Cuervos y buitres

Cuervos y buitres

Emir Sader

ALAI AMLATINA, 04/10/2011.- Notaron que hay gente, que se dice de izquierda, ¿pero que solo aparece para criticar a gente de izquierda? Nunca contra la derecha, lo que sea que esta haga. Son especialistas en lanzar gasolina en cualquier fueguito dentro de la izquierda.

Nunca reconocen victorias, conquistas, avances. Son solo preanuncios de derrotas, traiciones, giros a la derecha –cuya culpa será siempre denunciada como responsabilidad de la izquierda. Adoran las derrotas, cuánto mayor, mejor, porque la culpa es de los otros, no importa que el pueblo sea quién pague el precio.

Son excelentes para hacer balances de derrotas, pero nunca saben proponer alternativas y nunca consiguen dirigir proceso alguno. Son siempre críticos. Especies de buitres, especialistas en carroña. Cuervos, que auguran siempre catástrofes.

No da para tener respeto por alguien que se dice de izquierda, pero no está en todas las paradas de la lucha contra la derecha. Ahí se quedan quietos, acechando para atacar a la izquierda, sea porque no es suficientemente radical, sea porque no derrotó de forma radical y definitiva a la derecha. Ellos mismos, no son capaces de afectar el poder de la derecha, ni están centralmente preocupados con eso, les importa sobre todo las “traiciones” de la izquierda.

En una circunstancia grave como la de Bolivia actualmente, por ejemplo, lanzan hacia afuera el rencor a Evo Morales y su liderazgo, como antes tuvieron esa actitud contra Lula en el Brasil. Todos “traicionaron”, incluidos Hugo Chávez, Rafael Correa, Pepe Mujica, los Kirchner, Fernando Lugo, Mauricio Funes, solo ellos son puros. Solo que el pueblo no cree eso, de forma que esa gente nunca consigue formar movimientos populares con fuerte participación del pueblo, no dirigen ningún proceso, no consiguen citar un caso en que sus ideas condujeron a victorias y avances.

No elogian la reforma agraria, la nacionalización de las minas, la Asamblea Constituyente puestas en práctica por Evo. No apoyan las medidas de política externa soberana del Brasil, en el reconocimiento de la Palestina, en la mediación de Irán, en el apoyo a Cuba. Solo denuncias, porque su universo no es la lucha general del pueblo, sino el universo circunscrito de la izquierda. No impulsan luchas de masas, solo lucha ideológica. No construyen fuerza política para que la izquierda avance, siempre tratan de dividir.

Los conflictos en la izquierda, en el campo popular, tienen que ser discutidos y tratados como conflictos entre tendencias de izquierda, más moderadas o más radicales, sin descalificaciones que señalen a los otros como fuera del campo de la izquierda. Esta actitud es el primer paso que lleva a asimilar otras tendencias de la izquierda a la derecha y asumir equidistancia en relación a ellas.

En una situación de crisis como la de Bolivia actualmente, todo lo que podemos desear es que se llegue a un acuerdo político entre el gobierno y sectores del movimiento indígena que están en enfrentamiento abierto. Ni el gobierno es derechista, ni los movimientos indígenas hacen el juego de la derecha. Es en ese marco que debemos anhelar que sean enfrentados los conflictos.

Como en Brasil, se debe criticar al gobierno y al PT en lo que se diverge, y apoyar en los puntos comunes. Hacer frente único en lo que hay de común, comenzando por la lucha contra la derecha. Y criticar aquello en que hay divergencias. Considerando que son diferencias en el campo de la izquierda, no es posible la equidistancia entre el gobierno y la oposición, el PT y la derecha. (Traducción ALAI)

- Emir Sader, sociólogo y cientista brasileño, es secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).



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LATINOAMERICA

CANCIÓN DE CALLE TRECE LATINOAMERICA

EXCELENTE




CALLE TRECE




Soy, soy lo que dejaron

Soy toda la sobra de lo que se robaron

un pueblo escondido en la cima

mi piel es de cuero

por eso aguanta cualquier clima.

Soy una fábrica de humo

mano de obra campesina para tu consumo

frente de frío en el medio del verano

el amor en los tiempos del cólera, mi hermano.

