Entrevista a Aníbal
Garzón
“La
sociología va muy unida a la acción social”
Aníbal
Garzón tiene el oficio de sociólogo. Pero más allá de su profesión, Aníbal no
se ha puesto al servicio de la institucionalidad burguesa, oligárquico
capitalista. Él está del lado de los oprimidos, de los que luchan por la
construcción de un mundo mejor, del socialismo. Es un intelectual, un pensador
al servicio de la causa de la revolución. Su trabajo político, comunicacional
lo atestigua.
Licenciado
en estudios internacionales sobre América Latina, tiene también una maestría en
Desarrollo Internacional. Ha realizado trabajos de campo en países como
Argentina, Cuba, Venezuela, Angola, Bolivia y en la selva colombiana. De igual
manera ha sido investigador en proyectos de educación en Ecuador, Perú y
Bolivia. Corresponsal sobre América Latina en el Semanario El Triangle,
pertenece al equipo editorial de Kaosenlared, miembro del consejo editorial del
semanario boliviano La Época y actualmente parte de la corresponsalía
internacional de HISPAN TV en Bolivia.
Aníbal
responde a un pliego de preguntas que ya han sido planteadas y seguirán
planteándose a otras y otros camaradas, las mismas que tienen como objetivo
desmontar las patrañas de los intelectuales burgueses y sus académicos en las
instituciones universitarias respecto al marxismo, así como evidenciar la
importancia del estudio de las ideas de Marx, Engels, Lenin, su comprensión y,
fundamentalmente, su aplicación para la transformación de la realidad social
que hoy vivimos.
Frente
a los graves problemas que hoy vive la humanidad, que ha tenido como consecuencias
grandes movilizaciones y manifestaciones en el mundo frente a esta crisis del
capitalismo, ¿tiene importancia el marxismo para comprender la realidad actual
y lograr su transformación revolucionaria?
El
marxismo nunca ha perdido vigencia desde su nacimiento ni como ciencia ni como
praxis política. La burguesía con sus “teorías” pos-modernistas intentó
suplantar una falsa ideología del “Fin de la Historia” presentando
demagógicamente el fin de la lucha de clases con la caída del Muro de Berlín. A
pesar de las críticas que podríamos hacer al modelo soviético posiblemente su
desaparición otorgó cierta hegemonía al modelo capitalista e imperialista, pero
eso no quiere decir que la contrahegemonía haya desaparecido.
Marx
nunca dijo que el camino hacia el comunismo era lineal, sino justamente lo
contrario, puede tener avances y retrocesos como analiza en la obra “18 de
Brumario de Luis Bonaparte” en la lucha interclasista entre burguesía y
nobleza.
Este
efecto se ha podido comprobar en la realidad latinoamericana, dado que tras una
crisis generalizada de la mayoría de la izquierda en los años 80 y 90 tras la
implantación de los modelos neoliberales inspirados en el Consenso de
Washington y la creciente desigualdad y marginación a sectores explotados, desde
obreros a poblaciones indígenas, fueron naciendo movimientos sociales contra el
capitalismo y salieron nuevos dirigentes desde Evo Morales, Hugo Chávez,
incluso renació Daniel Ortega en Nicaragua, entre otros. Ahora, muchos de estos
nuevos gobiernos de izquierda nacieron con imágenes nacionalistas, desde Simón
Bolívar hasta Tupac Katari, pero el nacionalismo solo puede generar cierta
unidad a corto plazo, si no hay un proyecto político y económico concreto la
cosa cae y aquí entra la trascendencia de la praxis marxista.
Hasta
el momento muchos de estos gobiernos, entrados en procesos electorales, se h an
posicionado con posturas antimperialistas, anticapitalistas, con el uso de
conceptos marxistas como el Socialismo del Siglo XXI, el Socialismo Comunitario,
el Buen Vivir, pero todavía no hay un proyecto teórico político definido, y si
no hay teoría en base a la realidad, la práctica puede ser desviada hacia un
modelo más keynesiano y de capitalismo nacional.
La
teoría está construida, el marxismo, pero parece ser que hay probl emas en su
interpretación, no lo adaptan bien a las realidades nacionales o
internacionales sino que se pretende construir nuevos componentes con
estructuras vacías generando con ello algunas divisiones en la izquierda.
Por
lo tanto, para entender la realidad actual e l marxismo sigue siendo la guía.
Lo importante es saber utilizarla para cambiar la realidad revolucionariamente.
