort Meade. Allí, equipos de especialistas decodifican los datos, identifican y localizan por GPS a cada habitante del planeta considerado como sospechoso o amenaza para la seguridad de los EEUU. La información obtenida es finalmente organizada y clasificada en “listas de seguimiento” que son enviadas a través de líneas seguras a la comunidad de inteligencia de los EEUU instalada en sus embajadas o instalaciones militares allende los países anfitriones. El resto es pura acción y reacción.

La efectividad de este sistema quedó evidenciada a raíz del ataque de la aviación militar y tropas colombianas al territorio fronterizo de Angostura en marzo de 2008, cuando aún estaba operativo el FOL de Manta. Inmediatamente después de aquella incursión, en abril, en el Ecuador fue descubierta y neutralizada una red de informantes reclutados por la CIA que estaban infiltrados en la Dirección General de Inteligencia (DGI), la Unidad de Investigaciones Especiales (UIES) de la Policía, la Jefatura de Inteligencia del Ejército y entre altos mandos de las Fuerzas Armadas (El Telégrafo, 2013).

Con la entrega de facilidades a los EEUU para operar libremente con sus buques y aviones militares desde territorio continental y las Islas Galápagos, el Ecuador se ha involucrado con las guerras dialécticas y comerciales del Plan Colombia y la FTC-Bravo, al ser el archipiélago una atalaya incomparable para el control del corredor del narcotráfico que fluye permanentemente por el Pacífico Sur. Por el lado del Mar Caribe y Golfo de México lo tienen todo resuelto, es su “lago privado”. Es por ello que para el Tío Sam es imperativo controlar esta región, donde está su más preciada mina de oro: el enorme flujo de cocaína que ingresa a Centroamérica desde costas colombianas y ecuatorianas para luego ser distribuida entre los carteles mexicanos de Tijuana, Sinaloa, Juárez y Guanajuato, los que a su vez satisfacen la voraz y ultramillonaria demanda al interior de los EEUU.

 

UNA MORTAL TRILOGÍA

Los fundadores de la “guerra antinarcóticos”, Ronald Reagan y George Bush padre, no vislumbraron el torrente de violencia, corrupción y tragedia que causaron con su doctrina. Lo que sí consiguieron fue que su nación pueda refinar las más surtidas argucias tecnológicas para usufructuar del dinero fruto de la ilegalidad. Por ello, con particular e increíble cinismo, la Casa Blanca maneja la propaganda ocultando sus verdaderas intenciones tras cacareados rodeos como el “mantenimiento de la paz y seguridad en la región”, “protección de la libertad y democracia”, “vigorización del estado de derecho”, “respaldo en caso de desastres naturales”, “ayuda humanitaria” o “conservación del medio ambiente”. Y no se diga, “lucha contra el narcoterrorismo y la delincuencia transnacional”. Sin esa gama de distracciones, sin Hollywood o CNN, los EEUU apenas podrían ocultar la tenebrosa verdad que los desespera: si llega a fracasar o desaparecer la alineación Drogas-CIA-Wall Street, su sistema financiero caerá y arrastrará a la economía mundial a un derrumbe sin precedentes (Rodríguez, 2008).

Mientras esta poderosa e impenetrable componenda exista no se va a eliminar el narcotráfico en el mundo. Y en lo que respecta al Ecuador, tal como aconteció en los aciagos años del FOL de Manta, a lo sumo y para satisfacer las expectativas ciudadanas, un mínimo de operativos muy bien seleccionados se han de realizar. Caerán laboratorios abandonados, esbirros de poca monta y unas cuantas toneladas sacrificadas como pantallazos. Pero eso sí, difícil será que algún pez gordo vaya a caer. Seguirán libres los más avispados capos, los productores de mayor rango y los elegantes banqueros lavadores del dólar ilegal que dan perpetuo movimiento a aquella hermética y letal trilogía. Y para remate, permanecerán incógnitos e intocables los jefes narco estadounidenses que compran el material importado de Colombia o Afganistán. Seguirán a la sombra, gozando de protección, los Chapos y Escobares gringos que desde Miami, Chicago, Los Ángeles o Nueva York lideran a esa oscura red que maneja la gigantesca demanda, importación y distribución de drogas al interior de los EEUU. Así son las reglas del juego: nadie osa tocar al perro de Hades, ese macabro sistema cancerbero que garantiza la supervivencia y supremacía del único y verdadero imperio del mal.

En 2018 los EEUU promovieron el fracaso del Acuerdo de Paz de 2016 alcanzado por el gobierno de Colombia y las FARC, y en 2019 boicotearon los diálogos entre el ELN y delegados del presidente Duque en La Habana, provocando una nueva escalada de guerra y violencia en Colombia (Rodríguez, 2020). La paz no es conveniente para el Tío Sam, sino eternizar su presencia militar en Latinoamérica para desvalijar sus riquezas naturales y minerales y cubrir sus negociados con el narcotráfico. Esta es la razón que hace imposible alcanzar la tan anhelada concordia entre las fuerzas antagónicas que agobian a Colombia, peor aún después de su ingreso a semejante maquinaria bélica que es la OTAN (FRANCE 24, 2018). Muchos latinoamericanos y ciudadanos del mundo entero aspiramos a que el presidente Gustavo Petro consiga revertir esa situación.

 

EL ECUADOR DEL ENCUENTRO NEOLIBERAL, 2017-2023

En tiempos de guerra la verdad es tan preciada que siempre debe ser cuidada
por un guardaespaldas de mentiras. 
Winston Churchill

 

A raíz aquel bombazo en San Lorenzo del 28 de enero de 2018 (un típico atentado de bandera falsa) se puso en marcha la ejecución de un plan insidioso que no escatima, sino que, más bien, exige el sacrificio de vidas. Un letal procedimiento que ha comprobado su efectividad en cada país y ocasión que se presente. Para que la imposición forzosa de un estado policial, ocupación militar o absolutismo no sean cuestionados ni obstruidos por la ciudadanía, primero hay que crear el clima de miedo adecuado y una razón que lo justifique. Después hay que activar una propaganda permanente que magnifique el miedo y la inseguridad hasta llevar a la colectividad al colapso nervioso y el sometimiento total. La política rastrera y centrales de inteligencia criollas (aupadas por la CIA y el FBI) mueven sus fichas en contubernio con la prensa corporativa, tarifando a periodistas y medios de comunicación hegemónicos para construir una “realidad” que sea aceptada y defendida por la opinión pública. Ya lo precisó Walter Lippman: “las noticias y la verdad no son la misma cosa”.