El sol que nace y el día que muere

con los mejores atardeceres

soy el desarrollo en carne viva

un discurso político sin saliva.

Las caras mas bonitas que he conocido

soy la fotografía de un desaparecido

la sangre dentro de tus venas

soy un pedazo de tierra que vale la pena.

Una canasta con frijoles

soy Maradona contra Inglaterra

anotándote dos goles

soy lo que sostiene mi bandera

la espina dorsal del planeta es mi cordillera.

Soy lo que me enseñó mi padre

el que no quiere a su patria

no quiere a su madre

soy América Latina

un pueblo sin piernas pero que camina.

Tú no puedes comprar el viento,

tú no puedes comprar el sol

tú no puedes comprar la lluvia,

tú no puedes comprar el calor

tú no puedes comprar las nubes,

tú no puedes comprar los colores

tú no puedes comprar mi alegría,

tú no puedes comprar mis dolores.

Tengo los lagos, tengo los ríos

tengo mis dientes pa cuando me sonrío

La nieve que maquilla mis montañas

Tengo el sol que me seca y la lluvia que me baña.

Un desierto embriagado con peyote

Un trago de pulque para cantar con los coyotes

Todo lo que necesito

Tengo a mis pulmones respirando azul clarito.

La altura que sofoca

Soy las muelas de mi boca mascando coca

El otoño con sus hojas desmayadas

los versos escritos bajo la noche estrellada.

Una viña repleta de uvas

Un cañaveral bajo el sol en Cuba

Soy el mar Caribe que vigila las casitas

Haciendo rituales de agua bendita.

El viento que peina mi cabello

Soy todos los santos que cuelgan de mi cuello

El jugo de mi lucha no es artificial

Por que el abono de mi tierra es natural.

CORO

Tú no puedes comprar el viento,

tú no puedes comprar el sol

tú no puedes comprar la lluvia,

tú no puedes comprar el calor

tú no puedes comprar las nubes,

tú no puedes comprar los colores

tú no puedes comprar mi alegría,

tú no puedes comprar mis dolores.

Você não pode comprar o vento

Você não pode comprar o sol

Você não pode comprar chuva

Você não pode comprar o calor

Você não pode comprar as nuvens

Você não pode comprar as cores

Você não pode comprar minha felicidade

Você não pode comprar minha tristeza.

Tú no puedes comprar al sol.

Tú no puedes comprar la lluvia.

(Vamos dibujando el camino,

vamos caminando)

No puedes comprar mi vida.

Mi tierra no se vende.

Trabajo bruto pero con orgullo

aquí se comparte, lo mío es tuyo

este pueblo no se ahoga con marullos

y si se derrumba, yo lo reconstruyo.

Tampoco pestañeo cuando te miro

Para que te recuerdes de mi apellido

La operación cóndor invadiendo mi nido

perdono pero nunca olvido.

Vamos caminando

Aquí se respira lucha

Vamos caminando

Yo canto porque se escucha.

Vamos dibujando el camino

Estamos de pie

vamos caminando

Aquí estamos de pie.

Tomado de Radialistas.net.