¿Cuáles
son los rasgos fundamentales de la teoría marxista de la política y cómo a
través de ella se puede tener una visión profunda de la realidad social actual?
Hay
varios conceptos base p ara entender la teoría marxista. Uno de los componentes
principales para entender el materialismo histórico es el de la lucha de
clases. Las estructuras sociales pueden cambiar en el tiempo pero la lucha
entre oprimidos y opresores continúa.
Por
ejemplo , en el siglo XIX la clase desfavorecida principal era el proletariado,
en una visión occidental que analizaron Marx y Engels en plena Revolución
Industrial en Inglaterra, Francia y la antigua Alemania principalmente. Pero en
el siglo XXI podemos decir que las clases más desfavorecidas, y se pueden
convertir en los principales sujetos revolucionarios, son los sin empleo, los
campesinos y los pueblos originarios, actores que Marx desvaloró en su momento.
Actualmente en Europa los sin empleo son los que llevan las acciones
principales de protesta contra el sistema capitalista, como el 15-M en el
Estado español o el Movimiento Ocupa Wall Street en los Estados Unidos.
Mientras, la mayoría de trabajadores se han ido acomodando al disponer de
empleo en un mercado tan flexible, a pesar de que sus condiciones se van
deteriorando como supresión de salario y derechos. En el caso de América Latina
los principales sujetos revolucionarios han sido rurales, como los indígenas y
campesinos en Bolivia y Ecuador.
Así,
la visión de Marx en el siglo XIX no debe ser estática como una ideología ,
sino movible como una ciencia, el marxismo, y por eso aunque cambien los
actores sociales principales el sistema vertical y de contradicciones de clase
continúa. El capitalismo ha tenido cambios en sus infraestructuras, ya no
estamos en un sistema de revolución industrial sino de revolución tecnológica,
pero el modelo productivo clasista se mantiene en su generalidad, como define
el marxismo, con sus instrumentos de explotación como la plusvalía, los
excedentes, la inequidad de uso de recursos, el valor de cambio, o el valor de
uso, entre otros.
Otro
aspecto es el concepto de ideología del marxismo. El mismo concepto se
tergiversó. Desde un inicio en el marxismo tiene un carácter peyorativo al ser
enfocado como instrumento de control del sistema capitalista, para implementar
y reproducir unos valores en la sociedad e intentar permanecer al mismo
sistema. El enfoque está vinculado con lo que es la superestructura del sistema
capitalista, la que con sus diferentes medios de propaganda, desde sistemas
educativos, desde medios de comunicación, insertan constantemente componentes
ideológicos. Por ejemplo, los medios de comunicación capitalistas nos definen
constantemente a Cuba como una dictadura y a la vez etiquetan de democracias a
otros países que son amigos del capitalismo internacional, como es el caso de
Israel que ha ocupado terreno militarmente y asesinado a millares de
palestinos. También nos hacen ver como regímenes -concepto negativo- a los
países del Eje del Mal, como Irán, pero como sistemas -concepto positivo- a los
socios de Occidente, como la Monarquía represiva de Arabia Saudita. Y en el
caso del sistema educativo todavía se reproduce en muchos libros que España
descubrió América, no que la conquistó y mató a millones de latinoamericanos
robando las riquezas y esclavizándoles.
Y, por último, resumidamente ya que el
marxismo es muy completo, y la respuesta se alargaría demasiado, un concepto
trascendental, y que fue más trabajado por Lenin en la ciencia marxista con su
obra “Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo”, por su realidad social a
inicios del siglo XX, es el imperialismo. En la ideología capitalista nos
intentan hacer ver que con los avances de la Revolución Tecnológica, como la
implementación de Internet, se ha generado una globalización, una comunicación
en todas las zonas del planeta. En realidad la supuesta globalización se inició
con la conquista cruenta de América por los españoles y europeos en 1492 donde
los imperios con sus instrumentos opresores generaron una desigualdad
internacional entre países explotadores y explotados que se reproduce
actualmente con las trasnacionales como definen los teóricos de la Dependencia
como Samir Amin o Gunder Frank. Actualmente, las guerras contra Irak, Irán,
Afganistán, el bloqueo que padece Cuba, Corea del Norte, los intentos de
desestabilizar con golpes de Estado los gobiernos del ALBA-TCP, como Ecuador,
Bolivia o Venezuela, que llevan a cabo los imperios de la Unión Europea y
Estados Unidos, es porque el imperialismo intenta eliminar cualquier gobierno
de país dependiente que ponga en duda las estrategias de un capitalismo
internacional al nacionalizar empresas privadas o recursos nacionales.