Hablemos sin ambages: el agobiante grado de vulnerabilidad al que han abocado al Ecuador ha sido perversa y científicamente planificado; fue concebido por políticos neoliberales de ultraderecha peones del imperialismo y militares neofascistas. Está cimentado por las élites mediante la desinformación taladrada a diario por sus medios de comunicación. La situación actual nos ha expuesto a un terror pandémico capaz de aceptar con indiferencia cualquier medida extrema que se tome desde los organismos gubernamentales: estados de excepción, brutal represión, toques de queda, cercos y alambradas alrededor de edificios públicos, presencia del ejército con equipo bélico dentro de las urbes, libertad de acción a la fuerza pública para ingresar a domicilios, propiedades privadas y oficinas, “batidas” o cacheos callejeros, detenciones arbitrarias y un largo etcétera de abusos del poderAsí se fundamenta la estrategia del teatro.

Los EEUU iniciaron oficialmente sus actividades de vigilancia electrónica desde las Islas Galápagos el miércoles 5 de mayo de 2021. Ese día, un Orión procedente de Guayaquil aterrizó en el Aeropuerto de San Cristóbal llevando al embajador Michael Fitzpatrick, quien fue adulonamente recibido por el exministro Oswaldo Jarrín y el ex comandante de la Armada Rafael Poveda. En aquella ocasión, el diplomático yanqui declaró sin rubor alguno que “la información que se genera en el Orión P-3 no tiene ningún valor para el gobierno americano, solamente tiene valor en las manos del gobierno ecuatoriano” (Rosero A.B., 2021). Indigna y repugna tanta hipocresía; el Tío Sam hace lo que le da la gana, aún sin anuencia constitucional.

El 3 de diciembre de 2022, antes de las 2 de la tarde, fui testigo presencial del aterrizaje en San Cristóbal de un avión estadounidense muy distinto al P-3 Orión, aunque de similares características bélicas y tecnológicas. Me dirigí al aeropuerto para verlo de cerca e identificarlo. Se trató de un Bombardier DHC-8 Q300 del U.S. Customs and Border Protection de la división Air and Marine Operations.

 

Al igual que los Orión, los DHC-8 están equipados con un sistema de sensores escáner láser del tipo LIDAR (Light Detection and Ranging). Este sofisticado equipo permite hacer barridos de captura masiva sobre la superficie terrestre y obtener imágenes de todo lo que se encuentra oculto por la espesura del follaje selvático o tropical. Sí, amable lector, cada vivienda de caña, madera o concreto, caminos o senderos, maquinarias, laboratorios de procesamiento de narcóticos, gente, animales de carga, todo queda nítidamente visible en las pantallas como si estuviesen a flor de tierra. Tal como órganos y huesos quedan completamente expuestos a los rayos X. Saque usted sus propias conclusiones.

Para los Estados Unidos de América no hay rival ni secretos sobre el planeta Tierra, pero los secretos de los déspotas tarde o temprano quedan al descubierto. Hoy por hoy, volvieron a apuntalar un nuevo “Security Triangle” en Latinoamérica, esta vez con sus vértices en Galápagos (San Cristóbal), Honduras (Base Aérea Soto Cano) y Ecuador (Guayaquil). Ya pueden solazarse en controlar a voluntad esa inmensa área del Pacífico Sur y Centroamericano por donde circula el millonario y caudaloso flujo del alcaloide que contribuye a garantizar su supervivencia.

El tejido de caos y violencia cotidiana, indescriptible corrupción policial, degradación moral e institucional, inseguridad, desmoralización y desconfianza ciudadana, fueron inducidos estratégicamente en el Ecuador a partir de 2017 por un atado de militares y políticos traidores a su pueblo. De ahí que en una entrevista ofrecida al noticiero Televistazo el 25 de octubre de 2022, el entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública y del Estado emuló al polémico senador gringo Bob Menéndez y repitió muy orondo que “el Ecuador no puede enfrentar solo esta batalla”, agregando que “este plan ya se presentó al gobierno de los EEUU, a través de la embajada del Ecuador, al Departamento de Defensa y el Comando Sur” (Noticias Ecuador, 2022). ¿Cuál plan? ¿Aquel plan de conquista orquestado por Washington y consumado por Moreno y Lasso? El ex funcionario de marras, por su insolvencia neuronal, olvidó que en el Ecuador del encuentro neoliberal el Departamento de Defensa de los EEUU planifica, el Comando Sur vigila, la CIA acecha, el FBI gravita, el FMI dicta las reglas del juego y la US Embassy aprieta las tuercas de la descentrada maquinaria estatal.

En 2017 Lenin Moreno Garcés, en su “representación bufa del poder” -según acierto de Galo Mora Witt-, entregó su patria a los designios estadounidenses, disfrazando como asistencia financiera y militar a su traición y servilismo. Sus actos lo condenaron a ser un despreciable paria de por vida. Guillermo Lasso Mendoza no solo que dio continuidad a los desatinos de aquel remedo de gobernante que fue su títere, cómplice y antecesor, sino que quedará para el juicio de la historia su ineptitud para el cargo que ostenta, inocultable neofascismo, porfiada mitomanía y condenables improvisaciones que han arrastrado al Ecuador al crucial momento en que se encuentra.

Entonces, que nadie se sorprenda que el Plan Ecuador esté, a estas horas, a la vuelta de la esquina bajo el postizo membrete de “Ley de Asociación entre Estados Unidos y Ecuador de 2022”. El proyecto ha sido promovido por los senadores republicanos Menéndez, Risch, Kaine y Rubio, promulgado por el Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América reunidos al seno del Congreso en Washington D.C. y revisado en febrero de 2023 en Quito por Guillermo Lasso Mendoza a instancias del senador Rubio. Bien lo dijo Eduardo Galeano, “cualquier país que cae bajo la protección de los EEUU termina convertido en cementerio o en manicomio”. El Ecuador actual es ambos. Es, ejecutivamente hablando, el país del ¡ya, qué chucha!

