DÍA DE TRISTE RECORDACIÓN. A PROPÓSITO DEL ASESINATO DE ALFARO


DÍA DE TRISTE RECORDACIÓN

EL ASESINATO DE ALFARO

Si, hoy, 28 de enero del 2012, es y debe ser para el Ecuador, para sus hombres y mujeres de bien, un día de triste y vergonzosa recordación, porque hace una centena de años, un día como hoy, se consumó uno de los más horrendos y vergonzantes crímenes de nuestra ajetreada historia; Un grupúsculo de hombres y mujeres, manipulado por la prensa corrupta y servicial de los poderes económicos, por un clero oportunista, y no menos corrupto, acudió hasta  el panóptico para ayudados por serviciales soldados  de la oscuridad acceder a las celdas dónde se encontraban prisioneros, los Alfaro, para asesinarlos cobardemente, luego sacar sus cadáveres, arrastrarlos por las calles del Quito conventual de entonces, escarneciendo su honra y dignidad de valientes luchadores por la verdad, equidad, justicia y libertad; para finalmente llegando al límite norte de la ciudad de entonces, en la hacienda denominada El Ejido, proceder a incinerarlos, construyendo la más horrenda pira humana, que aún continua ardiendo y calcinando con fuerza  nuestra memoria, agitando poderosamente la indignación de saborear el producto hiperbólico de la manipulación, la mentira y la desinformación.
Crimen cometido desde el púlpito  por  sacerdotes  de mente ofuscada por el fanatismo y el beneficio personal de tener una iglesia poderosa económica y políticamente, capaz de controlar no solo el espíritu, sino, y especialmente, los bienes e  incluso el cuerpo de sus feligreses.
De una oligarquía terrateniente, que en su afán de  continuar conservando para sí el poder político del Estado, no escatima en la vileza de sus actos, tesis  y propuestas,  expresadas a través de sus voceros oficiales  que fue la gran prensa de entonces, intelectuales y seudo  intelectuales, comprometidos con ese estado terrateniente opresor, conservador y curichupa, que sin inmutarse usaron la palabra libertad, patria, Dios, justicia, bondad, entre otras, para controlar mentes débiles y convertirlas en actores materiales de los  horripilantes asesinatos, haciéndoles creer que luchaban por causas propias y justas.
De una naciente agro oligarquía exportadora y banquera, que una vez  rotas las cadenas de la opresión terrateniente, comprendió  que los luchadores  con dignos y legítimos ideales de libertad y justicia, ya no le eran útiles como fuerza de choque, decidió eliminarlos, lavándose las manos como Pilatos,  para  luego manipular y aprovechar convenientemente el legado revolucionario, maquillándolo y adaptándolo a sus nuevas necesidades e intereses.
Estas escenas de horror y vergüenza, que tanto daño han causado y aún continúan haciéndolo a la memoria colectiva de los ecuatorianos, deben servirnos al menos,   para  ser mucho más críticos y reflexivos frente a lo que escuchamos, vemos o leemos, pues lamentablemente esta falta de  análisis reflexivo  frente a la información que nos llega continuamente  permite que las masas sean manipuladas y arrastradas por los   voceros del poder  que presentan como  suyas  las causas e intereses de sus  explotadores,  asesinos y opresores.
En una sociedad de clases como la nuestra es imperativo  saber a quien, a quienes, que intereses  defienden  los textos, los discursos, las escenas que nos presentan a diario por los medios de difusión masiva, y ello no es muy difícil averiguarlo si solo rastreamos  a quien o quienes pertenece aquella impresionante infraestructura de difusión.
Ellos blanden,  sin resquemor alguno en su florido  lenguaje, términos como patria, amor, justicia, equidad, libertad, derechos humanos y otros bellos conceptos que de solo escucharlos insuflan el alma  y nos llenan  de valor  y energía predisponiéndonos a la lucha  titánica por su defensa y preservación;  pero de lo que no siempre nos percatamos , es que esos mismos hermosos conceptos, tienen un significado distinto  e incluso antagónico  de acuerdo a su emisor.
No es igual la libertad  que proclaman los dueños del mundo, que la libertad que  gritan los marginados, no es lo mismo la justicia de la que hablan los dueños de los medios de producción, que la de los obreros, es contrapuesto el concepto de equidad de los banqueros, que el de los millones de desposeídos del mundo.
Libertad pide el asesino, para matar, libertad el torturador para torturar, libertad  pide el chulquero para prestar el dinero al interés más alto que la desesperación de quien lo solicita lo obligue a pagar, libertad los abogados  de los infractores, para entorpecer la administración de la justicia, libertad el pedófilo  para cometer sus atrocidades, libertad solicitan los torturadores de animales para mantener sus ferias taurinas, peleas de gallos, de perros, que llena sus bolsillos  y sacrifica la vida de inocentes seres vivos sensibles y dignos de vivir  su vida a plenitud; libertad pide el cazador para capturar, torturar y matar su presa, libertad los capturadores de especies salvajes para convertirlas en sus  prisioneros.
La justicia de los banqueros y comerciantes consiste en la igualdad  de oportunidades para  competir libremente por un mercado de consumidores, a quienes explotar y de quienes extraer  el máximo posible de beneficios, su libertad y equidad implica la subyugación, explotación y depredación del entorno natural y en ese contexto,  de los consumidores.
Libertad de culto, proclaman las religiones y sectas, su libertad implica estrechar el horizonte de visión de la realidad de sus adeptos, limitar sus posibilidades de conocimiento a los estrechos canales  de la ruta trazada  por algún seudo iluminado.
Libertad de prensa para el poder  es decir todo aquello que quiere decir, de la forma como quiere, con el objetivo supremo de que los otros escuchen, lean y vean su  versión de los hechos, de la historia, para que se aferren a ella como la  verdad absoluta, puesto que la misma versión se presenta en  el 99% de los medios que puede  escuchar, leer o ver el interlocutor, ya que esa es la proporción de medios que posee  una misma parte de la sociedad, es decir la clase económicamente poderosa, porque la otra, la que no posee recursos y que es el 9.9% de cada diez habitantes de la tierra, no tenemos como hacer escuchar nuestra voz ni nuestro pensamiento, y si lo hacemos  nuestro radio de acción es muy limitado.
En conclusión los conceptos no son validos en sí mismos, deben ser contextualizados, para poder ser defendidos o repudiados, no existen valores universales  y abstractos, todos están ligados a una realidad concreta, dada en un espacio y un tiempo determinados.
No absorbamos como esponjas la  basura informativa que a diario satura nuestro entorno, seamos críticos  y analíticos, antes de aceptarla como verdad o calificarla como una farsa, evitemos que  la historia de la Hoguera Bárbara se repita,  impidiendo que continúen manipulando nuestra conciencia, nuestras emociones y nuestras manos;  redefinámonos como mujeres y hombres autocríticos, reflexivos y analíticos.

Fredy Torres A.
Enero 28/2012

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