El
marxismo, en resumen, es un instrumento para analizar el todo de la realidad,
desde la economía, la política, la cultura, los medios de comunicación, las
relaciones internacionales, el derecho y, a más de las estructuras macro,
también las micro, el machismo en la familia o las relaciones de poder en la
escuela, como por ejemplo se puede ver en la Educación Popular marxista de
Paulo Freire.
Un
concepto usado sin ningún inventario es el de democracia. Nos enseñan que hay
sociedades democráticas y no democráticas. Jamás se dice que muchas de esas
sociedades que dicen ser democráticas son ante todo sociedades capitalistas,
algunas de las cuales apenas tienen algún rasgo de democráticas. Por ejemplo a
España, pese a ser una monarquía, y ser un país capitalista con graves
problemas, no se le cataloga como antidemocrática, pero a Cuba, con una
democracia socialista perfectible se le cataloga como antidemocrática. ¿Cómo entender desde el marxismo lo que es la
democracia?
Como
sabe mucha gente el término democracia nació en la Antigua Grecia, donde Demo
es pueblo y Cracia Poder. En los regímenes monárquicos - poder de uno- y
aristocráticos -poder de pocos- durante el siglo XIX se iniciaron resistencias
en la vieja Europa industrializada porque la mayoría no podía tener voto, no
existía un sufragio universal. La burguesía es muy inteligente y sabía que para
callar gran parte de esas luchas se debía dar el sufragio universal, que todo
el mundo pudiera votar, y así se etiquetó de democracia para aplicarlo a su
ideología dominante.
Pero
se buscaron otros mecanismos de control, algo más latentes, para controlar a
las masas. Por ejemplo, en el caso de España la dictadura franquista de no
poder votar la gente generaba grandes movilizaciones sociales contra los
militares, pero tras la muerte de Franco en 1975 se supo que el método de
control era que la gente pudiera votar y así se eliminarían esas movilizaciones
al sentirse que deciden en un supuesto pluripartidismo, pero si un partido
contradice la Constitución monárquica de 1978 entonces puede ser ilegalizado
como el caso de la Izquierda Abertzale. Entonces la democracia de libre
elección es falsa, ser antimonárquico es anticonstitucional y una persona puede
ser juzgada. Como hemos comentado anteriormente, el sistema capitalista es
totalmente antidemocrático aunque nos hagan ver que hay sufragio universal.
Jamás mediante voto popular aceptará la burguesía que la mayoría de la
población decida quitarle sus privilegios para distribuir la riqueza. Por eso
la historia y la actualidad nos presenta ejemplos como el golpe de Estado
contra Allende en Chile o el intento contra Chávez en Venezuela, dos países
donde el voto popular decidió esos gobiernos. Y otro es porque aunque exista un
supuesto sufragio universal, cuando la riqueza está en manos de unos pocos no
se puede llamar democracia, a favor del pueblo, sino plutocracia, a favor de
una clase social adinerada que explota a las clases oprimidas y controla
mediante el capital los procesos electorales. Además, posiblemente se elijan
los representantes políticos, pero no se eligen los representantes económicos
de grandes corporaciones productivas y financieras, que al final son los que
controlan el poder en un sistema neoliberal. Por lo tanto, no existe una
democracia, ya que el pueblo no elige a los banqueros, o tampoco a los
directores de los medios de comunicación que tiene mucho poder cultural y
simbólico.
Desde
tu perspectiva ¿se debería profundizar la participación por parte de las
fuerzas de izquierda, revolucionarias, en el régimen parlamentarista burgués,
en sus procesos electorales, o se debería radicalizar la lucha desde otras
posiciones?