Guayaquil, 28 de febrero de 2023

 


FUENTES

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!Que nos pasa! cómo país ¿Se acabó la dignidad?

 


                                                                Tomado de la web


¡Que nos pasa!

                                Como país

                                                     ¿Se acabó la dignidad?

 

 Mayor entreguismo que el actual no se ha observado en los últimos 40 años

 

¡Que nos pasa!

 ¿Se acabó la dignidad?

 ¿Se borró el concepto de autonomía y soberanía?

 ¿Perdimos la capacidad de escuchar, de expresarnos?

 ¿O simplemente ya nos rendimos?

 

En los 70 y 80´ una estela de sangre de obreros, estudiantes, docentes y artistas cubría el territorio nacional por defender al país de las garras del imperio.

 

¡Pero hoy, no pasa nada!

 

Estamos gobernados por el representante de la más rancia oligarquía ecuatoriana, además nacido en los EE. UU de América del Norte.

La fiscalía, el más alto nivel de la justicia, sin ambages reconoce que actúa de acuerdo con la voluntad e intereses de sus “amigos” del norte. Sin el menor recato le sugiere a un asambleísta caído en desgracia que se convierta en informante de los EE. UU.

Se admite que un candidato a presidente de la república era un informante del gobierno de los Estados Unidos de América del Norte en Ecuador, y por ello las evidencias de su asesinato se entregaron a autoridades norteamericanas.

Se desvelan tramas de corrupción judicial cuya finalidad fue impedir que una tendencia progresista (Ojo, que digo progresista, como sinónimo de reformista, no de izquierda) porque así lo solicitó el poder político norteamericano.

La lucha contra el narcotráfico y la delincuencia es selectiva y se obra a favor de un grupo según los intereses de la facción económica en el poder. Al menos así lo hacen notar investigaciones de ciertos periodistas que en su momento fueron parte del tongo en el poder y hoy situaciones que desconocemos se enfrentan a ese grupúsculo.

La oligarquía agroexportadora tradicional y sus distintas formas de captación de riqueza que hoy nos gobierna realizan todas las maniobras políticas, legales e ilegales posibles para pasar a manos privadas las principales fuentes de riqueza que sustentan el sector público.

Liquidan las empresas públicas, sus inversiones y procesos productivos para entregarlos a privados. Petróleo, electricidad, entre otros. El Estado abandona su responsabilidad en el sector social (Educación, salud y bienestar social).

Y aquí no pasa nada, todo está bien. La gran prensa oculta todo, e implanta el discurso de la lucha contra la inseguridad y la corrupción, mientras esconde los más descarados procesos de corrupción de los gobernantes de turno en los que sin vergüenza alguna se entregan millones de dólares a la familia más rica del país que por supuesto son parientes del presidente.

Y aquí todo está bien. Suben el IVA, Liberalizan los precios de los combustibles, pero no pasa nada. Hay denuncias de medios internacionales sobre la bazofia que oculta la gran prensa ecuatoriana y que implica a las más altas autoridades del país, pero no pasa nada.

Con el pretexto de la lucha contra la delincuencia se realizan convenios con gobiernos extranjeros para que ingresen con sus efectivos militares a “velar por la seguridad de los ecuatorianos de bien” de forma que estos agentes extranjeros, estadounidenses para ser mas específicos, pueden cometer violación de derechos humanos, no se diga de procedimientos judiciales y no pueden ser ni siquiera investigados, menos sancionados. Vaya si que somos un país soberano. Y, sin embargo, son los mismos que expulsaron a una periodista, porque a través del himno nacional evidenció la inoperancia e incoherencia del poder, alegando que se había ofendido la dignidad nacional. Que irónico.


Las organizaciones obreras, creo que han emigrado, el FUT se ha escondido, los estudiantes tampoco se dejan ver, donde está la FESE, la FEUE, donde los docentes, los supuestos partidos de izquierda, que sin ruborizarse siquiera defienden a una fiscal que se confiesa agente norteamericano. Cuando se supone que un principio básico de la lucha de la izquierda es la liberación de nuestros pueblos del dominio imperial. Que el más relevante objetivo de la izquierda es defender el derecho de autodeterminación de los pueblos, que luchamos porque los recursos naturales de nuestro suelo sean para construir una patria para todos, especialmente para quienes históricamente han sido marginados.  Donde esta la academia, las universidades que deben ser la expresión del pensamiento más elevado de una colectividad, en estricta sujeción al rigor académico, pero no, que va, se presta para respaldar a una vende patria, inventando la impericia para definir lo que en cualquier otra situación se hubiese sancionado como plagio y quienes lo hacen fungen como miembros activos del Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador.

 

Que nos pasa

 

¿Dónde se fue el coraje de la clase obrera y estudiantil del Ecuador?

 

¿Pudo más el odio sectario que el sentimiento de soberanía y dignidad?

 

Por desgracia parece que sí.

 

 

 

Fredy Torres Acaro.

Piñas, 03/09/2024.

El tráfico ilegal de vida silvestre destruye ecosistemas amazónicos en Ecuador.


El tráfico ilegal de vida silvestre destruye ecosistemas amazónicos en Ecuador.


                                                             Fotografías del archivo de la Unidad de Policía Ambiental sobre el tráfico ilegal de Fauna Silvestre, especies rescatadas entre el 2015 y 2023.



Más de 4.000 especies silvestres de fauna y 3.000 de flora se pretendían traficar desde Ecuador en el 2023. Estas fueron incautadas por la Policía Ambiental a nivel nacional.

Hasta diciembre del 2023 en la región amazónica se rescataron 715 especies de fauna silvestre y 18 personas fueron detenidas por cometer esta clase de delitos contra la naturaleza, penalizados hasta con 3 años de cárcel y 90.000 dólares de multa.