NUESTRAS RAÍCES



NUESTRAS RAÍCES

Es necesidad imprescindible, reconocer nuestras raíces, identificarnos como lo que somos, sentirnos orgullosos de nuestra tierra, nuestra sangre, nuestra cultura, lenguaje, dialecto, y características peculiares del pequeño espacio en que nacimos  y construimos nuestro ser vital.
Lo dicho no implica  coartar el legitimo  derecho a crecer, y desarrollarnos de acuerdos a nuestras expectativas, implica sí, analizar críticamente prioridades, beneficios y perdidas en el proceso de transformación.
Muchas veces por seguir una fantasía o un sueño, inculcado desde arriba, desde el artificio omnipotente de la publicidad del sistema, terminamos siendo víctimas de la levedad del ser, sumidos en la angustia existencial, de tenerlo todo y sentirnos vacíos a la vez, con una sed insaciable  que buscamos colmarla con mayor consumo  y despilfarro, vacío que para Carlos Yung, proviene de la pérdida de identidad, provocado por la negación de nuestras raices, es simplemente vivir una vida  que solo produce dinero, bienes materiales y efímeras satisfacciones, como las del niño que adquiere un juguete nuevo; pero nada más, es vivir una vida ajena, distante  de nuestros sueños y anhelos profundos, es vivir haciendo cosas que no nos satisfacen, hacer lo que otros  necesitan que hagamos,  según sus  mezquinos intereses, situación que al final solo generará  un enorme vacío  producto de la distancia entre nuestro ser interior  e intimo y aquello que el capital  quiere que hagamos; vamos  tras la dorada fantasía  del tener más, consumir más, gritar más, ordenar más, solo porque puedo pagar más; incluyendo en esta descabellada carrera, maltratos, humillaciones, ausencias; para al final, luego de alcanzado tal despropósito (léase  “éxito”, según el argot del sistema)  concluir, que en realidad, no valía,  las penas, los maltratos, las angustias, las vidas destruidas en el camino, porque hoy, tenemos mucho, pero también una angustia aún mayor, un vació que no lo llena nuestra gran casa, el carro, los electrodomésticos de última generación, la ropa elegante, las cuentas de banco, y ni aún todos los nuevos  juguetes que podamos adquirir, ni la impertinencia con que actuamos frente a los  que algo necesitan de nosotros.
Quizá en la precipitada carrera hacia el éxito que nos pintó el sistema, nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestras raíces, a quienes nos dieron la mano para nuestros primeros pinitos, a aquellos con quienes exploramos juntos este mundo por primera vez, nuestros amigos de los primeros años de vida.
Es hora de frenar esta vertiginosa autodestrucción  y redireccionar nuestros pasos  hacia algo más profundo que  el trivial concepto de éxito capitalista, que se limita al absurdo axioma  a más capacidad de  consumo, mayor poder.
Terminas tu vida luchando denodadamente por ubicarte en un mejor lugar del engranaje del molino cruel del sistema, sin saber quizá que luego serás expulsado por el otro extremo del molino, solo que convertido en bagazo, nada más.

Fredy Torres  A.

Septiembre 9 del 2011.