Lenin
argumentó que se deben utilizar los mecanismos legales e ilegales del sistema
capitalista en las luchas de la izquierda. Según el contexto los mecanismos
legales pueden ser mayoritarios que los ilegales, o viceversa. En dos
realidades latinoamericanas , actualmente en Bolivia la izquierda
revolucionaria puede utilizar más mecanismos legales como luchas parlamentarias
desde la llegada de Evo Morales al poder, al existir una representación
campesina e indígena en el mismo gobierno y no las represiones militares que sufrían
anteriormente, pero en el caso de Colombia con un terrorismo de Estado y
paramilitarismo que comete un genocidio político contra la izquierda, los
mecanismos electorales no son adecuados. Por eso actualmente las guerrillas de
las FARC y el ELN continúan vivas, con apoyo popular, por que los mecanismos
legales no son los viables. Además de esta dicotomía entre lucha parlamentaria
y lucha armada, las dos batallas, si son luchas revolucionarias para cambiar el
sistema capitalista, no deben dejar de lado otras posiciones como la formación
política de cuadros en sindicatos, en comunidades, crear grupos de discusión en
casales de barrio, crear medios de comunicación revolucionarios como radios,
diarios, páginas de Internet, insertar revolucionarios en diferentes ámbitos
sociales e incluso en el ejército como hacían los bolcheviques…
Justamente
la crisis de la izquierda revolucionaria en Europa se debe al haberse centrado
la izquierda solo en el ámbito parlamentario, un efecto que acaba generando un
oportu nismo reformista donde se produce en la misma izquierda una clase
burocrática que jamás querrá romper con el sistema capitalista.
Por
lo tanto, la izquierda revolucionaria, si quiere seguir siendo revolucionaria,
y tiene espacios en el régimen capitalista los debe utilizar pero simplemente
como medios de lucha no como fines establecidos, como el instrumento electoral,
y si hay parlamentarios elegidos ellos mismos deben acudir con las bases en
formaciones, en manifestaciones, en luchas callejeras.
¿Cuál
es tu apreciación sobre el reformismo? ¿Una revolución no es también un
conjunto de reformas? ¿Puede haber una revolución socialista en base a
reformas? ¿Cómo comprender lo que pasa a partir de estas preguntas en Venezuela
y Bolivia?
El
concepto revolución, y no por definición académica si no por uso de la teoría
revolucionaria, hace referencia a un cambio drástico de sistema político y
económico. Por ejemplo, en Cuba hubo una Revolución en 1959 al ganar la batalla
armada el pueblo cubano y la guerrilla liderada por Fidel, Raúl Castro y el Che
Guevara, y el cambio fue acelerado con la ruptura del sistema proamericano y
dictatorial de Fulgencio Batista hacia un sistema socialista con la
nacionalización de las grandes trasnacionales como la United Fruit Company o los
derechos del pueblo en educación y salud. No solamente se generó un cambio en
las relaciones productivas sino también en los aspectos ideológicos y
culturales. Cuba en meses pasó de ser una colonia norteamericana a un país
independiente. Eso es una revolución que es posible mediante la victoria de la
lucha armada porque es una ruptura con la institucionalidad existente.
Mientras
en el caso de un conjunto de reformas puede que se busque un cambio de sistema,
como se implementa en el modelo bolivariano venezolano, pero este proceso puede
llevar 15, 20 o 30 años para eliminar el modelo capitalista, o incluso jamás lo
hará y se quedará en una economía mixta. Este largo proceso no se puede d
efinir como una revolución, porque no es un cambio a corto plazo de ruptura de
sistema. La duda y como sale en su pregunta es si puede haber finalmente una
meta revolucionaria en base a reformas. Actualmente se puede decir que mediante
el sistema electoral no ha existido una revolución socialista, posiblemente si
nacionalistas y antimperialista como en Venezuela o multicultural como en
Bolivia, pero no desde el componente de clase social. No olvidemos que a pesar
de la intervención del Estado en la economía para cubrir las necesidades de las
clases sociales más bajas, actualmente existe una estructura social, tanto en
Bolivia, Ecuador, Venezuela, que es un modelo del sistema capitalista. Hay
muchos empresarios de grandes negocios que siguen controlando mecanismos
financieros, de comunicación, culturales y educativos, productivos y sobre todo
la mano de obra del campesino y el obrero. Por lo tanto, el sistema boliviano y
venezolano pueden acelerar las condiciones hacía una revolución, generando
formaciones a la población de base y estructurando movimientos sociales contra
el capitalismo, pero para llegar a romper con el capitalismo se debe generar un
cambio drástico.
Un
ejemplo, tras 10 años de sistema bolivariano en Venezuela , la población ha
sido muy capacitada políticamente contra el capitalismo así que podrá llegar un
momento cercano, posiblemente sin Chávez o con Chávez, donde se lleve una
revolución desde dentro, que el mismo gobierno implantase el sistema socialista
con la nacionalización y colectivización de todos los medios de producción y
así se podría hacer frente al ataque de la burguesía nacional, que hoy mismo se
considera una gran parte chavista. Esa contradicción llegará si las reformas
continúan y con ese cambio de corte efímero podremos decir que hay Revolución.