Las provincias amazónicas que registraron la mayor cantidad de rescates y retenciones fueron: Sucumbíos con un total de 283, Orellana con 191 y Napo en el tercer lugar, con 136 especies de fauna silvestre que pretendían ser traficadas.


En un viaje, realizado a la Amazonía, conversamos con una amable señora a quien llamaremos, Francisca Cacahua, para proteger su seguridad física. Ella cuenta que, junto a su padre, 15 años atrás, se dedicaban a la ganadería. Doña panchita; como la llaman sus nietos, recuerda que en noviembre del 2009 mientras iban a cuidar su ganado, se encontraron a un grupo de chinos o japoneses quienes viajaban en una furgoneta, y notó que pretendían capturar mariposas en una bolsa con una caja azul, cerca del Yasuní.

 

“La Amazonía ecuatoriana es fuente de recursos para el Estado, pero afronta muchas necesidades

como falta de calidad vial, servicios básicos y demás. Es una zona donde hay mucha pobreza,

por paradójico que suene” Antonio C, activista ambiental y defensor de los Derechos Humanos.

 

En otra ocasión, su padre realizó dos tiros al aire para ahuyentar a unas personas que pretendían cazar un venado silvestre, ya que él amaba los animales de su tierra. Para Francisca, en la actualidad estos casos se dan bastante y dice que sí, falta control de las autoridades como la Policía y el Ejército en la zona, para evitar que se afecten a los animales.

Rafael Andrade es teniente de la Policía Ambiental ecuatoriana, unidad que cuenta con más de 26 años de vigencia atendiendo los delitos ambientales y realizando controles preventivos para evitar la destrucción de los ecosistemas y proteger la vida que alberga. En entrevista con este medio de comunicación expuso, “en China o países orientales se paga de 500 a 600 dólares por mariposas e insectos, que se extraen de la selva amazónica” para llevarlos camuflados en barcos o aviones hacia diferentes partes del mundo. “Esto es un crimen considerando que muchas especies mueren en la captura, traslado o porque no se adaptan al nuevo espacio donde son introducidas” acotó. 

En 2023, la Policía Ambiental del Ecuador, reportó que 4.911 especies de fauna silvestre pretendían ser traficadas ilegalmente desde Ecuador, principalmente de la región amazónica hacia otros países ubicados en la India, Oceanía, Norteamérica y Dubái. En la lista constan otros países de Medio Oriente, Asia y Europa, Además, se registraron más de 3.000 casos de tráfico de flora silvestre, en particular de orquídeas con destino a Estados Unidos y Europa, principalmente. En gran su mayoría, estos casos se detectaron en los controles realizados dentro de los aeropuertos internacionales de Quito y Guayaquil.

El teniente Andrade, especialista en delitos contra la Naturaleza, narra que el 15 de octubre del 2023, en el aeropuerto Internacional de Guayaquil, José Joaquín de Olmedo se detuvo a un extranjero que pretendía traficar 78 Caballitos de Mar disecados; la especie la tenía escondida en los bolsillos de su chompa y otra parte, embalada bajo su camisa. Se conoció que estas personas cometieron dicho delito, porque para ellos, esta forma de vida marina es un afrodisiaco sexual. Según el investigador de vida marina, Miquel Planas, los Caballitos de Mar son una especie en peligro de extinción porque anualmente más de 60 millones de ejemplares se capturan para utilizarlos en la medicina tradicional asiática.

En la Amazonía ecuatoriana aumenta el tráfico ilegal de fauna silvestre y la inseguridad 












 



Guacamayo tricolor (Ara Macao) rescatado por el delito de domesticación

Foto: Unidad de Policía Ambiental del Ecuador. 

  

El tráfico de especies silvestres en Ecuador va en aumento y guarda estrecha relación con delitos como el narcotráfico, esto responde a la gran rentabilidad que genera comercializar animales silvestres como: loros, pericos, tortugas, papagayos, leones, pumas, tigrillos, monos, boas, insectos, mariposas y aletas de tiburón, entre otras especies que son de alto valor financiero en el mercado ilegal internacional.

Por ejemplo, en el 2022 las unidades de inteligencia de la Policía Nacional Antinarcóticos realizaron un operativo en Tulcán sobre un cargamento de droga, en el cual encontraron camufladas 1900 especies de tortugas charapas; pequeñas y grandes. Tras su detención 1774 lograron sobrevivir y 126 murieron, porque no resistieron el maltrato al momento de ser capturadas y peor aún, su forma de traslado.

En el 2018 se impidió el tráfico ilegal de 200 tortugas de la especie taricaya (Podocnemis unifilis), en la frontera de Ecuador-Perú. Se encontraron 11 muertas debido al maltrato y estrés recibido en su traslado. Según el (SERFOR) Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre; de Perú, se produce el comercio ilegal de las crías para tenerlas como mascotas, otra razón es porque hay quienes consumen su carne y huevos.

Foto; Unidad de Policía Ambiental del Ecuador.

 

Antonio Carvajal (nombre protegido debido a las amenazas de grupos narcotraficantes) es activista ambiental, defensor de los derechos humanos y de la naturaleza en Orellana. “Cada vez se produce más tráfico de especies silvestres como loros, monos, papagayos, pericos, tortugas, ranas, serpientes, insectos y mariposas, hacía países orientales y europeos. Una mariposa o un insecto puede ser comercializado entre los 700 y 1500 dólares en el mercado ilegal de Asia y Oceanía”.




Guacamaya (Ara Ararauna) rescatada por la Policía Ambiental.

Foto: Unidad de Policía Ambiental del Ecuador

 

Asimismo, Carvajal considera que cada vez hay más caza y consumo de carne de monte, actividad ilícita que realizan para subsistir las familias más pobres del sector. Las más comunes son guanta o guatusa, venado, armadillo y zorro. Inclusive “hay restaurantes donde se vende estofado de guanta”.