EL 11 DE SEPTIEMBRE EN LA MEMORIA DEL PUEBLO ESTADOUNIDENSE


EL 11 DE SEPTIEMBRE EN LA MEMORIA DEL PUEBLO ESTADOUNIDENSE
A UNA DÉCADA DE DISTANCIA DEL DERRUMBE DE LAS TORRES GEMELAS

Alejandro Torres Rivera

ALAI AMLATINA, 07/09/2011.- El 11 de septiembre de 2011 marca, en nuestra historia hemisférica, el recuerdo de dos grandes sucesos. El primero de ellos ocurrió en el año 1973. Bajo el manto encubierto de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y en confabulación con las fuerzas armadas de Chile y los sectores empresariales empeñados en implantar el modelo neoliberal impulsado por la llamada “Escuela de Chicago bajo la inspiración de Milton Friedman”, un Golpe de Estado derrocó al gobierno constitucional de Salvador Allende. La secuela del Golpe dejó miles de chilenos asesinados, torturados, desaparecidos y exiliados, mientras el gobierno militar se encargó de desmontar el conjunto de reformas económicas y políticas impulsadas por el Gobierno de la Unidad Popular.
El segundo de ellos ocurrió hace exactamente una década cuando, conforme a la información oficial divulgada por las autoridades estadounidenses, aviones comerciales repletos de combustible y convertidos por sus secuestradores en misiles letales, impactaron las llamadas Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York y el edificio del Pentágono en Washington; mientras en un tercer incidente, ocurrido sobre el espacio aéreo de Pensilvania, otro avión se precipitaba a tierra muriendo todos sus ocupantes.
Bajo el primer suceso, se instaura en Chile un régimen de terror, encabezado por una dictadura militar, que se prolongaría por más de una década con efectos desastrosos al interior del país. Los sucesos acaecidos en Estados Unidos, por su parte, llevaron a desatar lo que ha venido a llamarse por sus gobernantes como la “Guerra contra el Terrorismo”, guerra que ha vendría a librase, según indicara el Presidente George W. Bush, en todos los frentes de batalla: militar, inteligencia, acciones de cumplimiento de ley y el frente diplomático.
Cuando aún no se conocía la identidad de las personas responsables por los sucesos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, al día siguiente, la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1368. En ella exhortó a la comunidad internacional a colaborar con urgencia para someter a la justicia a los autores, patrocinadores y organizadores de dichos atentados. La Resolución convocaba a la comunidad internacional a prevenir y rechazar los actos de terrorismo y tomar aquellas medidas necesarias para responder y combatir el mismo.
Con el aval de la Resolución 1368 de la ONU, el día 14 de septiembre de 2001, el Presidente George W. Bush inició la promulgación de varias Ordenes Ejecutivas dirigidas a preparar las condiciones para Estados Unidos responder a la llamada amenaza a su seguridad. Así las cosas, se creó una “Oficina de Seguridad” y un “Concilio de Seguridad”, ambas adscritas a la Oficina del Presidente. La tarea asignada a estas instancias fue el desarrollo y coordinación de la estrategia nacional de seguridad de Estados Unidos contra el terrorismo. Otra Resolución de las Naciones Unidas, la número 1373 de 28 de septiembre de ese año, legitimó el uso de la fuerza por parte de los Estados miembros a través de todos los medios necesarios, según la Carta de la ONU, para enfrentar las amenazas a la paz y seguridad internacionales. La Resolución instó a los Estados a actuar con urgencia y tomar aquellas medidas necesarias para combatir el terrorismo.
En el plano doméstico, el conjunto de Órdenes Ejecutivas fue a su vez acompañado por acción congresional. El 26 de octubre de 2001, el Congreso de Estados Unidos aprobó lo que se conoce como “Ley USA PATRIOT”. Tal nombre es un acrónimo que en inglés significa “Uniting and Stregthening America Providing Appropiate Tools Required to Intercept and Obstruct Terrorism”, (Unir y Fortalecer América al Proporcionar las Herramientas necesarias para Interceptar y Obstruir el Terrorismo). A juicio del gobierno estadounidense, esta Ley crearía el marco necesario para atender las nuevas amenazas a la seguridad estadounidense. Su contraparte, también aprobada por el Congreso, fue la “Foreign Intelligence Surveillance Act”. Mediante esta última, se autorizó el espionaje en Estados Unidos de sus propios residentes y ciudadanos por parte de las agencias de inteligencia utilizadas por este país para la vigilancia extranjera.
En su origen la Ley PATRIOT planteó cientos de cambios o modificaciones en múltiples y diferentes leyes entonces vigentes en Estados Unidos. Así también, la Ley formula nuevos elementos limitativos del ejercicio de los derechos constitucionales no contemplados hasta entonces para ciudadanos estadounidenses. Algunas de las enmiendas formuladas fueron adoptadas sujetas a un término de vigencia limitada (“sunset clauses”), es decir, ya en la redacción de la enmienda estaba consignada la fecha en que los cambios introducidos perderían vigencia, restituyendo así el anterior estado de derecho expirado el plazo prescrito. A pesar de lo anterior, sin embargo, estando muchas de estas enmiendas ya próximas a la fecha de expiración, el Congreso de Estados Unidos extendió las mismas por periodos de tiempo adicionales, definidos o indefinidos. Como resultado, cambios que en un principio respondieron temporalmente a ciertas circunstancias, eventualmente pasaron a ser permanentes en la vida del pueblo estadounidense.
Así ocurrió cuando se aprobó en 2003 la llamada “Domestic Enhancement Act”, también conocida como la Ley PATRIOT II; con la Ley de Seguridad Interna de 2001, al ser creado el Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos (“Homeland Security Department”); con la “Intelligence Reform and Terrorism Prevention Act”, de 2004; con la “Patriot Improvement and Authorization Act” de 2005; o con la más reciente extensión, ocurrida el pasado 26 de mayo de 2011, cuando se amplió por cuatro años adicionales el término permitido para que las autoridades escuchen, sin sujeción a las restricciones existentes previo al 11 de septiembre de 2001, llamadas telefónicas; la realización de investigaciones en negocios mediante órdenes judiciales; y la vigilancia de ciudadanos extranjeros que podrían estar participando en la planificación de ataques terroristas dentro de Estados Unidos.