En definitiva, Bolivia y Venezuela tienen procesos hegelianos de
fortalecimiento del Estado nacional con ciertos cambios, como indican sus
nuevas constituciones, e incluso con nuevas resistencias a la dependencia con
los países del norte, pero todavía hay muchas estructuras del sistema anterior
que solo se podrán romper con cambios revolucionarios. A diferencia de Cuba en
1959, estos cambios revolucionarios se pueden hacer desde adentro, vinculando a
la población civil campesina y trabajadora con el mismo Estado existente
transitorio.
¿Cómo
debe entenderse la política desde el marxismo?
La
política, según las condiciones actuales en Latinoamérica y también en la
Europa cayente, desde el marxismo se debe entender desde dos dimensiones como
decía Lenin, desde las estructuras institucionales que se pueden utilizar hasta
las instituciones de base e incluso no legales. En Europa gran parte de la
llamada izquierda solamente se centró en los campos estatales, es decir, sobre
todo en su lucha electoral y parlamentaria. Desde la implementación del llamado
revisionismo del “eurocomunismo” en el Estado español, Italia y Francia,
principalmente, los partidos comunistas llevaron su lucha al electoralismo
centrándose solamente en algunas mejoras de los trabajadores pero no en la
ruptura del sistema capitalista. Recordemos que incluso el Partido Comunista
Español aceptó la monarquía impuesta por el dictador Francisco Franco. Ese paso
hizo generar una clase política acomodada dentro de estas formaciones llamadas
comunistas, que poco tenían de esa ideología al comportarse como elites
políticas burguesas. Lo mismo sucedió con los sindicatos, una clase que vivía
del Estado y no luchaba por perder sus beneficios personales. Así, el sistema
capitalista supo comprar a la supuesta elite de izquierdas para no romper el
esquema de libre mercado. Por lo tanto se generó una brecha entre las bases y
los partidos.
Para
llegar a que el sistema capitalista no absorba a la izquierda revolucionaria
convirtiéndola en agentes del revisionismo se debe mantener la relación entre
partido y bases, y además de utilizar los campos legales realizar acciones
fuera del marco legal del capitalismo para generar cierta ilegitimidad social
del sistema. Por ejemplo, con la crisis actual que hay en el Estado español, un
25% del paro, la ley burguesa indica como delito ocupar una empresa, asaltar un
banco para dar el dinero a la población y otras acciones. La izquierda debe
liderar esas supuestas acciones ilegales que a la vez son legítimas en la
población trabajadora explotada y así ganarse un mayor apoyo político. Mucha
gente no dispone de vivienda por ser imposible pagarlas, si la izquierda lidera
movimientos de ocupación de vivienda, que son ilegales, hace que se convierta
en una fuerza de apoyo social. Y por lo tanto, fortalece el vínculo entre
población civil y movimientos sociales con el partido. Eso es hacer política
marxista revolucionaria, romper con el capitalismo con acciones legales e
ilegales, y no reproducir el capitalismo dentro de sus estructuras.
La
izquierda supo hacer eso en países de América Latina. Evo Morales además de ser
parlamentario con el MAS luchaba con las bases en acciones socia les no
aceptadas por el sistema, como ir a marchas, movilizaciones, huelgas de hambre,
apoyo a los productores de la hoja de coca ancestral y cultural que era ilegal.
O Hugo Chávez dio un golpe de Estado ilegal, pero no ilegítimo en un pueblo
venezolano que fue reprimido duramente en 1989 con el Caracazo. Por eso la
izquierda latinoamericana resurgió mientras la izquierda europea fue cayendo,
hasta tal punto de no saber liderar y vincularse con los movimientos sociales
nacientes contra la crisis económica como el 15-M. La izquierda europea sigue
en el parlamento burgués y deja las calles obreras fueran de su agenda
política.
Han
podido sustituir los conceptos de sociedad civil, ciudadanía y multitud a la
categoría de clase social. ¿Puedes hacer una explicación y una diferenciación
entre todos ellos?
Estos
conceptos de visión pos -modernista acaban siendo una tergiversación de la
realidad. Posiblemente sean vocablos más utilizados en el contexto
eurocentrista donde el Estado del bienestar generó una clase media de
trabajadores industriales y de servicios, además de una pequeña burguesía.