El teniente Andrade, de la Policía Ambiental, explica que los (GDO) Grupos de Delincuencia Organizada están ligados al tráfico y comercio ilegal de vida silvestre. En un conversatorio sobre Delincuencia Transnacional y Tráfico de Fauna Silvestre, realizado el miércoles 24 de julio del 2024 resaltó que “dentro los operativos y decomisos que hace la Policía Nacional en las casas de los narcotraficantes se están encontrando varios caimanes y cocodrilos”. El eje de inteligencia de esta unidad, deduce que los narco-criminales emplean este mecanismo para desaparecer las evidencias de los delitos como asesinato y sicariato. Es decir, con el propósito de eliminar los cadáveres o restos humanos sin dejar indicios.

En este mismo sentido, el miércoles 24 de julio del 2024, Hugo Echeverría, abogado experto en derecho penal ambiental, participó en el diálogo sobre “Crimen Transnacional y Tráfico de Vida Silvestre” organizado por el IAEN (Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador) y WCS (Wildlife Conservation Society)-Ecuador. En su intervención; puntualizó que, el tráfico de fauna silvestre “a nivel internacional, ya se  incluye en la lista del ámbito de la delincuencia organizada transnacional y hacia allá debe operar la reforma penal ambiental ecuatoriana” para que esta cumpla su objetivo preventivo y sancionatorio, acorde a la gravedad del delito y sus efectos.

De acuerdo con la (ONU) Organización de las Naciones Unidas, la demanda de pieles o productos de vida silvestre en el mercado ilegal mueve más de 23. 000 millones de dólares anuales. Por ejemplo, un Guacamayo Sudamericano puede ser revendido en más de 100 dólares en América Latina y comercializado en Europa o América del Norte sobre un valor superior a los 6.000 dólares. Una piel de caimán puede llegar a costar entre 200 y 400 dólares en una curtiduría o curtiembre europea; (lugar donde se curten y procesan las pieles). Asimismo, una orquídea puede ser traficada por un valor de 2.000 y 4.000 dólares en el mercado internacional ilegal, sobre todo en la India, Europa y Norteamérica.

Para la organización ambiental WWFPN (Working to Sustain the Natural World for the benefit of People and Nature), el tráfico y comercialización ilegal de vida silvestre es considerado el cuarto negocio ilícito más lucrativo a nivel mundial. De igual manera, el Instituto de Patrimonio Natural del Ecuador, considera que este delito ambiental está vinculado a las actividades que realiza la delincuencia organizada transnacional, dedicada al narcotráfico, principalmente. Una de las razones es el capital que manejan y la complejidad del proceso.

La hermana del joven Caiga Baihua, asesinado en conflictos con madereros ilegales en la provincia de Orellana en 2016, enfrenta a diario la inseguridad. La llamaremos Beatriz Baihua, para proteger su integridad física. “Mis amigos y yo casi siempre vemos a personas en la selva que se movilizan en carros tipo Truper o Jeep 4x4, con binoculares observando las ramas de los árboles, buscando nidos, creemos que es para capturar loros o pericos, ya que los venden a unos 50 dólares cada uno, según se conoce y se han dado casos”.

Cuando le preguntamos por qué no denuncian estos casos a las autoridades, ella respondió “Se denuncia, pero nunca hacen nada, solo vienen a darse vueltas en camionetas porque les temen o no cuentan con los recursos y el personal debido” explica Beatriz. “Más bien los habitantes Waoranis son quienes los atacan para defender sus territorios, hace 8 años hubo una masacre, relacionada con el tema, cuando se enfrentaron los madereros con miembros de las comunidades amazónicas, donde falleció mi hermano, por error”, dice la joven. 

 

Los ecosistemas amazónicos se destruyen por el tráfico de especies silvestres



                                                                                                                                                    Río Payamino, zona naciente del Punino en la provincia de Orellana.

                                                                                                                                                                                                    Foto: GAD-M Loreto

La dirección de biodiversidad del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), considera que el tráfico de vida silvestre es una amenaza para la biodiversidad porque afecta gravemente los ecosistemas y ocasiona un daño irreparable en la biodiversidad, debido a que se está traficando con especies nativas y endémicas, es decir, que solamente se encuentran en áreas específicas.

Para esta cartera de Estado, encargada de la preservación ambiental, este delito contra la fauna silvestre produce graves daños, por ejemplo, cuando se extrae en un mayor número los animales, se pueden agotar las poblaciones y se corre el riesgo de sufrir una extinción de las especies; se alteran las interacciones de esas especies con otras, lo que llamamos flujo de materia y energía. El impacto es significativo si son especies altamente reguladoras, es decir, los que están arriba en la cadena alimenticia, explicó la entidad gubernamental a este medio de comunicación, mediante un comunicado oficial escrito.

Galo Zapata, director científico de la organización de conservación ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society-Ecuador, manifesta que “cuando se da el tráfico de especies silvestres se destruye a los ecosistemas amazónicos. En este caso, porque se elimina a los depredadores de la cadena alimenticia, lo cual provoca un desequilibrio de la cadena atrófica silvestre. Es así que, los caracoles, rachas, insectos o roedores, pueden reproducirse sin control hasta el punto de convertirse en plagas nocivas, como son los chivos en algunos sectores, zancudos o insectos.

Además, se pone en peligro a los servicios ecosistémicos como la dispersión de semillas. Por ejemplo, si se captura y trafica ilegalmente un mono araña, 230 mil semillas dejan de ser esparcidas en un área de 1500 metros a su alrededor; ya que esta especie de mono cumple la función de dispersión de semillas’’ un servicio ecosistémico que permite la subsistencia de distintas clases de árboles dentro de la selva amazónica.

De su parte, Samantha Izurieta, bióloga e investigadora, menciona que el “tráfico de fauna y flora silvestre es un crimen que afecta a la especie víctima del delito y al ecosistema de dónde se la extrae. En muchos casos el animal no soporta el maltrato físico o emocional y muere’’. Es por ello, que esta clase de delitos atentan contra la naturaleza, más aún si se lo comete en ecosistemas frágiles y mega-biodiversos como en el Parque Nacional Yasuní.

Pues, según la organización dedicada a la Conservación Ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society, este bosque húmedo tropical es una de las joyas de biodiversidad más importantes del mundo, ya que contiene unas 1,300 especies de árboles, 610 especies de aves, más de 268 especies de peces y, por lo menos, 200 especies de mamíferos, incluyendo al tapir de tierras bajas (Tapirus terrestres), la huanguana (Tayassu pecari), el jaguar (Panthera onca), el perro venadero (Speothos venaticus), el perro de monte o de orejas cortas (Atelocynus microtis) y 13 especies de primates.

