EL ELECTOR FRENTE A LA CAMPAÑA ELECTORAL


EL ELECTOR 

FRENTE A LA CAMPAÑA 

ELECTORAL

El presente  análisis, presenta una visión panorámica,  crítica y generalizada, es decir sin dedicatoria específica a candidato alguno,   de este proceso electoral, por acceder a los diferentes espacios de poder, parroquiales, cantonales y provinciales, desde la atenta mirada del elector,  que en pleno ejercicio de sus derechos políticos debe acercarse a sufragar el próximo 23 de febrero.

El advenimiento de cada proceso electoral, especialmente en nuestra provincia y cantón, pone  de manifiesto  debilidades, excesos y ausencias, en los diferentes componentes  del sistema democrático representativo  que impera como forma de gobierno en nuestro país.

Sin embargo, en consideración a la brevedad del artículo propongo una rápida visión, únicamente a dos de sus componentes más relevantes, los candidatos y los electores.
Debilidad en la consistencia de las propuestas, sobre los temas de mayor impacto  en el mejoramiento de la calidad de vida  de los ciudadanos del cantón.

Debilidad en la percepción de  sustentabilidad, integralidad y continuidad de las propuestas, para la  gestión  y administración de los bienes públicos, enmarcadas en la estructura jurídica legislativa y política pertinente.

El ejercicio del poder,  no es, un acto voluntarioso, dependiente de la bondad, luminosidad o brillantez de quien lo ejerce, es parte de un proceso estructural que marca los límites en los cuales ha de ejercerse la acción administrativa, inmerso en un contexto jurídico, político y social, que genera una relación dialéctica de determinante y determinado, que debe ser comprendido  en su extensión y densidad por los aspirantes al ejercicio del gobierno y cogobierno local, e incluso  por los electores.

Debilidad de respuestas coherentes  con la planificación estratégica del desarrollo cantonal y provincial.

Debilidad de análisis individual y colectivo, desde los electores, a través de los medios de comunicación locales, que en función de su responsabilidad social, deben constituirse en canales de la expresión ciudadana, construyendo análisis, que rebase intereses personales, de reducidos grupos familiares o minúsculos círculos de amigos, privilegiando los intereses de las mayorías sociales, evitando la defensa de conveniencias particulares o específicas, hábilmente maquillados para presentarlos como comunitarios.

Exceso de ofertas sueltas, incongruentes con una planificación estratégica precedente, inviables, económica y/o políticamente, e incluso en su forma jurídica.

Exceso de populismo mesiánico, donde las organizaciones políticas y los candidatos, abren las manos, en una especie de arranque de generosidad, nada edificante, otorgando bienes y favores a todos cuantos los soliciten, en un denostado afán clientelista de obtener votos, a cambio de su aparentemente ilimitada bondad, al más peyorativo estilo de la politiquería tradicional.

Exceso de virulencia e irrespeto a la dignidad personal de los candidatos participantes en esta contienda democrática, por parte de los mismos contendores, olvidando que la adversalidad, es una situación circunstancial, que no perenne  y destructiva.

Ausencia de planificación estratégica, incluyente y participativa, en el levantamiento de propuestas, concretas, integrales, sustentables y factibles, sobre las necesidades de mayor  impacto en cada uno de los sectores del cantón.

Ausencia de coherencia ideológica, política y práctica, tanto en la conformación de bloque políticos, constituidos apuradamente para viabilizar la participación en el proceso electoral; como en las propuestas de gestión política  para solucionar las necesidades, orientadas al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

Ausencia de suficiente discernimiento, sobre la normativa jurídica, e implicancia política  del ejercicio de la dignidad a la que se aspira’ y aún del ideario político de la organización bajo cuya bandera participa.

Ausencia de una organización ciudadana mínima, que permita canalizar las demandas políticas fundamentales  a los distintos proponentes a administrar y gestionar desde el gobierno cantonal.

Ausencia de una conciencia ciudadana suficientemente madura, que no se inserte en estrategias clientelares, sino,  que analice,  con suficientes elementos de juicio las propuestas electorales, haciendo adecuado uso de los espacios de partición que ofrece la nueva legislación ecuatoriana.

Es momento  impulsar nuevas formas de organización ciudadana, tendentes a la construcción de una ciudadanía activa y participativa, capaz de empoderarse de la soberanía del poder popular, interviniendo directamente, a través de sus propuestas  y acciones, en la elaboración de planes estratégicos de administración y gestión pública,  donde los candidatos sean producto de colectivos organizados desde las bases sociales, y no designados a dedo por quienes hacen de su liderazgo una especie de caciquismo, que les permite explotar sus limitadas cuotas de poder imponiendo su ego y su visión, destruyendo embrionarias formas de organización política comunitaria.

Organismos como el Concejo de Participación Ciudadana y el Concejo Nacional Electoral, deberían de preocuparse por formar ciudadanos activos, críticos y  participantes, a través de espacios diseñados para el efecto, no adeptos políticos, incondicionales y sumisos como en muchos casos se observa, es el producto de las llamadas escuelas de formación política.


Fredy Torres A.
Piñas, febrero 17 del 2014.
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