Efecto que produjo una quimera sobre la estructura social de los estados, es decir,
una confusión sobre quien era el sujeto oprimido para llevar a cabo la lucha
revolucionaria ya que la mayoría de trabajadores se habían acomodado a los
beneplácitos que el Estado capitalista les otorgaba: derecho al paro, seguridad
social, jubilación. Pero esto no era una realidad a nivel internacional, ni
mucho menos iba a permanecer por largo tiempo, como vemos actualmente. En otros
lugares del mundo, como en América Latina, sus procesos neoliberales generaron
una visibilidad y contradicción en la estructura social bajo el capitalismo,
siendo el continente más desigual del mundo. Todo se privatizó y solo tenía
derecho a la salud, vivienda y buena educación quien tenía dinero. Así, al
manifestarse la opresión contra la clase social obrera y campesina se dieron
los procesos de levantamiento en Bolivia y Ecuador, con los indígenas y
campesinos, o en Venezuela, con los suburbanos explotados. En América no se
habla de sociedad civil o ciudadanía o multitud, se habla de clases sociales,
el motor de la historia. Mientras en Europa demagógicamente si se habla de esos
conceptos pero con el aumento de la desigualdad en el momento de la crisis
internacional y el fortalecimiento del sistema neoliberal se vuelve a construir
una estructura social muy dicotómica entre trabajadores y empresarios, donde
unos sufren la crisis y pierden sus empleos y no pueden pagar hipotecas y otros
se enriquecen mucho más pagando menos impuestos al Estado, menos salarios a los
trabajadores, y poder mover sus trasnacionales libremente. Así que actualmente
la crisis en Europa no la padece la gran burguesía, que dispone de grandes
ganancias como el Banco Santander o el BBVA, REPSOL o ENDESA, sino la clase
trabajadora que es quien no puede pagar sus viviendas y las expulsan de sus
hogares.
Por
lo tanto, quien deja de lado la clase social como unidad de análisis en las
contradicciones sociales y cree que son otros sujetos más ambiguos como la
multitud, acción interclasista, tergiversa el motor de la historia, la lucha de
clases.
Desde
tu perspectiva, ¿se puede ser sociólogo y a la vez marxista? Te
pregunto esto, puesto que la sociología es una disciplina, un oficio, y el
sociólogo un trabajador asalariado puesto al servicio de quien le paga. ¿Qué
criterio tienes al respecto?
Y
tanto, ser sociólogo y marxista no solamente no es contradictorio sino que es
complementario. Marx fue el primer sociólogo, lo que no quiso utilizar nunca
ese término porque el que fundó el título fue el francés Auguste Comte y Marx
lo criticó de intelectual pequeño burgués, por eso él utilizó el concepto de
filosofía social. A pesar de ser considerada la sociología como una ciencia
pluriparadigmática, desde mi punto de vista, en un mundo globalizado con el
crecimiento de la pobreza, la desigualdad, las guerras, la contaminación por
culpa del capitalismo, el marxismo es la ciencia que mejor llega a la realidad
social y política, igual que es considerada el evolucionismo a la realidad
biológica.
Un
sociólogo, según el contexto del sistema capitalista y para su sobrevivencia,
acaba siendo una mano de obra que trabaja para una empresa privada o de un
Estado público para conseguir un salario. De eso no hay duda, pero sus
conocimientos no solamente deben servir para la producción sino también para la
militancia. La jornada laboral pueden ser 8 horas, la militancia son 24 horas.
El sociólogo debe ser como un espía, trabaja para la burguesía pero a la vez
debe analizar el contexto capitalista donde trabaja para saber la estrategia
política que se debe realizar para destruirlo. Por ejemplo, un Estado
capitalista puede contratar a un sociólogo marxista para una investigación
sobre el contexto político. El sociólogo como asalariado le dará la información
que quieren obtener posiblemente para no ser despedido pero también en su investigación
obtendrá resultados sobre los déficits del sistema capitalista y donde se le
puede atacar. Información que vale para la lucha revolucionaria. Yo comparó al
sociólogo como un trabajador obrero comunista de una multinacional, produce
para la empresa pero a la vez hace un trabajo sindical, legal y clandestino,
conociendo la realidad del capitalismo para luchar contra él y sus
instrumentos, la misma empresa multinacional.
Por
lo tanto, la ciencia de la sociología va muy unida a la acción social, no solo
es para poder vivir en la actualidad sino también para cambiarla.
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.
Tomado de Rebelión. 14/03/2012
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