Durante los pasados años también se han presentado en el Congreso de Estados Unidos múltiples proyectos de ley bajo la premisa de atacar el terrorismo internacional o doméstico. Entre ellas se encuentran medidas que han pretendido la reactivación de algunas modalidades de Servicio Militar Obligatorio; o medidas como la contemplada en el H. R. 1955 (“Violent Radicalization and Homegrown Terrorism Prevention Act”) de 2007, donde ya no se plantea atacar el terrorismo en sus etapas de planificación y ejecución, sino ampliar las facultades de espionaje de los organismos de seguridad de Estados Unidos contra agrupaciones legales donde se pudiera entender que elementos radicales o potencialmente susceptibles a vincularse con actividades terroristas, pudieran esconderse o cobijarse. Así las cosas, organizaciones tales como grupos comunitarios, ambientalistas, políticos, educativos, defensores de los derechos civiles o sociales de los inmigrantes, por sólo mencionar algunos, que pudieran servir de guarida para activistas propensos a actividades catalogadas por las agencias de seguridad como terroristas, podrían ser objeto de penetración y control por tales agencias de seguridad, independientemente no se estableciera vínculo alguno con una actividad ilegal. Se trata de una variante legalizada de los operativos de COINTELPRO (“Counter Intelligence Program”) de la década de los sesenta y setenta del siglo pasado, utilizados en Puerto Rico contra el independentismo y en Estados Unidos contra organizaciones progresistas y revolucionarias.
Los efectos en los pasados años de este conjunto de medidas adoptadas por el gobierno de Estados Unidos, ha colocado a sus propios ciudadanos en la mirilla de lo que antes su propio gobierno denunciaba en otras regiones del planeta como prácticas típicas de regímenes totalitarios o represivos. Cada día la sociedad estadounidense vive más insegura, mientras hipoteca al gobierno sus derechos en aras de una supuesta seguridad que no existe.
Otra de las consecuencias habidas para la sociedad estadounidense en la pasada década ha sido la que ha involucrado a Estados Unidos posiblemente en la guerra más larga que ha tenido que librar dicho país en su historia, la llamada guerra contra el terrorismo. Esta guerra no deja de cobrar vidas de ciudadanos estadounidenses en operaciones militares en decenas de países del Medio Oriente, África y Asia. Denominadas como “Operation Iraqi Freedom”, “Operation New Dawn” y “Operation Enduring Freedom”, tales intervenciones militares le han costado a Estados Unidos más de cincuenta y un mil bajas, incluyendo muertos y heridos.
A pesar de que en la pasada década se han incrementado las medidas de seguridad en el país, rayando en la supresión de derechos y conquistas democráticas de las cuales como indicamos, se ufanaba el ciudadano estadounidense promedio frente a sus vecinos del Sur, la realidad es que hoy Estados Unidos es más inseguro que nunca antes.
Los miles de millones de dólares invertidos en tecnologías, medidas de represión, diseño de leyes más restrictivas al ejercicio de los derechos ciudadanos establecidos en las primera diez enmiendas de su Constitución, el uso de nuevos y más sofisticados recursos de vigilancia, la construcción de muros en sus fronteras para el control del acceso de extranjeros en su territorio y el desarrollo de acuerdos de colaboración con organismos de seguridad de otros países, por solo mencionar algunas medidas, en nada han servido para el que ciudadano promedio confíe más en su gobierno o se sienta protegido por él. Mientras tanto, la polarización en el país continúa en aumento entre los sectores liberales y aquellos que demandan un Estado más fuerte, aún a costa de la supresión de las libertades individuales uniformes para todos los ciudadanos.
Esa derecha conservadora es la que va ganando espacio en el debate político cotidiano en Estados Unidos. Los avances ideológicos del llamado conservadurismo estadounidense, hoy galopante bajo el nombre del movimiento del “Tea Party”, va absorbiendo en su seno a los viejos profetas del “Ku Klux Klan”, de los movimientos de supremacía blanca en Estados Unidos y los detractores del federalismo en su afán de articular un claro programa de corte reaccionario y derechista en Estados Unidos. Estos, en conjunto con una visión dirigida al desmantelamiento del Estado Benefactor que privilegia en la intervención del Estado en los procesos económicos, es la misma que lanzaría a la desesperanza a amplias capas de la población en Estados Unidos y afianzaría cada vez más, el apoderamiento a todas luces evidente del complejo industrial-militar en la conducción de la política estadounidense. A lo anterior puede sumarse un ultra conservadurismo religioso anti musulmán, que promueve el odio hacia aquellos que profesan su fe teniendo como base el Corán.
Estados Unidos vive hoy una realidad distinta a aquella que existía a la altura de septiembre de 2001 cuando los atentados contra las Torres Gemelas. Hoy día en Estados Unidos prevalece una situación de crisis económica severa donde el potencial de desarrollo de las luchas y protestas sociales, tienen la capacidad de sumarle un ingrediente adicional a cualquier amenaza externa en respuesta a sus políticas intervencionistas e imperiales a escala mundial.
La coincidencia de estos factores propende al fortalecimiento del aparato represivo del Estado y la limitación de las libertades a su propia población. Bajo tales circunstancias, el avance en un discurso que promueva el miedo, la inseguridad, el odio religioso y el racismo, no son sino la incubadora de un llamado hacia una mayor restricción de derechos ciudadanos en Estados Unidos que posibilitarían llegar a límites que quizás hoy todavía nos resulten difíciles de asimilar. Por eso se ha dicho que a la larga el fascismo, en alguna de sus modalidades, puede imponerse por la extrema derecha en este país como solución a la crisis económica, política y social en Estados Unidos. Ante un escenario así, el único antídoto es la lucha organizada del pueblo en la defensa de sus libertades.
La experiencia de la pasada década, vista en retrospectiva luego de los sucesos del 11 de septiembre en Estados Unidos, nos permite pasar un balance sobre la vigencia de tales libertades civiles en este país y como parte del mismo, entender no solo cuánto se ha perdido en la vigencia de lo que se consideran son derechos y garantías individuales de los ciudadanos bajo la Constitución de Estados Unidos, sino configurar una idea de cuántos derechos o libertades adicionales podrían perderse si permanecemos apacibles, como meros observadores de la historia y no como constructores de la misma.
La relación de subordinación política de Puerto Rico a Estados Unidos guarda estrecha relación con la vigencia de lo que consideramos son los derechos y libertades de los puertorriqueños(as). Cuanto hoy hagamos y continuemos haciendo en defensa de los mismos, será la garantía del país al que aspiramos en el futuro.
- Alejandro Torres Rivera es profesor en el Instituto de Relaciones del Trabajo de la Universidad de Puerto Rico.
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Colocado por Fredy 
08/09/2011