Izurieta resalta que “el tráfico de vida silvestre disminuye la biodiversidad al poner en peligro la especie y la vida del animal traficado. Este delito se practica a grandes cantidades en Ecuador y sobre todo, en la Amazonía ecuatoriana, según lo demuestran los datos oficiales del 2023 cuando de 300 a 400 especies fueron rescatadas, del tráfico ilegal, cada mes”. Desde su punto de vista técnico-biológico, cuando se capturan y sacan especies de un determinado ecosistema se produce la pérdida de la biodiversidad porque se lo destruye y lo fragmenta indiscriminadamente lo que genera desequilibrios ecosistémicos.

Es decir, que, al ser capturados y expulsados de su ambiente natural, en el inicio de su ciclo vital, se altera el ecosistema porque no se presenta el ingreso de la cantidad adecuada de individuos animales necesarios para el ecosistema. Estos seres posibilitan generar los procesos biológicos como dispersión de semillas, polinización y auto regulación de las especies que conforman la cadena atrófica interdependiente natural. Esto quiere decir que unas especies dependen de otras para vivir.

Por ejemplo, si se captura y traslada un conjunto de pericos cabeza azul, se afecta al bosque porque no existirían los agentes encargados de hacer la dispersión de semillas, al momento de ingerir los frutos de ciertos árboles y luego depositar la semilla de estos, en otros lugares para que surjan más árboles de la misma especie, lo mismo sucede si se capturan abejas o animales encargados de polinizar.

Izurieta también destaca que introducir especies nativas silvestres en otros espacios afecta negativamente a las especies traficadas porque en su captura ocurren cortes, mutilaciones, lesiones y hasta la muerte del animalito por depresión. Otra consecuencia es que decide no vivir y atenta contra su propia vida, debido a que no se adapta en su nuevo contexto. Se han dado casos de pericos que por ser enjaulados se deprimen y comienzan a sacarse las plumas o provocarse lesiones, buscando terminar con su vida.

Según el teniente de la Policía Ambiental del Ecuador, Rafael Andrade, el tráfico de especies silvestres es realizado por personas que tienen conocimientos técnicos del tema, ya que la mayoría de especies mueren en el proceso de traslado y es difícil capturarlas sin los materiales necesarios y técnicas adecuadas. El tema de insertar especies en otros ecosistemas genera enfermedades zoonóticas y la destrucción de otros ambientes.

“Los animales rescatados suelen llegar a los centros con heridas físicas y daños comportamentales severos, como desnutrición y mutilaciones. Lamentablemente, muchos de ellos, luego de ser rescatados, no pueden ser reintroducidos a su hábitat natural y mueren por no lograr adaptarse”, dice Andrade, en concordancia con otros expertos entrevistados a lo largo de este reportaje.

El tráfico de Fauna Silvestre representa un peligro para la Salud Humana

La caza y consumo de animales silvestres (carne de monte) para consumo humano es un factor infeccioso para que se desarrollen enfermedades zoonóticas. También pueden generarse pandemias, en el cruce de virus.

El hecho de traficar especies silvestres es un peligro para la salud humana porque se genera la mutación de enfermedades de los animales a las personas. Es decir, el aparecimiento de enfermedades zoonóticas como el ébola, zica, tuberculosas y demás. Con esta clase de delito ambiental se corre el riesgo de que se produzcan fuertes pandemias como fue la del Covid-19 ya que se da la mutación o el cruce de virus y agentes infecciosos.

  

Las aves, reptiles y tortugas son las especies más traficadas desde la Amazonía

Según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE) en el cantón Loreto; provincia de Orellana, las principales especies víctimas del tráfico ilegal de fauna silvestre son: la huangana, saíno, guanta, guatusa, tortuga motelo, jaguar y loros. El MAATE realizó una retención de la especie Aguti Negro (Dasyprocta Fuliginosa) de noviembre 2023 a junio 2024, en la provincia de Orellana cantón Loreto.


Aguti Negro (Dasyprocta Fuliginosa)

Foto; Animalistic 

De su parte, Galo Zapata Ríos, director científico de WCS- Ecuador, destaca que entre las especies de fauna silvestre más traficadas se encuentran, en su gran mayoría las aves como Loros y Guacamayos en un 80%, América Latina registra más de 800 mil especies de aves traficadas cada año. Entre las principales causas se encuentra el mascotismo, el consumo de partes o elementos de animales como la grasa de oso, culebra, delfín que conforman creencias ancestrales medicinales, o debido a supersticiones que conforman la cosmogonía de ciertos pueblos, como el hecho de que un diente de Delfín Rosado trae buena suerte cuando alguien lo porta como su amuleto. Esto demuestra que el delito de traficar vida silvestre es un problema cultural. Los tipos de fauna silvestre más traficados en las 6 provincias amazónicas fueron:

 

Tráfico ilegal de Fauna Silvestre en la Amazonía, año 2023

Provincia

(Sub zona)

UPMA

Mamíferos

Aves

Reptiles

Insectos

Total

Sucumbíos

100

64

119

0

283

Orellana

55

35

88

13

191

Napo

48

45

43

0

136

Pastaza

16

8

12

0

36

Morona Santiago

16

9

28

0

53

Zamora

5

6

5

0

16

Fuente; Datos Oficiales de la Unidad de la Policía Ambiental del Ecuador, año 2023.

 

De acuerdo con, los reportes oficiales de la Policía Ambiental los reptiles son los más traficados, luego aves y mamíferos. Los reptiles como las boas, serpientes o culebras ocupan el primer lugar, debido a la facilidad que conlleva su captura y movilización. Otro factor es la poca resistencia que ponen al ser capturados porque los dardean con somníferos. Un dato relevante es que, a partir del 2020 se ha incrementado el tráfico de caimanes por parte de narcotraficantes, quienes los capturan y luego son utilizados para eliminar la evidencia del delito, en relación a los cadáveres.