DE ESCÉPTICOS A CÍNICOS


DE ESCÉPTICOS A CÍNICOS
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Emir Sader

ALAI AMLATINA, 30/08/2011.- El escepticismo parece un buen refugio en tiempos en que ya se decretó el fin de las utopías, el fin del socialismo e incluso el fin de la historia. Es más cómodo decir que no se cree en nada, que todo es igual, que nada merece la pena. El socialismo habría devenido en tiranía, la política en corrupción, los ideales en intereses. La naturaleza humana sería esencialmente mala: egoísta, violenta, propensa a la corrupción.

En ese escenario, solo restaría no creer en nada, por lo que es indispensable descalificar todo, adherir a cambalache: nada es mejor, todo es igual. Ejercer el escepticismo significa tratar de afirmar que ninguna alternativa es posible, ninguna tiene credibilidad. Unas son pésimas, otras imposibles. Algunos medios, como ya fue dicho, son máquinas de destruir reputaciones. Porque si alguien es respetable, si alguna alternativa demuestra que puede conquistar apoyos y protagonizar procesos de mejoría efectiva de la realidad, el escepticismo no se justificaría.

En realidad el escepticismo se revela, rápidamente, en la realidad, ser un cinismo, tanto el uno como el otro, una justificación para la inercia, para dejar que todo continúe como está. Aún más que el escepticismo-cinismo está al servicio de los poderes dominantes, que acostumbran emplear esos otavinhos (1) dándoles espacio y empleo.

Su discurso es que el mundo está cada vez peor, al borde de la catástrofe ecológica -todo se desmorona- y otros cataclismos. Promueven esa visión pesimista, incitan al escepticismo y a sumarse a la inercia, que permite que los poderosos sigan dominando, los explotadores sigan explotando, los engañadores –como ellos– sigan engañando.

Por más que digan que todo está peor, que el siglo pasado fue un horror –como si el mundo estuviera mejor en el siglo XIX-, que nada merece la pena, no pueden analizar la realidad en concreto. Para no ir más lejos, basta contemplar América Latina, tema sobre el cual la ignorancia de esa gente es especialmente acentuada. Imposible no considerar que el siglo XX fue el más importante de su historia, el primero en que la región comenzó a ser protagonista de su historia. De economías agro exportadoras, se avanzó a economías industrializadas en varios países, a la urbanización, a la construcción de sistemas públicos de educación y de salud, al desarrollo del movimiento obrero y de los derechos de los trabajadores.

Pero bastaría concentrarnos en el periodo reciente, en el mundo actual, para darnos cuenta de que las sociedades latinoamericanas –el continente más desigual del mundo– o por lo menos la mayoría de ellas, avanzaron mucho en la superación de las desigualdades y de la miseria. Aún más en contraste con los países del centro del capitalismo, referencia central para los escéptico-cínicos, que giran en falso en torno a políticas que América Latina ya superó.

Las poblaciones de Venezuela, Bolivia, Ecuador, están viviendo mejor que antes de los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. La Argentina de los Kirchner está mejor que la de Menem. El Brasil de Lula y de Dilma está mejor que el de Fernando Henrique Cardoso.

Pero el escepticismo-cinismo desconoce la realidad concreta, no conoce la historia. Es pura ideología, estado de ánimo, que da cabida a los poderosos, partido que escogieron, al optar por dejar el mundo como está. Trata de difundir sentimientos de angustia frente a los problemas del mundo, pero es solo un cebo para transmitir mejor su compromiso para que el mundo no cambie, continúe igual. Incluso porque la vida está bien buena para ellos que comen de la mano de los ricos y poderosos.

Ser optimista no es desconocer los graves problemas de todo orden que vive el mundo, no porque la naturaleza humana sea mala por esencia, sino porque vivimos en un sistema centrado en el lucro y no en las necesidades humanas: el capitalismo, en su fase neoliberal. Desconocer las raíces históricas de los problemas, no comprender que es un sistema construido históricamente y que, por lo tanto, puede ser desconstruido, que tuvo un comienzo, tiene un punto medio y puede tener un final. Que la historia humana es siempre un proceso abierto a alternativas y que triunfan aquellas que logran superar ese escepticismo-cinismo que lleva agua a su molino para dejar todo como está, apuntando a la acción consciente, organizada, solidaria de los hombres y mujeres concretamente existentes. (Traducción ALAI)

- Emir Sader, sociólogo y cientista brasileño, es secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

(1) (NDLT) En Brasil, personajes típicos del neoliberalismo, que promueven el desencanto de la izquierda para intentar imponer la idea del tango Cambalache: Nada es mejor, nada todo es igual.