En un allanamiento a la casa de narcotraficantes se encontraron 7 de estos animales. En este aspecto, “Entre las especies más comunes que suelen ser rescatadas a partir de los controles u operativos se encuentran las Tortugas Charapas pequeñas y grandes, muchas especies de aves como los Loros Amazónicos, Pericos Cabeza Roja y Azul; especies que más se encuentra cuando se hacen los controles por parte de la Policía y el Ejército, en el tramo de las vías que se usan para salir de la Amazonía” expone el teniente Andrade de la Policía Ambiental. También se han detectado monos, variedades de guacamayos, tucanes, quilicos, gavilanes rapaces, gavilanes polleros, halcones, lechuzas, búhos, variedad de insectos, grillos y mariposas.

Tal es el caso que detalla, Teremy Tacpia, biólogo y estudiante de ingienería ambiental. Él recuerda que “dos años atrás, en una investigación que estábamos realizando, encontramos un grupo de personas encapuchadas que habían capturado un Puma pequeño que parecía cachorro aún y lo tenían enjaulado en el balde de un camión que trasladaba madera, nosotros pasamos cerca”. El joven sospecha que puede ser el caso de una persona millonaria que quiere tener de mascota un Puma. Esta clase animales puede ser comercializada por un valor que va desde los 8 mil hasta los 25 mil dólares en el mercado ilegal, según el investigador de esta clase de felinos, Guido Zapara.

 

El tráfico de Vida Silvestre en la provincia de Orellana (Yasuní)


Feria comercial en la Amazonía ecuatoriana.

Foto: Francisco A

Orellana es la provincia número 22 de las 24 que conforman el Ecuador, creada el 30 de julio de 1998 y situada al nororiente del país, su capital provincial es la ciudad de El Coca. Esta limita al norte con la provincia de Sucumbíos, al sur con Pastaza y Napo, al oeste con la provincia de Napo y al este con la república del Perú. Tiene cuatro cantones: Orellana, Aguarico, Loreto y La Joya de los Sachas. Cuenta con una superficie de 21.675 kilómetros cuadrados. Su población actual es de 182.162 habitantes, tiene un clima húmedo tropical.

 









Orellana se encuentra en la cuenca del río Napo, uno de los más grandes y navegables del Ecuador

y se conforma por las cuencas del: Tiputini, Yasuní, Aguarico, Coca, Payamino, Jivino, Conaco, Nashiño, Indillama y Suno.

 

En Orellana se encuentran las nacionalidades indígenas: Kichwa, Secoya, Siona, Shuar y Waorani. Esta provincia también alberga la reserva faunística Cuyabeno que tiene una extensión de 590.112 hectáreas, declarada en 1979. Se ubica alrededor de las cuencas hidrográficas de los ríos Cuyabeno, Lagartococha y Aguarico. Además, en esta zona se encuentra el Parque Nacional Sumaco-Napo-Galeras y las reservas biológicas de los bosques Payamino-Napo, bosque protector Hollín-Loreto-Coca, entre otros espacios llenos de abundante biodiversidad.  

 









Bote artesanal de Balsa utilizado en la Amazonía para trasladarse y abastecerse.

 

Esta provincia amazónica fronteriza constituye uno de los lugares con mayor valor biológico del mundo. Los científicos ambientales coinciden en que la biodiversidad de Ecuador es enorme. Investigadores como Josse, Hassler y Rheinheimer lo confirman. Ellos, desarrollaron sus estudios biológicos desde el 2001 hasta el 2013, en la zona; determinaron que Ecuador tiene las mayores cantidades de vertebrados por kilómetro cuadrado del planeta Tierra.

 

Fin de la feria comercial en Orellana.

 Zhara Aco, comerciante del lugar, cuenta que hace unos meses se conoció el caso de unos jóvenes que habían capturado dos monos perezosos por la zona de Payamino. Estos animales fueron rescatados gracias al trabajo de las comunidades del lugar. La mujer no precisó más detalles del caso por temor ante la delincuencia que se incrementa en el sector, debido a unas personas extranjeras que andan prestando dinero a un interés semanal.

Provincia de Orellana, costado oriental del Parque Nacional Yasuní. Cerca de donde habitan los pueblos no contactados Tagaeri-Taromenane, quienes viven en Aislamiento voluntario.

Foto: GAD-M Loreto

 

Para biólogos como Ernesto Gallo, realizar tráfico ilegal de especies en lugares como el Parque Nacional Yasuní es perjudicial para la biodiversidad. En el Yasuní se alberga una gran cantidad de mamíferos, aves, anfibios, reptiles, peces e insectos, es un acto despiadado y criminal porque todos ellos, junto a otros grupos ejercen un importante rol dentro de los ecosistemas como polinizadores, frugívoros, dispersores de semillas, carnívoros, herbívoros y omnívoros. El biólogo detalla que todas las especies de fauna silvestre son importantes y deben protegerse, porque la desaparición de cualquiera de ellas generaría un desequilibrio en toda la cadena del ecosistema.

Carlos Puchilingue (nombre protegido) trabajó como guarda parque en el Yasuní. Recuerda que todos los días se reportaban casos de captura y caza de animales a los alrededores de la reserva, sobre todo aves como loros, papagayos, anfibios, reptiles, monos, entre otros más, pero que no contaban con los recursos o el apoyo necesario para combatir este delito. “Hoy sé que las bandas del narcotráfico que andan en la minería y la tala ilegal, también se dedican a capturar y traficar especies de fauna silvestre porque cuentan con todo el recurso económico, logístico y técnico para hacerlo” En la actualidad Carlos, aún se dedica a cuidar y rescatar animales que huyen de los campos petroleros, zonas mineras, sobre todo, por los derrames de petróleo como los tucanes.

Samantha Izurieta es bióloga e investigadora de la biodiversidad, considera que el “tráfico de fauna o flora silvestre es un crimen que afecta a la especie contra la que se atenta y al ecosistema de dónde se la extrae. En muchos casos el animal no soporta el maltrato físico o emocional y muere’’. Más aún, si este delito se lo hace en lugares mega-biodiversos como el Yasuní, porque las consecuencias son casi irreparables.