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Fredy Torres
30/12/2011

DESIGUALDAD SOCIAL Y REPARTO INJUSTO


DESIGUALDAD SOCIAL Y REPARTO INJUSTO

Frei Betto


ALAI AM LATINA, 21/02/2011.- Entre los 15 países más desiguales del
mundo, 10 se encuentran en América Latina y el Caribe. Atención: no
confundir desigualdad con pobreza. La desigualdad procede de la
distribución desproporcionada de la riqueza entre la población. El más
desigual es Bolivia, seguido de Islas Comoras, Madagascar, Sudáfrica,
Haití, Tailandia, Brasil (7° lugar), Ecuador, Uganda, Colombia,
Paraguay, Honduras, Panamá, Chile y Guatemala. La ONU reconoce que en
los últimos años ha habido una reducción de la desigualdad en el Brasil.
En nuestro continente los países con menor desigualdad social son Costa
Rica, Argentina, Venezuela y Uruguay.
En América Latina la riqueza está demasiado concentrada en manos de una
minoría de la población, los más ricos. Se citan como causas principales
la falta de acceso de la población a los servicios básicos, como
transporte y salud; los bajos salarios; la estructura fiscal injusta
(los más pobres pagan, proporcionalmente, más impuestos que los más
ricos); y la precariedad del sistema educativo.
En el Brasil el nivel de escolaridad de los padres influye en un 55%
sobre el nivel educativo que alcanzarán los hijos. En una casa sin
libros, por ejemplo, el hábito de lectura de los hijos tiende a ser
inferior al de la familia que tiene biblioteca.
En América Latina la desigualdad se ve agravada por las discriminaciones
racial y sexual. Las mujeres negras e indígenas son, por lo general, más
pobres. El número de personas obligadas a sobrevivir con menos de un
dólar por día es dos veces mayor entre la población indígena y negra,
comparada con la blanca. Y las mujeres reciben menor salario que los
hombres desempeñando el mismo tipo de trabajo, además de que trabajan
más horas y se dedican más a la economía informal.
Gracias a la llegada de gobiernos democráticos populares, en los últimos
años el gasto público con políticas sociales alcanzó, en general, un 5%
del PIB de los 18 países del continente. Del 2001 al 2007 el gasto
social por habitante aumentó un 30%.
Hoy en el Brasil un 20% de las entradas de las familias proviene de
programas de transferencia de dinero del poder público, como
jubilaciones, Bolsa Familia y asistencia social. Según el IPEA, en 1988
esas transferencias representaban el 8.1% de la entrada familiar per
capita. De ahí para acá, gracias a los programas sociales del gobierno,
21.8 millones de personas salieron de la pobreza extrema.
Esa política de transferencia de dinero ha compensado las pérdidas
sufridas por la población en las décadas de 1980-1990, cuando los
salarios se vieron deteriorados por la inflación y el desempleo. En 1978
apenas un 8.3% de las familias brasileñas recibían recursos
gubernamentales; en el 2008 el índice subió hasta el 58.3%.
La transferencia de recursos del gobierno a la población no se da sólo
en los estados más pobres. El de Rio de Janeiro ocupa el cuarto lugar
entre los beneficiarios (25.5% de las familias), precedido por el Piauí
(31.2%), Paraíba (27.5%) y Pernambuco (25.7%). Lo cual se explica por el
hecho de que el estado fluminense alberga un gran número de ancianos,
superior a la media nacional, que dependen de jubilaciones pagadas por
el erario público.
Hoy día en todo el Brasil 82 millones de personas reciben pensiones del
poder público. Aparentemente, el Brasil es una auténtica madre para los
jubilados. Sólo en apariencia. La Encuesta de Presupuestos Familiares
del IBGE demuestra que, para los servidores públicos más ricos (con una
entrada mensual superior a los US$ 5,000), las pensiones representa un
9% de sus entradas mensuales. Mientras que para las familias más pobres
(con entradas de hasta US$ 450), el porcentaje de jubilaciones y
pensiones de la seguridad pública sólo alcanza el 0.9%.
En el caso del INSS las jubilaciones y las pensiones representan el
15.5% del total de familias que reciben cada mes hasta US$ 450; tres
veces más que el grupo de los más ricos (ganancias por arriba de US$
5,000), cuya participación es del 5%.
El problema del sistema previsional brasileño se encuentra en el pago a
los servidores públicos, especialmente de las áreas judicial,
legislativa y de las fuerzas armadas, cuyos militares de alta graduación
todavía siguen gozando del privilegio absurdo de poder transferir, como
herencia, el beneficio a las hijas solteras.
Para Marcelo Neri, del Centro de Políticas Sociales de la Fundación
Getulio Vargas, en el Brasil “el Estado esparce dinero a manos llenas. A
la hora de abrir la mano a los pobres, sólo reparte monedas; pero a la
hora de tocarles a los ricos, echa mano de billetes de cien. Es así una
especie de beca para las clases A y B, que tienen el 18.9% de sus
entradas procedentes de sus jubilaciones. El pobre necesitado debiera de
ser quien más recibiera del gobierno. Mediante el actual sistema
previsional promocionamos la desigualdad”.
La esperanza es que la presidenta Dilma promueva reformas estructurales,
incluida la de la previsión, exonerando al 80% de la población (los más
pobres) y gravando al 20% más rico, que concentra en sus manos cerca del
65% de la riqueza nacional. (Traducción de J.L.Burguet)
Frei Betto es escritor, autor de “Sobre la esperanza”, junto con Mario
Sergio Cortella, entre otros libros. 
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twitter:@freibetto.

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La Estrategia del Teatro Para inducir el Plan Ecuador

  La Estrategia del Teatro Para inducir el Plan Ecuador Imagen del articulo original En estos días cuando desde la presidencia de la republi...