Río Pastaza, cerca de Palora en la Amazonía ecuatoriana 

Foto: Samantha Izurieta, bióloga e investigadora.

 

Considerando que, según la organización dedicada a la Conservación Ambiental (WCS) Wildlife Conservation Society, este bosque húmedo tropical es una de las joyas de biodiversidad más importantes del mundo, ya que contiene unas 1,300 especies de árboles, 610 especies de aves, más de 268 especies de peces y, por lo menos, 200 especies de mamíferos, incluyendo al tapir de tierras bajas (Tapirus terrestres), la huanguana (Tayassu pecari), el jaguar (Panthera onca), el perro venadero (Speothos venaticus), el perro de monte o de orejas cortas (Atelocynus microtis) y 13 especies de primates.

Principales causas o motivos para traficar las especies de fauna silvestre









Leopardo-Tigrillo (Leopardus Pardalis) cachorro rescatado en la Amazonía por la Policía Ambiental de Ecuador, gracias a una alerta ciudadana.

Foto: Archivo de la Unidad de Policía Ambiental del Ecuador.  

 

Para la bióloga Izurieta, una de las razones por las cuales se realiza el tráfico de vida silvestre es el mascotismo, “es muy común en Ecuador tener mascotas como la tortuga charapa y motelo, especies que tienen en peligro su población. Otra de las especies más traficadas son los loros, loros cabeciazul, periquitos del pacífico, boas matacaballos, pecaríes, monos aulladores, perezosos y demás animales de la Amazonía ecuatoriana”.

Las especies son traficadas para convertirlas en mascotas, es decir, para domesticar y convivir con el animal, por creencias de medicina ancestral, creencias afrodisiacas- sexuales o porque se piensa que traen buena suerte, en el campo de la superstición.

Para el teniente Rafael Andrade, los motivos por los cuales se trafican las especies silvestres son: en primer lugar; por creencias ancestrales con fines medicinales, en segundo lugar; por shamanismo o prácticas de rituales, en tercer lugar; para la comercialización de pieles o partes animales y en cuarto lugar; en ciertos casos se busca la domesticación de la especie. Vale destacar, que en la zona se da el consumo de carne de monte como la de guanta, armadillo, zorro, venado y jabalí, entre otras.

Otra causa del tráfico es para comercializar la carne de fauna silvestre en mercados como el de Belén, ubicado en Iquitos, Perú, donde se comercializan más de 200 especies de animales silvestres, procedentes de la Selva Amazónica, según la Organización World Animal Protection.


3 años de cárcel y $ 90. 000, sanciones por el delito de traficar fauna silvestre


En el año 2000 se incorpora el delito de tráfico de Vida Silvestre al marco jurídico ecuatoriano. Desde el 2014 se emplea el artículo 247 del COIP que dictamina “la persona que cace, pesque, capture, recolecte, extraiga, tenga, transporte, trafique, se beneficie, permute o comercialice, especímenes o sus partes, sus elementos constitutivos, productos y derivados, de flora o fauna silvestre terrestre, marina o acuática, de especies amenazadas, en peligro de extinción y migratorias, listadas a nivel nacional por la Autoridad Ambiental Nacional así como instrumentos o tratados internacionales ratificados por el Estado, será sancionada con pena privativa de libertad de uno a tres años”  

Las acciones que violan los derechos ambientales se dividen en delitos contra la naturaleza e infracciones administrativas. En la parte legal existen 15 delitos ambientales que convergen en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y determinan sanciones privativas de libertad que van desde un año hasta 3 años y 10 años; si se considera el derecho internacional, dependiendo del tipo de delito cometido.

En la actualidad, existen más de 20 normas ambientales para proteger la biodiversidad y preservar la fauna y flora en el territorio ecuatoriano. Acorde con la Constitución de la República del Ecuador, en el país el tráfico de vida silvestre tipifica una pena privativa de la libertad de hasta tres años de cárcel, según el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y una multa de hasta USD 90.000 de acuerdo al artículo 318 del Código Orgánico del Ambiente (COA).

Juana Tecahuayloya es activista amazónica por los derechos de los animales y de la naturaleza. Ella ha presentado denuncias sobre la actividad, pero estas no cobran ningún efecto, mientras hay personas que se dedican al tráfico de especies silvestres para ganar mucho dinero.

En este aspecto, vale recalcar que en todo el país hasta el momento existe un solo fiscal especializado en medio ambiente y dos jueces que atienden los delitos contra la naturaleza que afectan, en su mayoría, a la Amazonía. Es urgente incorporar nuevos jueces y fiscales especializados en medio ambiente para respaldar y afianzar el trabajo que realiza la Policía Nacional con el propósito de atender la gran cantidad de delitos ambientales que atentan contra la naturaleza, como el tráfico de especies silvestres.

Ecuador es un país pequeño, pero Mega- Biodiverso

Ecuador se encuentra en la lista de los 10 países Mega-Biodiversos del mundo y ocupa el puesto 5 según el investigador Russel Mittermeier, quien elaboró esta lista en 1997 para la (UNESCO), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, datos respaldados oficialmente por National Geographic.


Parque Nacional Yasuní, uno de los 5 lugares más Mega Biodiversos del Mundo.

Foto: Maate=Ecuador

 

Por ello, existe una inmensa variedad de especies endémicas de fauna y flora, únicas en el mundo, especialmente en las provincias que integran la región amazónica: Napo, Orellana, Sucumbíos, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. La provincia de Orellana cuenta con una biodiversidad asombrosa. Al ser la cuna del Parque Nacional Yasuní, declarado por la Unesco en 1989 como Reserva de la Biósfera, esta área protegida comprende una extensión de 2.7 millones de hectáreas.

El 25 de junio se conmemora el Día Internacional Contra el Tráfico de Fauna Silvestre. Esta iniciativa busca sensibilizar al mundo sobre una realidad que atenta contra más de 100,000 animales cada año en América Latina. Los animales más rescatados durante el año pasado fueron tortugas, boas, loros, pericos, monos y tigrillos.

Por Fredy Daniel Torres Siavichay. 

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